/ martes 19 de mayo de 2020

Un ciudadano pensó | PLANdemia con filosofía

Me voy a permitir… darte unos “malos” consejos. Pero antes deja te platico una experiencia que tuve hace muchos años.

ACCEDE A NUESTRA EDICIÓN DIGITAL EN UN SOLO LUGAR Y DESDE CUALQUIER DISPOSITIVO ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!

Yo viajaba mucho por mi trabajo y en un vuelo en el que venía de regreso de mi viaje, tuvimos un incidente. No recuerdo de dónde venía, creo que era un vuelo en Estados Unidos. Veía por la ventanilla las nubes debajo de nosotros, de lo cual nunca he dejado de disfrutar, sobre todo al recordar cómo de niño me soñaba volando entre las nubes… De pronto, y sin ningún aviso, el enorme avión entró en picada que casi parecía que caía de manera vertical, o por lo menos eso sentía por el miedo.

La cabina del avión se llenó de gritos desgarradores de todos los pasajeros, que también agitaban sus brazos y lloraban otros… No sé por qué, pero fue tan sorprendente aquello que, aunque aterrorizado, presté atención a lo que sucedía dentro de la cabina y pensé… Si este avión toca el suelo de la manera que está cayendo, la muerte de todos va ser irremediable e instantánea.

Simplemente no había escapatoria… Íbamos atrapados en esa lata sin tener a dónde correr y en ese pensamiento, encontré resignación. Además, si iba a dejar este mundo, no quería hacerlo gritando y llorando de pánico.

Creo que, en la resignación, encontré claridad y me convertí en testigo de lo que ocurría, en vez de víctima. La señora que estaba sentada a mi lado, mientras gritaba, volteó y me vio aparentemente tranquilo (la verdad seguía muy asustado ante la idea de que ahí terminaba mi historia en la tierra) y eso la sacó de su pánico y me pregunto: ¿Por qué no estás asustado? —A lo que le contesté. —Sí estoy muy asustado… Sólo no veo, cómo gritar, ayude en algo y no quiero irme así.

La señora se quedó como sorprendida y en ese mismo momento el avión empezó a retomar su vuelo horizontal y todo mundo calló y contuvo el aliento, para volver al vuelo normal y ahora todos aplaudíamos y dábamos gracias a Dios. Según dijo el piloto habíamos tomado una bolsa de aire muy grande.

En el caso de la PLANdemia… Así le digo yo, porque considero que es algo planificado y no es, desde mi percepción, más que una simple gripe. Es definitivo que sí se está llevando gente, como cada año las gripes que se complican en personas mayores y personas con su salud comprometida.

Creo que debemos aplicar aquel dicho que reza: “Cuando te toca… Aunque te quites y cuando no te toca, aunque te pongas”.

Es mucha la gente que vive aterrorizada y que cree que el infame Covid-19 va entrar en su cuerpo de la mano de personas queridas, que al venir a saludarle le infectan, y la muerte vendrá para llevarle. Entonces, se encierran rodeados de sus miedos y lejos de las personas que los quieren… O sea aterrados, solos y tristes.

Yo no siento que debamos enclaustrarnos y mucho menos permitirnos que el miedo llene nuestra alma. La soledad también nos daña, el aislamiento también nos lastima y probablemente más que el Covid-19.

Hay personas que gozan de perfecta salud y de pronto resbalan al disfrutar de una ducha y ahí mueren. “Cuando de toca… Aunque te quites y cuando no te toca, aunque te pongas”.

Yo no sé si al segundo siguiente seré llamado por la fuente creadora, así que no permitiré que el miedo forme parte de mi vida, sin importar que los medios de comunicación, se queden afónicos de gritar las mentiras infames que vociferan endemoniadamente, esparciendo pánico y desesperanza en vez de esparcir conocimiento y paz.

Debemos seguir con nuestras vidas como veníamos haciéndolo y si gustan, tomando las medidas de seguridad, pero viviendo y conviviendo… Somos una raza que necesitamos del contacto de otros, somos seres que necesitamos de compartirnos nuestro cariño, necesitamos el contacto, somos seres de luz, viviendo la experiencia humana para aprender unos de otros.

Encerrados y sin contacto humano, eso sí nos va a matar y no sólo física, sino espiritualmente también.

Debemos también recordar que los gobiernos trabajan para nosotros, debemos recordarles (al gobierno) que no es al revés. Tu felicidad no está en algún lugar y mucho menos en las cosas o la tecnología. Está en ti y es tu decisión. De nadie más.

Gustavo Tena H. Fotógrafo profesional y ciudadano. ciudadanopenso@gmx.es

Me voy a permitir… darte unos “malos” consejos. Pero antes deja te platico una experiencia que tuve hace muchos años.

ACCEDE A NUESTRA EDICIÓN DIGITAL EN UN SOLO LUGAR Y DESDE CUALQUIER DISPOSITIVO ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!

Yo viajaba mucho por mi trabajo y en un vuelo en el que venía de regreso de mi viaje, tuvimos un incidente. No recuerdo de dónde venía, creo que era un vuelo en Estados Unidos. Veía por la ventanilla las nubes debajo de nosotros, de lo cual nunca he dejado de disfrutar, sobre todo al recordar cómo de niño me soñaba volando entre las nubes… De pronto, y sin ningún aviso, el enorme avión entró en picada que casi parecía que caía de manera vertical, o por lo menos eso sentía por el miedo.

La cabina del avión se llenó de gritos desgarradores de todos los pasajeros, que también agitaban sus brazos y lloraban otros… No sé por qué, pero fue tan sorprendente aquello que, aunque aterrorizado, presté atención a lo que sucedía dentro de la cabina y pensé… Si este avión toca el suelo de la manera que está cayendo, la muerte de todos va ser irremediable e instantánea.

Simplemente no había escapatoria… Íbamos atrapados en esa lata sin tener a dónde correr y en ese pensamiento, encontré resignación. Además, si iba a dejar este mundo, no quería hacerlo gritando y llorando de pánico.

Creo que, en la resignación, encontré claridad y me convertí en testigo de lo que ocurría, en vez de víctima. La señora que estaba sentada a mi lado, mientras gritaba, volteó y me vio aparentemente tranquilo (la verdad seguía muy asustado ante la idea de que ahí terminaba mi historia en la tierra) y eso la sacó de su pánico y me pregunto: ¿Por qué no estás asustado? —A lo que le contesté. —Sí estoy muy asustado… Sólo no veo, cómo gritar, ayude en algo y no quiero irme así.

La señora se quedó como sorprendida y en ese mismo momento el avión empezó a retomar su vuelo horizontal y todo mundo calló y contuvo el aliento, para volver al vuelo normal y ahora todos aplaudíamos y dábamos gracias a Dios. Según dijo el piloto habíamos tomado una bolsa de aire muy grande.

En el caso de la PLANdemia… Así le digo yo, porque considero que es algo planificado y no es, desde mi percepción, más que una simple gripe. Es definitivo que sí se está llevando gente, como cada año las gripes que se complican en personas mayores y personas con su salud comprometida.

Creo que debemos aplicar aquel dicho que reza: “Cuando te toca… Aunque te quites y cuando no te toca, aunque te pongas”.

Es mucha la gente que vive aterrorizada y que cree que el infame Covid-19 va entrar en su cuerpo de la mano de personas queridas, que al venir a saludarle le infectan, y la muerte vendrá para llevarle. Entonces, se encierran rodeados de sus miedos y lejos de las personas que los quieren… O sea aterrados, solos y tristes.

Yo no siento que debamos enclaustrarnos y mucho menos permitirnos que el miedo llene nuestra alma. La soledad también nos daña, el aislamiento también nos lastima y probablemente más que el Covid-19.

Hay personas que gozan de perfecta salud y de pronto resbalan al disfrutar de una ducha y ahí mueren. “Cuando de toca… Aunque te quites y cuando no te toca, aunque te pongas”.

Yo no sé si al segundo siguiente seré llamado por la fuente creadora, así que no permitiré que el miedo forme parte de mi vida, sin importar que los medios de comunicación, se queden afónicos de gritar las mentiras infames que vociferan endemoniadamente, esparciendo pánico y desesperanza en vez de esparcir conocimiento y paz.

Debemos seguir con nuestras vidas como veníamos haciéndolo y si gustan, tomando las medidas de seguridad, pero viviendo y conviviendo… Somos una raza que necesitamos del contacto de otros, somos seres que necesitamos de compartirnos nuestro cariño, necesitamos el contacto, somos seres de luz, viviendo la experiencia humana para aprender unos de otros.

Encerrados y sin contacto humano, eso sí nos va a matar y no sólo física, sino espiritualmente también.

Debemos también recordar que los gobiernos trabajan para nosotros, debemos recordarles (al gobierno) que no es al revés. Tu felicidad no está en algún lugar y mucho menos en las cosas o la tecnología. Está en ti y es tu decisión. De nadie más.

Gustavo Tena H. Fotógrafo profesional y ciudadano. ciudadanopenso@gmx.es