La pandemia nos ha privado de muchas cosas pero también nos permite percatarnos de situaciones o detalles que nos pasaban desapercibidos principalmente porque no suelen ser, de por sí, cosas en las que pongamos atención. Una de estas situaciones es el comportamiento infantil. No me refiero a si las niñas y los niños se portan bien o mal, sino a la percepción que ellos mismos tienen de la pandemia y de su propio desarrollo.
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Las y los adultos no solemos preguntarnos cómo entienden las niñas y los niños la pandemia, ¿qué entienden ellas y ellos por confinamiento?, ¿qué creen que es el Covid?, ¿cómo reciben la avalancha de información que los medios de comunicación vierten diariamente acerca de esta situación?
En mi caso tengo la oportunidad de darme cuenta de estos detalles. Es realmente impresionante como los niños han reinventado el juego. Ya no pueden compartir los sitios de juegos pero sí pueden acceder a un dispositivo inteligente y conectarse por videollamada para jugar y me refiero al juego con juguetes que cada uno muestra en pantalla: carritos descendiendo por una pista, figuras de acción interactuando a través de la pantalla, carreras que realizan mientras las madres los persiguen para mostrar a unos y otros al hijo e hija que corren por la casa escondiéndose, o compitiendo en carreras virtuales. A veces para desesperación de las madres estos juegos virtuales se prolongan una o dos horas, e igual que sucedía en los sitios de juegos, prácticamente los tienen que “despegar” de los dispositivos y poner fin al juego.
¿Cómo perciben los niños pequeños la pandemia? La perciben como una enfermedad que saben que es grave y que por eso deben quedarse en casa, la continua exposición a noticias hace que su percepción filtre aquello que consideran más impresionante y esto es sin duda la posibilidad de morir.
En los medios de comunicación las cifras de muertos se recalcan día a día, de tal forma que las y los niños, sobre todo los más pequeños, la ven como una posibilidad cercana, algo que puede suceder en cualquier momento y a cualquier persona. ¿Les causa miedo?, quizá, aunque me inclino a pensar que más que temor lo que pueden percibir es la incertidumbre, ¿quién está enfermo ahora?, ¿ahora quién se murió?, ¿se murió por Covid? Estas son preguntas que afloran a los labios de los niños, cuestionamientos que antes se oían poco. Niños y niñas perciben lo que está pasando, de nosotras/os depende que esa percepción no los aterrorice.
