/ miércoles 11 de diciembre de 2019

Un ciudadano pensó | Sonora… Los pecados de los padres los pagarán los hijos

Caos… eso es lo que sucede en la mayor parte de poblaciones en todo el estado de Sonora, no me refiero a caos social, me refiero a caos en las calles, es decir, sobre sus pavimentos y por debajo de estos. Calles llenas de baches, calles en las que incluso el pavimento casi desapareció en su mayor parte. Por debajo, colapso de drenajes, socavones, etc.

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Ciertamente en el caso de la actual alcaldesa de Hermosillo Célida López Cárdenas, no es la responsable directa del caos de la capital sonorense e incluso la gobernadora Claudia Pavlovich A. que también le tocó ser heredera de lo que actualmente acontece, pero tampoco podemos decir que están libres de responsabilidad, ya que con el puesto y sus prestaciones se incluyen los problemas.

En alguna columna que escribí, por allá en tiempos del ex alcalde Alejandro López Caballero y comentaba que el pavimento de la capital parecía de azúcar, ya que cualquier llovizna inmediatamente habría enormes baches, sin importar si ya tenía tiempo puesto o si apenas se acababa de instalar. Es más, desde épocas de la ex alcaldesa Alicia Arellano Tapia de Pavlovich (1979-1982) el problema de los baches fue tan fuerte que la gente bromeaba de la alcaldesa llamándola Alicia Arellano de Pavlobaches.

El problema de los socavones se pudiera decir que es de estos tiempos, pero esto está sucediendo cada vez más, porque todo el sistema de drenaje y alcantarillado se realizó de manera muy elemental y con la idea de que saque la “chamba” apenitas. Cada trienio sin importar el partido, se apostó a que en Hermosillo nunca llueve o casi nunca, por lo que se construyó el drenaje NO con la idea de que perdurara en el tiempo, ya que, al fin y al cabo, si dejaba de funcionar sería problema de otros alcaldes. Por lo que podemos decir que Hermosillo carece virtualmente de sistema de drenaje y alcantarillado. En esos tiempos no pensaron que los climas podrían cambiar o que en años extraordinarios se pudiesen venir lluvias fuera de lo común y dejaron a esta “capital” de Estado sin ninguna forma de enfrentar épocas adversas, quedando los ciudadanos y la ciudad desamparados.

Ahora los pecados de las administraciones pasadas de Hermosillo y de todas de las poblaciones sonorenses nos están alcanzando y estamos pagando las consecuencias de la irresponsabilidad y total falta de planeación de cada alcaldía en todo el Estado. Se inflaron costos y se hicieron obras… no diría insuficientes, más bien inútiles.

Esto no libra de responsabilidades a nuestros actuales gobernantes que deben hacer frente al virtual colapso de las infraestructuras municipales y estatales y unirse para hacer frente a este desastroso problema, sin embargo, pierden el tiempo culpándose unos a otros y dejándose llevar por orgullos malentendidos, celos políticos, etc. Mientras, el tiempo sigue y no hacen nada. Es tiempo de dejar eso de lado y aliarse no sólo para salvar la situación, la capital sonorense y todos los municipios del Estado, necesitan de obras que no sólo “saquen la chamba”, se necesitan obras que garanticen la seguridad y que soporten el paso del tiempo, para que los futuros alcaldes se preocupen sólo por la ampliación de estas obras para dar servicio a la creciente población con seguridad.

Y no se vale salir con que hay que subirle los impuestos a la población para que ésta pague por las sinvergüenzadas de los gobernantes… Sí, dije sinvergüenzadas, porque eso no fueron errores, son crímenes que no sólo no pagaron, lucraron con la seguridad de la población. El tiempo que les tocó, no es (Como dicen en el medio político) para “patear el bote” para que le toque la bronca a la siguiente administración, les tocó apechugar hoy y hacerlo bien.

Caos… eso es lo que sucede en la mayor parte de poblaciones en todo el estado de Sonora, no me refiero a caos social, me refiero a caos en las calles, es decir, sobre sus pavimentos y por debajo de estos. Calles llenas de baches, calles en las que incluso el pavimento casi desapareció en su mayor parte. Por debajo, colapso de drenajes, socavones, etc.

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Ciertamente en el caso de la actual alcaldesa de Hermosillo Célida López Cárdenas, no es la responsable directa del caos de la capital sonorense e incluso la gobernadora Claudia Pavlovich A. que también le tocó ser heredera de lo que actualmente acontece, pero tampoco podemos decir que están libres de responsabilidad, ya que con el puesto y sus prestaciones se incluyen los problemas.

En alguna columna que escribí, por allá en tiempos del ex alcalde Alejandro López Caballero y comentaba que el pavimento de la capital parecía de azúcar, ya que cualquier llovizna inmediatamente habría enormes baches, sin importar si ya tenía tiempo puesto o si apenas se acababa de instalar. Es más, desde épocas de la ex alcaldesa Alicia Arellano Tapia de Pavlovich (1979-1982) el problema de los baches fue tan fuerte que la gente bromeaba de la alcaldesa llamándola Alicia Arellano de Pavlobaches.

El problema de los socavones se pudiera decir que es de estos tiempos, pero esto está sucediendo cada vez más, porque todo el sistema de drenaje y alcantarillado se realizó de manera muy elemental y con la idea de que saque la “chamba” apenitas. Cada trienio sin importar el partido, se apostó a que en Hermosillo nunca llueve o casi nunca, por lo que se construyó el drenaje NO con la idea de que perdurara en el tiempo, ya que, al fin y al cabo, si dejaba de funcionar sería problema de otros alcaldes. Por lo que podemos decir que Hermosillo carece virtualmente de sistema de drenaje y alcantarillado. En esos tiempos no pensaron que los climas podrían cambiar o que en años extraordinarios se pudiesen venir lluvias fuera de lo común y dejaron a esta “capital” de Estado sin ninguna forma de enfrentar épocas adversas, quedando los ciudadanos y la ciudad desamparados.

Ahora los pecados de las administraciones pasadas de Hermosillo y de todas de las poblaciones sonorenses nos están alcanzando y estamos pagando las consecuencias de la irresponsabilidad y total falta de planeación de cada alcaldía en todo el Estado. Se inflaron costos y se hicieron obras… no diría insuficientes, más bien inútiles.

Esto no libra de responsabilidades a nuestros actuales gobernantes que deben hacer frente al virtual colapso de las infraestructuras municipales y estatales y unirse para hacer frente a este desastroso problema, sin embargo, pierden el tiempo culpándose unos a otros y dejándose llevar por orgullos malentendidos, celos políticos, etc. Mientras, el tiempo sigue y no hacen nada. Es tiempo de dejar eso de lado y aliarse no sólo para salvar la situación, la capital sonorense y todos los municipios del Estado, necesitan de obras que no sólo “saquen la chamba”, se necesitan obras que garanticen la seguridad y que soporten el paso del tiempo, para que los futuros alcaldes se preocupen sólo por la ampliación de estas obras para dar servicio a la creciente población con seguridad.

Y no se vale salir con que hay que subirle los impuestos a la población para que ésta pague por las sinvergüenzadas de los gobernantes… Sí, dije sinvergüenzadas, porque eso no fueron errores, son crímenes que no sólo no pagaron, lucraron con la seguridad de la población. El tiempo que les tocó, no es (Como dicen en el medio político) para “patear el bote” para que le toque la bronca a la siguiente administración, les tocó apechugar hoy y hacerlo bien.