/ miércoles 15 de abril de 2020

Visión Económica | Cuatro turbulencias del año 2020

Durante más de treinta y cinco años de analizar el entorno económico nacional, como economista en el sector público y privado, catedrático universitario, y como articulista analista independiente, mediante nuestra Visión Económica, hemos intentado definir la problemática social y económica de México; y sugerir lo que, de manera objetiva, sin filias ni fobias, consideramos las alternativas o estrategias de solución que serían viables o factibles.

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Nosotros no somos ni nunca hemos sido alarmistas ni catastrofistas, ni agoreros del desastre social, ni de sombrías tragedias o crisis económicas. No adolecemos de los dogmas, fanatismos, radicalismos en que incurren algunos colegas economistas y columnistas; siempre hemos tratado de ejercer nuestro derecho, obligación y deber de compartir en espacios públicos nuestras ponencias, propuestas y consideraciones, que usualmente son optimistas o positivas.

Sin embargo, en estos momentos no podemos soslayar la gravedad de la tremenda crisis descomunal que nuestra patria y el mundo entero están enfrentando. Las causas y consecuencias ya se han publicado y discutido ampliamente en todos los espacios de los medios de comunicación y redes sociales. Aunque algo que aún no se estudia con plenitud es la diversidad de esta catastrófica situación tan compleja y controversial. Este sorpresivo fenómeno, en realidad, no consiste en una sola crisis sino en cuatro.

Lo que empezó como “una gripita” se convirtió en una mortal pandemia que está matando a miles de personas en todo el mundo. Lo peor es que México no estaba ni está preparado para enfrentar esta sorpresiva enfermedad del Covid-19. Luego por una discrepancia entre los árabes y los rusos, incrementaron la oferta mundial de petróleo con el consecuente desplome de su precio hasta bajar a los 10 dólares por barril de la mezcla mexicana. Ambas tragedias provocan una sorpresiva contracción inmediata de nuestra economía, indiscutiblemente muestra una severa crisis productiva y financiera que sería la peor de nuestra historia contemporánea.

En consecuencia, estas crisis de salubridad y de la producción nacional, causaron tremendo caos y pánico en la población y en los agentes económicos, productores, empresarios y consumidores por igual, cuya caída del Producto Interno Bruto para este año 2020 y el próximo 2021, se estima mayor al negativo cinco por ciento para el primer bienio de la 4T, con la pérdida de más de un millón de empleos.

Por lo tanto, debemos prepararnos también para enfrentar otras dos graves crisis subsecuentes derivadas de las de salubridad y económica, que serían la turbulencia social, aunada a la inestabilidad política, generadas por la extrema miseria que trágicamente sufrirán 33 millones de mexicanos en situación de pobreza extrema.

Durante más de treinta y cinco años de analizar el entorno económico nacional, como economista en el sector público y privado, catedrático universitario, y como articulista analista independiente, mediante nuestra Visión Económica, hemos intentado definir la problemática social y económica de México; y sugerir lo que, de manera objetiva, sin filias ni fobias, consideramos las alternativas o estrategias de solución que serían viables o factibles.

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Nosotros no somos ni nunca hemos sido alarmistas ni catastrofistas, ni agoreros del desastre social, ni de sombrías tragedias o crisis económicas. No adolecemos de los dogmas, fanatismos, radicalismos en que incurren algunos colegas economistas y columnistas; siempre hemos tratado de ejercer nuestro derecho, obligación y deber de compartir en espacios públicos nuestras ponencias, propuestas y consideraciones, que usualmente son optimistas o positivas.

Sin embargo, en estos momentos no podemos soslayar la gravedad de la tremenda crisis descomunal que nuestra patria y el mundo entero están enfrentando. Las causas y consecuencias ya se han publicado y discutido ampliamente en todos los espacios de los medios de comunicación y redes sociales. Aunque algo que aún no se estudia con plenitud es la diversidad de esta catastrófica situación tan compleja y controversial. Este sorpresivo fenómeno, en realidad, no consiste en una sola crisis sino en cuatro.

Lo que empezó como “una gripita” se convirtió en una mortal pandemia que está matando a miles de personas en todo el mundo. Lo peor es que México no estaba ni está preparado para enfrentar esta sorpresiva enfermedad del Covid-19. Luego por una discrepancia entre los árabes y los rusos, incrementaron la oferta mundial de petróleo con el consecuente desplome de su precio hasta bajar a los 10 dólares por barril de la mezcla mexicana. Ambas tragedias provocan una sorpresiva contracción inmediata de nuestra economía, indiscutiblemente muestra una severa crisis productiva y financiera que sería la peor de nuestra historia contemporánea.

En consecuencia, estas crisis de salubridad y de la producción nacional, causaron tremendo caos y pánico en la población y en los agentes económicos, productores, empresarios y consumidores por igual, cuya caída del Producto Interno Bruto para este año 2020 y el próximo 2021, se estima mayor al negativo cinco por ciento para el primer bienio de la 4T, con la pérdida de más de un millón de empleos.

Por lo tanto, debemos prepararnos también para enfrentar otras dos graves crisis subsecuentes derivadas de las de salubridad y económica, que serían la turbulencia social, aunada a la inestabilidad política, generadas por la extrema miseria que trágicamente sufrirán 33 millones de mexicanos en situación de pobreza extrema.