/ martes 27 de julio de 2021

Un ciudadano pensó | Juego de Tronos… Y sus coincidencias

Mucho me recomendaron la serie Juego de Tronos, la verdad no me llamaba la atención, pero con estos tiempos de gripa plandémica (palabra que me marcaba errónea el diccionario del programa, pero la agregué y listo), pues ya se me están acabando las opciones de películas y series. Total, me la aventé.

La mayoría de la gente se queja o hace énfasis en el grado excesivo de realismo innecesario, pero hice a un lado la bestialidad gráfica de lo que exhiben en esta serie, que, a mi juicio muy particular, es una metáfora de la historia de los reinos que ha habido en la Tierra, antes del reino de Inglaterra, durante y después de éste. Digo metáfora porque los reinos mencionados en la historia de esta serie, personajes y geografía no existen en el planeta Tierra. Pero se utilizan situaciones, costumbres, artefactos. Que sí existieron en nuestra historia. Vaya, la serie es una mezcla de “mitos y fantasías”, con algunos hechos similares a lo que fue real, para no decirnos abiertamente lo que sí nos están diciendo.

Para no extenderme mucho, la serie explica en su metáfora, de forma muy precisa, cuál es la naturaleza, los pensamientos y el sentir de la verdadera clase gobernante en nuestra realidad, cuál es su procedencia, cómo acuerdan entre ellos y cómo se traicionan y aniquilan entre ellos por su único objetivo, ser y tener más en esta realidad, sin la más mínima aspiración espiritual. Lo etéreo o de apariencia espiritual, sólo se usa para manipular las mentes crédulas ignorantes o no, con el arma máxima contra las personas… El miedo.

La serie en su totalidad, es lo que en comunicación llamamos, primado negativo. Que es una verdad expresada entre o mediante argumentos dramáticos y/o de comedia para generar en tu memoria implícita un sentimiento de rechazo hacia la verdadera información cuándo te la expliquen.

En Juego de Tronos, se relata implícitamente que para la élite top, la genética y consanguineidad lo es todo y no importa cuánta riqueza tenga un individuo nunca se le permitirá llegar más allá de cierto nivel inferior de la élite verdadera. Y siempre será usado o será prescindible de acuerdo a las conveniencias, caprichos y gustos de los nobles negros. La serie muestra cómo el honor, la lealtad, el amor, la honra, la decencia, etc. Son sólo palabras, que se usan para engañar a los incautos que las valoran y para realizar sus discursos y convencer al pueblo para que vayan a la guerra por sus familias y “la patria” que es otro concepto muy usado en los engaños, la realidad es que mueren por sus reyes como ofrendas rituales.

Los rituales negros con sacrificios de personas cualquier género o edad es puesto ahí como muy común y necesario para los poderes más superiores y la gente es vista como ganado, como proveedor de víctimas, soldados o como comida, según sea el caso.

Muestran un sinfín de religiones y creencias primitivas entremezcladas de uno o más dioses, hablan de los dioses antiguos y de los nuevos como si las creencias fuesen modas, adaptando el uso de creencias como una estrategia más de manipulación. La serie expresa también, cómo se enfrentaron los poderes religiosos a los poderes monárquicos y cómo estos últimos diezmaron a los poderes religiosos y los regresan a su lugar… La caja de herramientas.

Hacia el final de la serie, deben buscar cómo balancear las fuerzas para evitar que sigan las guerras entre ellos, los “elitescos” y plantean que es necesario un reino para todo el planeta y quienes escogerían quién va a ser el monarca, serían ellos mismos, pero les preocupan que el celo vuelva a hacerlos entrar en guerras y alguien propone que la humanidad participe en la selección… Esto provoca las carcajadas de los demás y se comenta, si entonces sería necesario permitirles a sus perros o caballos que den su opinión también. Según la serie, al nivel de perros o caballos, es como los amos del mundo, nos perciben a los humanos.

Dejan entrever un plan de resetear su mundo y de instalar una forma de reinar de manera global, donde no hay lugar para reyes o reinas que tengan la más mínima empatía con la gentuza a la que temen mucho por lo numerosa que es y la cierta posibilidad que se rebelen contra todo y derroquen a toda su élite.

En Juego de Tronos nos muestran a una élite que se relaciona con reptiles o con cualquier demonio con tal de detentar el poder por el poder mismo, donde quienes lo logran, más tardan en llegar que en caer. Mientras están en el trono se convierten en seres viles y salvajes sin alma, igualado esto sólo por la soledad que los aprisiona. La absoluta carencia del sentido de sus ambiciones, nos hace sentir un vacío en el estómago tan profundo que no podemos evitar sentir lástima por esos seres que creen que viven lo mejor que cualquier ser vivo puede vivir. Están tan ciegos como los pueblos ciegos en los que “reinan”. Mientras traicionan, igual son traicionados por los dioses con los que hacen los contratos de poder.

No pude evitar ver el gran parecido entre el mundo de Juego de Tronos y el mundo en el que vivimos, en donde vemos cómo los políticos (marionetas de la élites) hacen contratos de poderes para llegar al trono por un tiempo, mientras las élites (marionetas de ve tú a saber qué) hacen contratos de poder para seguir jugando al Juego de Tronos, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... Pero, yo no creo en las coincidencias.

Mucho me recomendaron la serie Juego de Tronos, la verdad no me llamaba la atención, pero con estos tiempos de gripa plandémica (palabra que me marcaba errónea el diccionario del programa, pero la agregué y listo), pues ya se me están acabando las opciones de películas y series. Total, me la aventé.

La mayoría de la gente se queja o hace énfasis en el grado excesivo de realismo innecesario, pero hice a un lado la bestialidad gráfica de lo que exhiben en esta serie, que, a mi juicio muy particular, es una metáfora de la historia de los reinos que ha habido en la Tierra, antes del reino de Inglaterra, durante y después de éste. Digo metáfora porque los reinos mencionados en la historia de esta serie, personajes y geografía no existen en el planeta Tierra. Pero se utilizan situaciones, costumbres, artefactos. Que sí existieron en nuestra historia. Vaya, la serie es una mezcla de “mitos y fantasías”, con algunos hechos similares a lo que fue real, para no decirnos abiertamente lo que sí nos están diciendo.

Para no extenderme mucho, la serie explica en su metáfora, de forma muy precisa, cuál es la naturaleza, los pensamientos y el sentir de la verdadera clase gobernante en nuestra realidad, cuál es su procedencia, cómo acuerdan entre ellos y cómo se traicionan y aniquilan entre ellos por su único objetivo, ser y tener más en esta realidad, sin la más mínima aspiración espiritual. Lo etéreo o de apariencia espiritual, sólo se usa para manipular las mentes crédulas ignorantes o no, con el arma máxima contra las personas… El miedo.

La serie en su totalidad, es lo que en comunicación llamamos, primado negativo. Que es una verdad expresada entre o mediante argumentos dramáticos y/o de comedia para generar en tu memoria implícita un sentimiento de rechazo hacia la verdadera información cuándo te la expliquen.

En Juego de Tronos, se relata implícitamente que para la élite top, la genética y consanguineidad lo es todo y no importa cuánta riqueza tenga un individuo nunca se le permitirá llegar más allá de cierto nivel inferior de la élite verdadera. Y siempre será usado o será prescindible de acuerdo a las conveniencias, caprichos y gustos de los nobles negros. La serie muestra cómo el honor, la lealtad, el amor, la honra, la decencia, etc. Son sólo palabras, que se usan para engañar a los incautos que las valoran y para realizar sus discursos y convencer al pueblo para que vayan a la guerra por sus familias y “la patria” que es otro concepto muy usado en los engaños, la realidad es que mueren por sus reyes como ofrendas rituales.

Los rituales negros con sacrificios de personas cualquier género o edad es puesto ahí como muy común y necesario para los poderes más superiores y la gente es vista como ganado, como proveedor de víctimas, soldados o como comida, según sea el caso.

Muestran un sinfín de religiones y creencias primitivas entremezcladas de uno o más dioses, hablan de los dioses antiguos y de los nuevos como si las creencias fuesen modas, adaptando el uso de creencias como una estrategia más de manipulación. La serie expresa también, cómo se enfrentaron los poderes religiosos a los poderes monárquicos y cómo estos últimos diezmaron a los poderes religiosos y los regresan a su lugar… La caja de herramientas.

Hacia el final de la serie, deben buscar cómo balancear las fuerzas para evitar que sigan las guerras entre ellos, los “elitescos” y plantean que es necesario un reino para todo el planeta y quienes escogerían quién va a ser el monarca, serían ellos mismos, pero les preocupan que el celo vuelva a hacerlos entrar en guerras y alguien propone que la humanidad participe en la selección… Esto provoca las carcajadas de los demás y se comenta, si entonces sería necesario permitirles a sus perros o caballos que den su opinión también. Según la serie, al nivel de perros o caballos, es como los amos del mundo, nos perciben a los humanos.

Dejan entrever un plan de resetear su mundo y de instalar una forma de reinar de manera global, donde no hay lugar para reyes o reinas que tengan la más mínima empatía con la gentuza a la que temen mucho por lo numerosa que es y la cierta posibilidad que se rebelen contra todo y derroquen a toda su élite.

En Juego de Tronos nos muestran a una élite que se relaciona con reptiles o con cualquier demonio con tal de detentar el poder por el poder mismo, donde quienes lo logran, más tardan en llegar que en caer. Mientras están en el trono se convierten en seres viles y salvajes sin alma, igualado esto sólo por la soledad que los aprisiona. La absoluta carencia del sentido de sus ambiciones, nos hace sentir un vacío en el estómago tan profundo que no podemos evitar sentir lástima por esos seres que creen que viven lo mejor que cualquier ser vivo puede vivir. Están tan ciegos como los pueblos ciegos en los que “reinan”. Mientras traicionan, igual son traicionados por los dioses con los que hacen los contratos de poder.

No pude evitar ver el gran parecido entre el mundo de Juego de Tronos y el mundo en el que vivimos, en donde vemos cómo los políticos (marionetas de la élites) hacen contratos de poderes para llegar al trono por un tiempo, mientras las élites (marionetas de ve tú a saber qué) hacen contratos de poder para seguir jugando al Juego de Tronos, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia... Pero, yo no creo en las coincidencias.