/ lunes 22 de marzo de 2021

Sin medias tintas | “La” Wendy y las nuevas generaciones

«…y quítate todo lo que te vas a quitar porque te voy a agarrar a golpes»… Así comienza el video donde Wendy descarga todas sus frustraciones en el rostro de una jovencita. «Las nalgas’ bien grandes como Iris Chacón, la chocha no sé porque no la he visto, pero vamo’ pa’ la cama a clavarte en panty», y así la letra del ganador al mejor álbum de música del año.

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Mis 90 alumnos no habían revisado el video de su tarea pendiente pero todos habían visto ya el video de la agresión de Wendy y, por supuesto, todos habían escuchado ya esa canción.

Del video en cuestión se destacan los elementos que configuran el delito: la premeditación, porque quienes grabaron sabían lo que algo pasaría, aunque no tenían idea del daño posterior. Alevosía, porque la agredida no tuvo oportunidad de defenderse ante la agresión. Y ventaja, porque la superioridad física de la agresora era evidente.

De la canción, además de la evidente violencia verbal y apología del delito hacia las mujeres —no incluí otras más expresiones de la canción—, se destaca en la misma un inverosímil mensaje del cantante que dice: “orientando a las nuevas generaciones”.

¿Es en serio?, se preguntará usted. Pues sí.

Hasta donde sé no se presentó denuncia alguna por la agresión o lesiones en contra de Wendy, por lo que el ataque quedó impune. Y mucho menos se ha sabido de algún voto de censura contra la canción por parte de un grupo feminista en México, por lo que se sigue escuchando.

¿Cómo es que llegamos a esto?

Pues así… No busque culpables, eh. No hay responsables más que nosotros mismos. Por un lado mientras sigamos consumiendo y consintiendo esta clase de violencia, no habrá cambios sustantivos que nos permitan vivir realmente en comunidad.

Y por otra parte, mientras sigamos cimentando en arena los valores de nuestros niños y jóvenes, el tiempo terminará por destruirlos.

Somos lo que leemos y somos la música que escuchamos, porque un lenguaje pobre no permite la construcción de un buen razonamiento, y de la música que incita la violencia mejor ni hablamos.

¿Sabía usted que los dictadores de la historia siempre han obstaculizado el pensamiento? Nunca les ha convenido que la gente piense por sí misma o sea capaz de generar una crítica o una opinión bien informada.

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Hay que preocuparnos más por lo que leen, ven y escuchan nuestros hijos y sobre todo no justificarles la pereza bajo ninguna circunstancia. Cuando lo hacemos realmente los estamos dañando. Creemos que los ayudamos, pero construimos sobre el vacío. Esa, además del uso de la buena ortografía, sí conformarían realmente una buena orientación para las nuevas generaciones.

«…y quítate todo lo que te vas a quitar porque te voy a agarrar a golpes»… Así comienza el video donde Wendy descarga todas sus frustraciones en el rostro de una jovencita. «Las nalgas’ bien grandes como Iris Chacón, la chocha no sé porque no la he visto, pero vamo’ pa’ la cama a clavarte en panty», y así la letra del ganador al mejor álbum de música del año.

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Mis 90 alumnos no habían revisado el video de su tarea pendiente pero todos habían visto ya el video de la agresión de Wendy y, por supuesto, todos habían escuchado ya esa canción.

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De la canción, además de la evidente violencia verbal y apología del delito hacia las mujeres —no incluí otras más expresiones de la canción—, se destaca en la misma un inverosímil mensaje del cantante que dice: “orientando a las nuevas generaciones”.

¿Es en serio?, se preguntará usted. Pues sí.

Hasta donde sé no se presentó denuncia alguna por la agresión o lesiones en contra de Wendy, por lo que el ataque quedó impune. Y mucho menos se ha sabido de algún voto de censura contra la canción por parte de un grupo feminista en México, por lo que se sigue escuchando.

¿Cómo es que llegamos a esto?

Pues así… No busque culpables, eh. No hay responsables más que nosotros mismos. Por un lado mientras sigamos consumiendo y consintiendo esta clase de violencia, no habrá cambios sustantivos que nos permitan vivir realmente en comunidad.

Y por otra parte, mientras sigamos cimentando en arena los valores de nuestros niños y jóvenes, el tiempo terminará por destruirlos.

Somos lo que leemos y somos la música que escuchamos, porque un lenguaje pobre no permite la construcción de un buen razonamiento, y de la música que incita la violencia mejor ni hablamos.

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