/ martes 14 de julio de 2020

Tiempos y realidades | En medio de la tormenta

La opinión pública hermosillense se ha aprestado al combate en las redes sociales a raíz del suicidio de un hombre, presumiblemente, a causa de acusaciones de acoso que recibió en la plataforma me too. Sacar este tema a colación en una plática es prácticamente inevitable, como lo son las posturas extremas de estar a favor o en contra de las denunciantes o el denunciado.

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Sin embargo esta situación también da pie a la reflexión. Nadie duda que la plataforma me too sea un instrumento importante en la denuncia de la violencia de género, muy probablemente muchas de las mujeres que han denunciado a través de este medio no hubieran tenido otro medio de hacerlo, sin pasar por el calvario que implica una denuncia formal ante las autoridades.

Sin embargo, hacer una denuncia en redes sociales conlleva también riesgos de los que pocas veces estamos conscientes. Por ejemplo al exponer las situaciones de violencia, entramos en un torbellino que a veces se nos va de la mano y no me refiero, de ninguna manera, a que debamos asumir culpas que no nos corresponden, pero sí tenemos que tener consciencia que una vez hecha la denuncia las personas que la lean tomarán partido por alguno de las o los afectados, esto es inevitable, la sociedad está preparada para ver los acontecimientos en blanco y negro de ahí que los matices pasen desapercibidos y lo que debía ser una denuncia que abonara al combate de la violencia de género, se convierte en un combate entre adversarios que no ceden terreno, que están dispuestos a defender su postura a toda costa.

En el caso de la persona que se suicidó ¿quién es la víctima? No lo sé, todavía sigo tratando de entender una situación tan intrincada que tal vez nunca llegue a comprender, ya que trato de ver matices, de comprender a las unas y al otro. No me parece justo que las denunciantes deben cargar con el estigma de culpabilidad que les adjudican, suficiente tienen con haber sido violentadas, pero tampoco creo que a la familia del denunciado deba pedírseles que comprendan, están viviendo una tragedia y la comprensión, el razonamiento no tienen lugar en un ámbito donde priva el dolor de la pérdida inesperada.

No soy una persona que asuma posiciones extremas, prefiero la reflexión antes que repartir culpas. Intento comprender las situaciones en todos los ángulos que me sean posibles, por eso pienso que no debemos juzgar partiendo de la ira o la compasión.


La opinión pública hermosillense se ha aprestado al combate en las redes sociales a raíz del suicidio de un hombre, presumiblemente, a causa de acusaciones de acoso que recibió en la plataforma me too. Sacar este tema a colación en una plática es prácticamente inevitable, como lo son las posturas extremas de estar a favor o en contra de las denunciantes o el denunciado.

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Sin embargo esta situación también da pie a la reflexión. Nadie duda que la plataforma me too sea un instrumento importante en la denuncia de la violencia de género, muy probablemente muchas de las mujeres que han denunciado a través de este medio no hubieran tenido otro medio de hacerlo, sin pasar por el calvario que implica una denuncia formal ante las autoridades.

Sin embargo, hacer una denuncia en redes sociales conlleva también riesgos de los que pocas veces estamos conscientes. Por ejemplo al exponer las situaciones de violencia, entramos en un torbellino que a veces se nos va de la mano y no me refiero, de ninguna manera, a que debamos asumir culpas que no nos corresponden, pero sí tenemos que tener consciencia que una vez hecha la denuncia las personas que la lean tomarán partido por alguno de las o los afectados, esto es inevitable, la sociedad está preparada para ver los acontecimientos en blanco y negro de ahí que los matices pasen desapercibidos y lo que debía ser una denuncia que abonara al combate de la violencia de género, se convierte en un combate entre adversarios que no ceden terreno, que están dispuestos a defender su postura a toda costa.

En el caso de la persona que se suicidó ¿quién es la víctima? No lo sé, todavía sigo tratando de entender una situación tan intrincada que tal vez nunca llegue a comprender, ya que trato de ver matices, de comprender a las unas y al otro. No me parece justo que las denunciantes deben cargar con el estigma de culpabilidad que les adjudican, suficiente tienen con haber sido violentadas, pero tampoco creo que a la familia del denunciado deba pedírseles que comprendan, están viviendo una tragedia y la comprensión, el razonamiento no tienen lugar en un ámbito donde priva el dolor de la pérdida inesperada.

No soy una persona que asuma posiciones extremas, prefiero la reflexión antes que repartir culpas. Intento comprender las situaciones en todos los ángulos que me sean posibles, por eso pienso que no debemos juzgar partiendo de la ira o la compasión.