/ martes 31 de agosto de 2021

Un ciudadano pensó | El terror tomando decisiones por nosotros

Cuando nos permitimos ser presas del miedo irracional, la mente se nubla, la razón se pierde y las probabilidades de supervivencia simplemente desaparecen. Desde que tengo uso de razón (si es que alguna vez la tuve), mejor dicho, desde que recuerdo siempre se nos aconsejó no entrar en pánico en situaciones de emergencia. Esto lo comprobé personalmente en tres situaciones en las que, a mi parecer, yo iba a fallecer.

La primera fue cuando tendría alrededor de 10 años y que nadaba en la alberca del colegio en el que llevaba mis estudios de primaria. Había como 80 niños que nadábamos y jugábamos lanzándonos del trampolín, que, por cierto, tenía dos alturas, dos y medio metros en el primer nivel y cinco metros en el segundo nivel. Nos daba mucho miedo tirarnos clavados desde el segundo nivel, así que nos lanzábamos parados. Cuando caíamos en el agua, llegábamos hasta los cuatro metros de profundidad que tiene la mencionada piscina y tocábamos el fondo e inmediatamente después con las piernas nos impulsábamos para llegar rápido a la superficie.

En la última vez que me lancé desde los cinco metros (Dos pisos de altura) llegué hasta el fondo y quise impulsarme, pero un alambre amarrado de una alcantarilla de la alberca, se me enredó en el pie y detuvo de inmediato mi ascenso, el pánico invadió todo mi ser… Empecé a nadar con todas mis fuerzas para llegar a la superficie, pero mi pie seguía atrapado. Empezó a faltarme el aire, en eso recordé lo que en el drama de las películas le decían unos personajes a otros que mantuvieran la calma y siempre los que se dejaban llevar por el pánico eran los que morían. Fue entonces que logré calmarme, me agaché y con mi mano desenredé mi pie del alambre, era un simple lazo. La vista se me empezó a nublar casi llegando a la superficie… Nunca había aspirado tanto aire en mi vida. Nadie había notado mi situación, nadie se dio cuenta.

La segunda estaba en preparatoria y para no alargar este escrito, solo les diré que la garganta se me cerró y no podía aspirar oxigeno… Casi me desmayo. Igual que en la piscina, me calmé y aspiré muy lentamente el aire y la garganta se abrió y pude respirar.

La tercera ya adulto venía o iba de viaje de negocios y el avión entró en picada de una manera espantosa, todos los pasajeros empezaron a gritar, llorar y demás muestras de pánico. Yo no. Sabía que, si ese aeroplano tocaba tierra, nadie en ese vuelo sobreviviríamos. Los últimos minutos o segundos que me quedaban de vida en este mundo no quería pasarlos gritando o llorando. ¿De que serviría? De nada. No íbamos a levantar ese avión a llanto y gritos. Sentí mucho relajamiento, paz y me resigné. De pronto el avión empezó a recuperar el control y a dejar de caer hasta que se niveló… Ahora la cabina se llenaba de gritos de felicidad y regocijo. Por un momento (No sé cuánto duró, parecía horas). Y aquí sigo.

Comento estas experiencias porque en este momento, hay mucha gente que se está dejando llevar por el pánico y el terror de esa enfermedad, que, a muchos, no todos trae muy asustados. Olvidaron que dejarse llevar por el miedo, terminará llevándolos precisamente hacia lo que temen. Debemos calmarnos y no dejar que el miedo nos maneje. Porque ese miedo también nos está deshumanizando. Hay personas que piden que se obligue a otras personas a inyectarse la sustancia que se le nombra como V4CUN4, que se silencie y no permitan expresarse a quienes no estamos de acuerdo con esa acción. No podemos dejar de lado los derechos humanos de la libre expresión, el derecho a ser libre sobre todo y darle luz verde a los gobiernos para que puedan pasar sobre nuestros derechos.

Tomar decisiones basadas en la irracionalidad del miedo, les aseguro, es tomar las decisiones erróneas. Debemos respetar las decisiones de los demás y usar la razón. La enfermedad que preocupa a muchos, se ha llevado a 2 millones y medio de personas, entre ellas, a amigos cercanos y conocidos, jóvenes y viejos. Pero han sobrevivido a la misma, muchísimos más (el nivel de mortandad está situado según la OMS en 3%, es decir, sobrevive el 97%). El cáncer se lleva anualmente a 10 millones y medio de seres humanos y no están los gobiernos avocados para nada con la misma energía con la que se han abocado a esta enfermedad. La diabetes se lleva a 3 millones de personas al año y aumentando y solo hacen como que hacen.

No estoy negando la enfermedad, esta, existe y la estamos venciendo… Las C3P45 nuevas, por favor, todavía no tienen aislado en ningún país el V1RU5 ya saben que salieron nuevas C3P45 y saben que son resistentes a las V4CUN45, pero si con todo y V4CUN4 está falleciendo gente, antes de que salieran estas supuestas nuevas C3P45.

Lo que digo es que los argumentos de quienes dicen que estamos en peligro, no se sostienen por si solos y se contra dicen, además. Por lo que a mí me causa mucha sospecha y créanme, poco me importa que digan que soy conspiranoíco, solo tomen en cuenta otro pequeño detalle a considerar, los gobiernos del mundo, otorgaron inmunidad eterna a las compañías farmacéuticas que desarrollaron esas sustancias que quieren inyectarles a todas las personas del planeta, por los efectos secundarios negativos de dichas sustancias, para que nadie pueda demandarles o acusarles de nada. El contenido de las sustancias es TOPSECRET y nunca se probaron en laboratorios con animales, se están probando en las personas que han sido inoculadas. Por eso es que yo sospecho que está mal. Inocularme esa sustancia es el equivalente a jugar a la ruleta rusa, como puede irme bien, puede irme mal y aparte, permitiría que se metan a cambiar mi ADN. Nada es más invasivo que eso. Respeto a quienes decidieron inocularse y a quienes deseen hacerlo… Respeten a quienes decidimos no hacerlo.

Por cierto, para aquellos que me quieran decir que no he perdido a nadie, si los perdí y también les digo que un buen amigo, perfectamente sano, se inoculó la sustancia esa y falleció a los tres días, mientras una amiga entró en coma a los 45 minutos de inocularse en Estados Unidos, después de casi dos meses ya volvió, pero no la contábamos. Mi padre y mi hermano se inocularon y no les pasó nada, están perfectamente, como dije, esto es una ruleta rusa y yo…

No juego a eso.

Cuando nos permitimos ser presas del miedo irracional, la mente se nubla, la razón se pierde y las probabilidades de supervivencia simplemente desaparecen. Desde que tengo uso de razón (si es que alguna vez la tuve), mejor dicho, desde que recuerdo siempre se nos aconsejó no entrar en pánico en situaciones de emergencia. Esto lo comprobé personalmente en tres situaciones en las que, a mi parecer, yo iba a fallecer.

La primera fue cuando tendría alrededor de 10 años y que nadaba en la alberca del colegio en el que llevaba mis estudios de primaria. Había como 80 niños que nadábamos y jugábamos lanzándonos del trampolín, que, por cierto, tenía dos alturas, dos y medio metros en el primer nivel y cinco metros en el segundo nivel. Nos daba mucho miedo tirarnos clavados desde el segundo nivel, así que nos lanzábamos parados. Cuando caíamos en el agua, llegábamos hasta los cuatro metros de profundidad que tiene la mencionada piscina y tocábamos el fondo e inmediatamente después con las piernas nos impulsábamos para llegar rápido a la superficie.

En la última vez que me lancé desde los cinco metros (Dos pisos de altura) llegué hasta el fondo y quise impulsarme, pero un alambre amarrado de una alcantarilla de la alberca, se me enredó en el pie y detuvo de inmediato mi ascenso, el pánico invadió todo mi ser… Empecé a nadar con todas mis fuerzas para llegar a la superficie, pero mi pie seguía atrapado. Empezó a faltarme el aire, en eso recordé lo que en el drama de las películas le decían unos personajes a otros que mantuvieran la calma y siempre los que se dejaban llevar por el pánico eran los que morían. Fue entonces que logré calmarme, me agaché y con mi mano desenredé mi pie del alambre, era un simple lazo. La vista se me empezó a nublar casi llegando a la superficie… Nunca había aspirado tanto aire en mi vida. Nadie había notado mi situación, nadie se dio cuenta.

La segunda estaba en preparatoria y para no alargar este escrito, solo les diré que la garganta se me cerró y no podía aspirar oxigeno… Casi me desmayo. Igual que en la piscina, me calmé y aspiré muy lentamente el aire y la garganta se abrió y pude respirar.

La tercera ya adulto venía o iba de viaje de negocios y el avión entró en picada de una manera espantosa, todos los pasajeros empezaron a gritar, llorar y demás muestras de pánico. Yo no. Sabía que, si ese aeroplano tocaba tierra, nadie en ese vuelo sobreviviríamos. Los últimos minutos o segundos que me quedaban de vida en este mundo no quería pasarlos gritando o llorando. ¿De que serviría? De nada. No íbamos a levantar ese avión a llanto y gritos. Sentí mucho relajamiento, paz y me resigné. De pronto el avión empezó a recuperar el control y a dejar de caer hasta que se niveló… Ahora la cabina se llenaba de gritos de felicidad y regocijo. Por un momento (No sé cuánto duró, parecía horas). Y aquí sigo.

Comento estas experiencias porque en este momento, hay mucha gente que se está dejando llevar por el pánico y el terror de esa enfermedad, que, a muchos, no todos trae muy asustados. Olvidaron que dejarse llevar por el miedo, terminará llevándolos precisamente hacia lo que temen. Debemos calmarnos y no dejar que el miedo nos maneje. Porque ese miedo también nos está deshumanizando. Hay personas que piden que se obligue a otras personas a inyectarse la sustancia que se le nombra como V4CUN4, que se silencie y no permitan expresarse a quienes no estamos de acuerdo con esa acción. No podemos dejar de lado los derechos humanos de la libre expresión, el derecho a ser libre sobre todo y darle luz verde a los gobiernos para que puedan pasar sobre nuestros derechos.

Tomar decisiones basadas en la irracionalidad del miedo, les aseguro, es tomar las decisiones erróneas. Debemos respetar las decisiones de los demás y usar la razón. La enfermedad que preocupa a muchos, se ha llevado a 2 millones y medio de personas, entre ellas, a amigos cercanos y conocidos, jóvenes y viejos. Pero han sobrevivido a la misma, muchísimos más (el nivel de mortandad está situado según la OMS en 3%, es decir, sobrevive el 97%). El cáncer se lleva anualmente a 10 millones y medio de seres humanos y no están los gobiernos avocados para nada con la misma energía con la que se han abocado a esta enfermedad. La diabetes se lleva a 3 millones de personas al año y aumentando y solo hacen como que hacen.

No estoy negando la enfermedad, esta, existe y la estamos venciendo… Las C3P45 nuevas, por favor, todavía no tienen aislado en ningún país el V1RU5 ya saben que salieron nuevas C3P45 y saben que son resistentes a las V4CUN45, pero si con todo y V4CUN4 está falleciendo gente, antes de que salieran estas supuestas nuevas C3P45.

Lo que digo es que los argumentos de quienes dicen que estamos en peligro, no se sostienen por si solos y se contra dicen, además. Por lo que a mí me causa mucha sospecha y créanme, poco me importa que digan que soy conspiranoíco, solo tomen en cuenta otro pequeño detalle a considerar, los gobiernos del mundo, otorgaron inmunidad eterna a las compañías farmacéuticas que desarrollaron esas sustancias que quieren inyectarles a todas las personas del planeta, por los efectos secundarios negativos de dichas sustancias, para que nadie pueda demandarles o acusarles de nada. El contenido de las sustancias es TOPSECRET y nunca se probaron en laboratorios con animales, se están probando en las personas que han sido inoculadas. Por eso es que yo sospecho que está mal. Inocularme esa sustancia es el equivalente a jugar a la ruleta rusa, como puede irme bien, puede irme mal y aparte, permitiría que se metan a cambiar mi ADN. Nada es más invasivo que eso. Respeto a quienes decidieron inocularse y a quienes deseen hacerlo… Respeten a quienes decidimos no hacerlo.

Por cierto, para aquellos que me quieran decir que no he perdido a nadie, si los perdí y también les digo que un buen amigo, perfectamente sano, se inoculó la sustancia esa y falleció a los tres días, mientras una amiga entró en coma a los 45 minutos de inocularse en Estados Unidos, después de casi dos meses ya volvió, pero no la contábamos. Mi padre y mi hermano se inocularon y no les pasó nada, están perfectamente, como dije, esto es una ruleta rusa y yo…

No juego a eso.