/ martes 5 de abril de 2022

Un ciudadano pensó | La realidad es fantasía y la fantasía es la realidad

De pequeño creía en Santoclós, los Reyes Magos y el ratón de los dientes. Después creía en la religión y respetaba las demás religiones, así como creía en los espectaculares milagros que sólo sucedieron en el pasado. También creía en la historia que nos enseñaron en la escuela y que los héroes eran hombres espectaculares y bondadosos que querían mucho a los niños. Luego creí que los gobernantes eran personas cercanas o similares a los héroes que estaban ahí para preocuparse por su pueblo y llevarnos a mejor situación de la que estábamos. Creí que estudiar me daría la oportunidad de tener un mejor empleo, aunque nunca me enseñaron a ser dueño de mi empresa. También luego creí que los doctores y su medicina estaban para curar a la gente y que realmente quienes hacían las medicinas, les interesaba sobre todas las cosas, curar a las personas de sus males.

Siguió pasando el tiempo y creí que mis maestros les interesaba enseñar, preparar y formarnos para ser mejores personas. Luego el tiempo siguió su curso y creí en la patria porque la patria era la madre de todos y que de ser necesario iríamos a la guerra para defenderla y de ser necesario entregar la vida como nuestros héroes lo hicieron en el pasado por nuestro bien. Así, continué por un tiempo más creyendo en la sociedad en la que nací, pero nunca dejaba de notar esas incongruencias que me hacían siempre ruido en la cabeza.

Primero empecé a notar que curiosamente Santoclós, no le traía los mismos juguetes o calidad de juguetes a todos los niños, pero me decían que era porque se habían portado mal o no obedecían a sus padres y durante un tiempo lo acepté, pero luego, me di cuenta que Santoclós, no tenía un buen sistema de información porque aunque me portaba bien, siempre me dejaba pendiente ciertos juguetes y empecé a dudar y a analizar cómo podía entregar en todo el mundo, en una parte de la noche a todos los niños del mundo sus regalos de Navidad. También empecé a dudar de los Reyes Magos por los mismos motivos y el ratón de los dientes de igual manera. Después fue que me enteré que eran cuentos para niños y que debía ser parte de la ilusión (engaño) y no decirle la verdad a mi hermanito u otros niños.

Con la religión tardé más tiempo porque por un lado no quería irme al infierno y aunque Él es infinitamente bueno, si no hacías lo que los sacerdotes te decían, iría al infierno y ardería en el fuego por toda la eternidad. Pero cada vez que tenía dudas y preguntaba, las respuestas de los expertos en Dios siempre eran contestadas con evasivas o con el clásico “Los caminos de Dios son misteriosos”. Al mismo tiempo que me era incomprensible que existieran otras personas que no eran de nuestra religión y se arriesgaran tanto a irse al infierno, mientras ellos decían que seríamos los de nuestra religión quienes iríamos a ese lugar tan espantoso. ¿Por qué Dios no hacía los milagros que nos platican que hizo en el pasado? ¿Por qué permite las guerras? ¿Por qué permitió a Hitler hacer lo que hizo con el pobre pueblo judío? (En ese tiempo yo no sabía de los otros pueblos que también masacraron) ¿Por qué no separó mares o dio de comer a los que estaban en los campos de concentración? En fin.

Después empecé a enterarme de que los héroes no eran tan buenos y que la historia no contaba las cosas como habían sido en realidad y junto con eso me empiezo a enterar que los gobernantes eran seres corruptos y que por dinero traicionaban a la gente y con ella a su patria… Resultó que para ellos la patria no existía ni tenía significado y que los candidatos siempre prometían lo que jamás cumplirían.

Resultó que mis maestros sólo repetían como loros los planes de estudio para que fuésemos empleados de cierto nivel dependiendo de qué tanto estudiáramos y efectivamente nunca se nos enseñó a ser empresarios y dueños de nuestro negocio propio.

Con el tiempo me di cuenta de que los doctores no curaban, sólo aliviaban síntomas y que trabajaban para las farmacéuticas como canales de distribución de las medicinas que medio aliviaban los síntomas. Resultó luego, que las guerras nunca fueron contra las injusticias, sino sólo el mejor de los negocios junto con la medicina.

Me di cuenta que el mundo que me dijeron que era, nunca existió. Entonces empecé a preguntarme otras cosas y empecé a darme cuenta que existía la espiritualidad fuera de la religión, empecé a darme cuenta que la astrología tachada por el mundo de charlatanería, en realidad tenía un lugar al lado de monarcas, ministros y presidentes. Empecé a darme cuenta que los objetos volantes que realizaban increíbles maniobras en los cielos, imposibles para los aviones, no podían ser globos meteorológicos.

Empecé a darme cuenta que esos artefactos “modernos” fuera de su tiempo, que quedaron atrapados dentro de rocas como fósiles, debían pertenecer a otra civilización humana anterior a la nuestra, pero nos insisten con respuestas peregrinas, que somos la única civilización que ha estado en la tierra.

Ahora pienso que si sólo me han mentido durante toda mi vida y toda la vida de quienes en este momento estamos aquí y todos los que nos antecedieron, sería más que erróneo de mi parte, creerles lo que sea que digan. Ahora pienso que la receta infalible para saber qué es lo que pasa en este mundo, es no creerles nada y pensar que es sólo real lo contrario a lo que digan en sus comunicados, discursos o publicaciones, sin importar a qué corriente ideológica o política digan pertenecer.

Al parecer lo que nos dijeron que es la realidad, es fantasía, muy probablemente lo que dicen que es fantasía, deba de ser la realidad.

De pequeño creía en Santoclós, los Reyes Magos y el ratón de los dientes. Después creía en la religión y respetaba las demás religiones, así como creía en los espectaculares milagros que sólo sucedieron en el pasado. También creía en la historia que nos enseñaron en la escuela y que los héroes eran hombres espectaculares y bondadosos que querían mucho a los niños. Luego creí que los gobernantes eran personas cercanas o similares a los héroes que estaban ahí para preocuparse por su pueblo y llevarnos a mejor situación de la que estábamos. Creí que estudiar me daría la oportunidad de tener un mejor empleo, aunque nunca me enseñaron a ser dueño de mi empresa. También luego creí que los doctores y su medicina estaban para curar a la gente y que realmente quienes hacían las medicinas, les interesaba sobre todas las cosas, curar a las personas de sus males.

Siguió pasando el tiempo y creí que mis maestros les interesaba enseñar, preparar y formarnos para ser mejores personas. Luego el tiempo siguió su curso y creí en la patria porque la patria era la madre de todos y que de ser necesario iríamos a la guerra para defenderla y de ser necesario entregar la vida como nuestros héroes lo hicieron en el pasado por nuestro bien. Así, continué por un tiempo más creyendo en la sociedad en la que nací, pero nunca dejaba de notar esas incongruencias que me hacían siempre ruido en la cabeza.

Primero empecé a notar que curiosamente Santoclós, no le traía los mismos juguetes o calidad de juguetes a todos los niños, pero me decían que era porque se habían portado mal o no obedecían a sus padres y durante un tiempo lo acepté, pero luego, me di cuenta que Santoclós, no tenía un buen sistema de información porque aunque me portaba bien, siempre me dejaba pendiente ciertos juguetes y empecé a dudar y a analizar cómo podía entregar en todo el mundo, en una parte de la noche a todos los niños del mundo sus regalos de Navidad. También empecé a dudar de los Reyes Magos por los mismos motivos y el ratón de los dientes de igual manera. Después fue que me enteré que eran cuentos para niños y que debía ser parte de la ilusión (engaño) y no decirle la verdad a mi hermanito u otros niños.

Con la religión tardé más tiempo porque por un lado no quería irme al infierno y aunque Él es infinitamente bueno, si no hacías lo que los sacerdotes te decían, iría al infierno y ardería en el fuego por toda la eternidad. Pero cada vez que tenía dudas y preguntaba, las respuestas de los expertos en Dios siempre eran contestadas con evasivas o con el clásico “Los caminos de Dios son misteriosos”. Al mismo tiempo que me era incomprensible que existieran otras personas que no eran de nuestra religión y se arriesgaran tanto a irse al infierno, mientras ellos decían que seríamos los de nuestra religión quienes iríamos a ese lugar tan espantoso. ¿Por qué Dios no hacía los milagros que nos platican que hizo en el pasado? ¿Por qué permite las guerras? ¿Por qué permitió a Hitler hacer lo que hizo con el pobre pueblo judío? (En ese tiempo yo no sabía de los otros pueblos que también masacraron) ¿Por qué no separó mares o dio de comer a los que estaban en los campos de concentración? En fin.

Después empecé a enterarme de que los héroes no eran tan buenos y que la historia no contaba las cosas como habían sido en realidad y junto con eso me empiezo a enterar que los gobernantes eran seres corruptos y que por dinero traicionaban a la gente y con ella a su patria… Resultó que para ellos la patria no existía ni tenía significado y que los candidatos siempre prometían lo que jamás cumplirían.

Resultó que mis maestros sólo repetían como loros los planes de estudio para que fuésemos empleados de cierto nivel dependiendo de qué tanto estudiáramos y efectivamente nunca se nos enseñó a ser empresarios y dueños de nuestro negocio propio.

Con el tiempo me di cuenta de que los doctores no curaban, sólo aliviaban síntomas y que trabajaban para las farmacéuticas como canales de distribución de las medicinas que medio aliviaban los síntomas. Resultó luego, que las guerras nunca fueron contra las injusticias, sino sólo el mejor de los negocios junto con la medicina.

Me di cuenta que el mundo que me dijeron que era, nunca existió. Entonces empecé a preguntarme otras cosas y empecé a darme cuenta que existía la espiritualidad fuera de la religión, empecé a darme cuenta que la astrología tachada por el mundo de charlatanería, en realidad tenía un lugar al lado de monarcas, ministros y presidentes. Empecé a darme cuenta que los objetos volantes que realizaban increíbles maniobras en los cielos, imposibles para los aviones, no podían ser globos meteorológicos.

Empecé a darme cuenta que esos artefactos “modernos” fuera de su tiempo, que quedaron atrapados dentro de rocas como fósiles, debían pertenecer a otra civilización humana anterior a la nuestra, pero nos insisten con respuestas peregrinas, que somos la única civilización que ha estado en la tierra.

Ahora pienso que si sólo me han mentido durante toda mi vida y toda la vida de quienes en este momento estamos aquí y todos los que nos antecedieron, sería más que erróneo de mi parte, creerles lo que sea que digan. Ahora pienso que la receta infalible para saber qué es lo que pasa en este mundo, es no creerles nada y pensar que es sólo real lo contrario a lo que digan en sus comunicados, discursos o publicaciones, sin importar a qué corriente ideológica o política digan pertenecer.

Al parecer lo que nos dijeron que es la realidad, es fantasía, muy probablemente lo que dicen que es fantasía, deba de ser la realidad.