/ lunes 17 de febrero de 2020

Visión económica | Brexit, demografía y proteccionismo

De trabajo en Arizona y al reflexionar sobre este tema, comentábamos con amigos brokeres y agroexportadores, acerca del verdadero origen del Brexit y sus impactos. Estos empresarios, impresionados por el mal manejo noticioso esperaban una devaluación del peso de 22 pesos por dólar para este mes; nada más equivocado y sin sustento macroeconómico.

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Tal vez sea peor la siguiente crisis mundial provocada por la grave epidemia china de coronavirus. Aquí con lo del Brexit, como en aquél famoso debate de Bill Clinton con George Bush I, cuando se popularizó la frase: “Es la economía estúpido”; ahora, también similarmente podemos afirmar que en esta problemática del Brexit, la causa principal no es la apertura ni integración económica, sino la demografía y el proteccionismo.

Esto lo argumentamos porque la raíz principal de la problemática socioeconómica del Reino Unido, de Europa, los Estados Unidos, Japón y otros países desarrollados, no, no es la apertura comercial ni la integración económica, sino la transición demográfica y el envejecimiento de su población.

Su problema fundamental es la nueva estructura demográfica de esas opulentas naciones, que se están quedando sin niños ni jóvenes. El origen de fondo del problema actual es que los europeos, los ingleses y los estadounidenses se mal acostumbraron a las inmensas bondades sociales del new deal, de la economía del bienestar, del Estado benefactor de hace 80 años; y que fue posible en virtud del bono demográfico con una población mayoritariamente de jóvenes y muy pocos viejos, durante el siglo pasado.

Así, antes si había factibilidad financiera y actuarial de la seguridad social y sus pensiones. Sin embargo, ahora la pirámide demográfica se invirtió para generar poblaciones de viejos enfermos, sin jóvenes que atiendan los sectores laborales. A eso se deben las migraciones de jóvenes de países del sur hacia el norte donde más los necesitan.

Ahora bien, en cualquier suceso económico siempre hay ganadores y perdedores. En la situación actual del Reino Unido e Inglaterra por su salida de la Unión Económica Europea, hoy popularizada como el Brexit, los viejos británicos equivocadamente pensaron que tal vez podrían ganar, mientras que de seguro los jóvenes ingleses son los perdedores, porque ya no podrán trabajar libremente en el continente europeo.

Ahora Inglaterra se va a cerrar e impulsar aún más el proteccionismo que afectará a los propios ingleses más que a los europeos. Con un análisis de la economía y de los negocios internacionales, veremos que el Brexit no va a generar la gran crisis económica mundial que algunos pronostican, empero, sí estaría causando algunos impactos negativos sobre todo para los propios británicos, quienes en realidad muchos de ellos no sabían lo que hacían al separarse del continente.

Por ejemplo, Londres dejaría de ser el centro financiero más importante del mundo y muchas empresas trasnacionales y multinacionales tendrán que dejar la sede de la capital inglesa. Empezarán barreras comerciales contra el Reino Unido. La misma prohibición de flujos migratorios de polacos, checos, rumanos resta competitividad a la envejecida economía británica.

En fin ahí surgen el racismo, el nativismo y el proteccionismo. En síntesis esto del Brexit no es más que un efímero triunfo parcial de un anacrónico nacionalismo aislacionista y una dogmática xenofobia racista, que retoma el proteccionismo nativista tipo Trump; y que ya la humanidad ha rechazado desde el siglo pasado.

Ahora, este fútil intento proteccionista, se pretende instrumentar cuando en todo el mundo se sostiene la imparable globalización económica, la apertura comercial y los bloques económicos como el hoy renovado T-MEC.

De trabajo en Arizona y al reflexionar sobre este tema, comentábamos con amigos brokeres y agroexportadores, acerca del verdadero origen del Brexit y sus impactos. Estos empresarios, impresionados por el mal manejo noticioso esperaban una devaluación del peso de 22 pesos por dólar para este mes; nada más equivocado y sin sustento macroeconómico.

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Tal vez sea peor la siguiente crisis mundial provocada por la grave epidemia china de coronavirus. Aquí con lo del Brexit, como en aquél famoso debate de Bill Clinton con George Bush I, cuando se popularizó la frase: “Es la economía estúpido”; ahora, también similarmente podemos afirmar que en esta problemática del Brexit, la causa principal no es la apertura ni integración económica, sino la demografía y el proteccionismo.

Esto lo argumentamos porque la raíz principal de la problemática socioeconómica del Reino Unido, de Europa, los Estados Unidos, Japón y otros países desarrollados, no, no es la apertura comercial ni la integración económica, sino la transición demográfica y el envejecimiento de su población.

Su problema fundamental es la nueva estructura demográfica de esas opulentas naciones, que se están quedando sin niños ni jóvenes. El origen de fondo del problema actual es que los europeos, los ingleses y los estadounidenses se mal acostumbraron a las inmensas bondades sociales del new deal, de la economía del bienestar, del Estado benefactor de hace 80 años; y que fue posible en virtud del bono demográfico con una población mayoritariamente de jóvenes y muy pocos viejos, durante el siglo pasado.

Así, antes si había factibilidad financiera y actuarial de la seguridad social y sus pensiones. Sin embargo, ahora la pirámide demográfica se invirtió para generar poblaciones de viejos enfermos, sin jóvenes que atiendan los sectores laborales. A eso se deben las migraciones de jóvenes de países del sur hacia el norte donde más los necesitan.

Ahora bien, en cualquier suceso económico siempre hay ganadores y perdedores. En la situación actual del Reino Unido e Inglaterra por su salida de la Unión Económica Europea, hoy popularizada como el Brexit, los viejos británicos equivocadamente pensaron que tal vez podrían ganar, mientras que de seguro los jóvenes ingleses son los perdedores, porque ya no podrán trabajar libremente en el continente europeo.

Ahora Inglaterra se va a cerrar e impulsar aún más el proteccionismo que afectará a los propios ingleses más que a los europeos. Con un análisis de la economía y de los negocios internacionales, veremos que el Brexit no va a generar la gran crisis económica mundial que algunos pronostican, empero, sí estaría causando algunos impactos negativos sobre todo para los propios británicos, quienes en realidad muchos de ellos no sabían lo que hacían al separarse del continente.

Por ejemplo, Londres dejaría de ser el centro financiero más importante del mundo y muchas empresas trasnacionales y multinacionales tendrán que dejar la sede de la capital inglesa. Empezarán barreras comerciales contra el Reino Unido. La misma prohibición de flujos migratorios de polacos, checos, rumanos resta competitividad a la envejecida economía británica.

En fin ahí surgen el racismo, el nativismo y el proteccionismo. En síntesis esto del Brexit no es más que un efímero triunfo parcial de un anacrónico nacionalismo aislacionista y una dogmática xenofobia racista, que retoma el proteccionismo nativista tipo Trump; y que ya la humanidad ha rechazado desde el siglo pasado.

Ahora, este fútil intento proteccionista, se pretende instrumentar cuando en todo el mundo se sostiene la imparable globalización económica, la apertura comercial y los bloques económicos como el hoy renovado T-MEC.