/ martes 1 de junio de 2021

Tiempos y realidades | Madres buscadoras

La mayoría de nosotros hemos sido testigos, de lejos o de cerca, de la labor que estas mujeres están llevando a cabo para recuperar los restos de sus hijas e hijos desaparecidos. Si bien en los medios de comunicación y las redes sociales se han difundido sus esfuerzos, los cuales han sido calificados como heroicos, meritorios, necesarios y cualquier otro tipo de elogios que enaltecen la labor de estas mujeres, lo cierto es que ellas no tendrían que estar haciendo esta labor, como tampoco las Madres y las Abuelas de la Plaza de Mayo en Argentina tendrían que estar buscando a los hijos, hijas y nietos que perdieron durante la última dictadura argentina.

¿A quién corresponde realizar la labor que estas madres echaron sobre sus hombros? Sin la menor duda se puede responder que esta tarea debe realizarla el gobierno, ya que es el que está a cargo de la seguridad de todas y todos los habitantes del país. Sin embargo, la actividad de búsqueda de restos no debería estar a cargo de nadie, de hecho, no debieron suceder los acontecimientos que llevaron a la muerte a las personas que estas madres están desenterrando.

La violencia que llevó a la muerte de todas estas personas es, al final, la culpable del llanto de las madres mexicanas que buscan los restos de sus hijas e hijos y de las madres y abuelas argentinas que siguen buscando a sus nietos e hijos después de más de treinta años de su desaparición. Pero ¿qué hacer para disminuir los índices de violencia? En las últimas semanas hemos escuchado muchas propuestas al respecto por parte de las y los candidatos a puestos públicos, ¿serán estos planteamientos realmente útiles? Eso lo veremos cuando sean implementados por quienes resulten ganadores en las próximas elecciones.

Sin embargo, no hay que olvidar que la violencia es un problema estructural que no se resuelve con medidas paliativas, sino que requiere de medidas de fondo que vayan a la raíz de la problemática. El desempleo, la drogadicción, la falta de atención a los migrantes que se quedan en las ciudades sonorenses, el rescate de las personas que viven en la indigencia es entre muchos otros factores, los que tienen que atenderse para que los índices de violencia realmente bajen.

Cuestión aparte son los feminicidios que aumentan cada día. El derecho de las mujeres a vivir una vida de violencia se ha quedado en letra muerta, a pesar de todas las promesas, foros, seminarios y legislación que se ha hecho con respecto al tema. En fin, la baja en los índices de violencia requiere acciones concretas, no promesas.

La mayoría de nosotros hemos sido testigos, de lejos o de cerca, de la labor que estas mujeres están llevando a cabo para recuperar los restos de sus hijas e hijos desaparecidos. Si bien en los medios de comunicación y las redes sociales se han difundido sus esfuerzos, los cuales han sido calificados como heroicos, meritorios, necesarios y cualquier otro tipo de elogios que enaltecen la labor de estas mujeres, lo cierto es que ellas no tendrían que estar haciendo esta labor, como tampoco las Madres y las Abuelas de la Plaza de Mayo en Argentina tendrían que estar buscando a los hijos, hijas y nietos que perdieron durante la última dictadura argentina.

¿A quién corresponde realizar la labor que estas madres echaron sobre sus hombros? Sin la menor duda se puede responder que esta tarea debe realizarla el gobierno, ya que es el que está a cargo de la seguridad de todas y todos los habitantes del país. Sin embargo, la actividad de búsqueda de restos no debería estar a cargo de nadie, de hecho, no debieron suceder los acontecimientos que llevaron a la muerte a las personas que estas madres están desenterrando.

La violencia que llevó a la muerte de todas estas personas es, al final, la culpable del llanto de las madres mexicanas que buscan los restos de sus hijas e hijos y de las madres y abuelas argentinas que siguen buscando a sus nietos e hijos después de más de treinta años de su desaparición. Pero ¿qué hacer para disminuir los índices de violencia? En las últimas semanas hemos escuchado muchas propuestas al respecto por parte de las y los candidatos a puestos públicos, ¿serán estos planteamientos realmente útiles? Eso lo veremos cuando sean implementados por quienes resulten ganadores en las próximas elecciones.

Sin embargo, no hay que olvidar que la violencia es un problema estructural que no se resuelve con medidas paliativas, sino que requiere de medidas de fondo que vayan a la raíz de la problemática. El desempleo, la drogadicción, la falta de atención a los migrantes que se quedan en las ciudades sonorenses, el rescate de las personas que viven en la indigencia es entre muchos otros factores, los que tienen que atenderse para que los índices de violencia realmente bajen.

Cuestión aparte son los feminicidios que aumentan cada día. El derecho de las mujeres a vivir una vida de violencia se ha quedado en letra muerta, a pesar de todas las promesas, foros, seminarios y legislación que se ha hecho con respecto al tema. En fin, la baja en los índices de violencia requiere acciones concretas, no promesas.