/ martes 1 de septiembre de 2020

Tiempos y realidades | Los misterios de la historia

En la historia hay acontecimientos que permanecen en la penumbra y son percibidos como misterios. Los ejemplos emblemáticos de un misterio histórico es el destino de tres niños europeos, dos de cuales estaban destinados a ser monarcas de sus respectivos países, ellos son Eduardo y Luis. Eduardo estaba destinado a reinar en Inglaterra y Luis en Francia pero ninguno de los dos lo hizo. El otro niño que desapareció de la historia fue Ricardo, el hermano menor de Eduardo. ¿Qué pasó con estos príncipes?, a ciencia cierta no se sabe cuál fue su destino aunque la suposición general es que los tres fueron asesinados poco después de fallecidos sus padres, los primeros aparentemente por orden de su tío el rey Ricardo III y el otro, se dice, por orden de los líderes de la Revolución Francesa.

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Eduardo y Ricardo en 1483, cuando su padre murió, fueron encerrados en la torre de Londres. Aproximadamente tres siglos después Luis XVI de Francia y su familia fueron encerrados en la torre del temple en París. Una vez decapitado su padre, el príncipe Luis fue separado de su familia para llevarlo a vivir en otras habitaciones de la misma torre. Hasta aquí no hay ningún misterio. El problema empieza cuando, aparentemente de la nada, nadie volvió a ver a ninguno de los príncipes ni en su prisión ni en ninguna otra parte.

La respuesta obvia a estas desapariciones es que los tres niños fueron asesinados y sus restos sepultados en algún lugar cuyo nombre se perdió en los anales de la historia. Otra respuesta menos obvia es que los príncipes pudieron escapar de sus captores. ¿Cuál de ambas opciones es la verdadera? Nadie lo sabe con certeza y justo es esta incertidumbre la que hizo que años después de las desapariciones se presentaran jóvenes que afirmaron ser los príncipes desaparecidos. En aquellos tiempos la única forma de validar o desmentir sus afirmaciones era presentarlos ante personas que los hubieran conocido, en este caso, sus hermanas mayores las princesas Isabel de York para los ingleses y María Teresa para los franceses; sin embargo no se sabe si estas mujeres llegaron realmente a verlos, por consiguiente no sabemos si validaron su identidad o la desmintieron, de ahí que el destino de los príncipes de las torres persista hasta la actualidad, a pesar de las investigaciones que se han hecho, y se siguen haciendo, tratando desentrañar cuál fue su destino.


En la historia hay acontecimientos que permanecen en la penumbra y son percibidos como misterios. Los ejemplos emblemáticos de un misterio histórico es el destino de tres niños europeos, dos de cuales estaban destinados a ser monarcas de sus respectivos países, ellos son Eduardo y Luis. Eduardo estaba destinado a reinar en Inglaterra y Luis en Francia pero ninguno de los dos lo hizo. El otro niño que desapareció de la historia fue Ricardo, el hermano menor de Eduardo. ¿Qué pasó con estos príncipes?, a ciencia cierta no se sabe cuál fue su destino aunque la suposición general es que los tres fueron asesinados poco después de fallecidos sus padres, los primeros aparentemente por orden de su tío el rey Ricardo III y el otro, se dice, por orden de los líderes de la Revolución Francesa.

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Eduardo y Ricardo en 1483, cuando su padre murió, fueron encerrados en la torre de Londres. Aproximadamente tres siglos después Luis XVI de Francia y su familia fueron encerrados en la torre del temple en París. Una vez decapitado su padre, el príncipe Luis fue separado de su familia para llevarlo a vivir en otras habitaciones de la misma torre. Hasta aquí no hay ningún misterio. El problema empieza cuando, aparentemente de la nada, nadie volvió a ver a ninguno de los príncipes ni en su prisión ni en ninguna otra parte.

La respuesta obvia a estas desapariciones es que los tres niños fueron asesinados y sus restos sepultados en algún lugar cuyo nombre se perdió en los anales de la historia. Otra respuesta menos obvia es que los príncipes pudieron escapar de sus captores. ¿Cuál de ambas opciones es la verdadera? Nadie lo sabe con certeza y justo es esta incertidumbre la que hizo que años después de las desapariciones se presentaran jóvenes que afirmaron ser los príncipes desaparecidos. En aquellos tiempos la única forma de validar o desmentir sus afirmaciones era presentarlos ante personas que los hubieran conocido, en este caso, sus hermanas mayores las princesas Isabel de York para los ingleses y María Teresa para los franceses; sin embargo no se sabe si estas mujeres llegaron realmente a verlos, por consiguiente no sabemos si validaron su identidad o la desmintieron, de ahí que el destino de los príncipes de las torres persista hasta la actualidad, a pesar de las investigaciones que se han hecho, y se siguen haciendo, tratando desentrañar cuál fue su destino.