/ domingo 7 de febrero de 2021

Visión económica | El futuro de las relaciones de México y Estados Unidos

La llegada de Joseph Robinette Biden Jr. a la Presidencia de los Estados Unidos de América, USA, ha generado muchas expectativas, la mayor parte de ellas positivas, acerca del futuro inmediato de las relaciones bilaterales de México con sus socios y vecinos del Norte, los Estados Unidos. Empero, la relación no será color de rosa, cuando el panorama completo no luce del todo halagador a consecuencia, entre otros obstáculos y asperezas como la terrible pandemia del Covid 19, de la diferencia abismal entre los líderes de ambas naciones, debido a que el reconocido internacionalismo globalista del presidente Joe Biden, se contrasta claramente con el marcado localismo aislacionista del presidente Andrés Manuel López Obrador, AMLO, aparte otras características divergentes de sus personalidades.

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Aunque las diferencias personales y los desacuerdos ideológicos de varios de los presidentes de ambas naciones, normalmente nunca han sido los factores determinantes ni tan significativos e influyentes para definir la relación global entre los dos países; tal vez como nunca antes en la historia, la inauguración de un presidente estadounidense había sido tan complicada como la de hoy, no sólo al interior de los USA, sino que también en sus relaciones internacionales en las que, en virtud de su incuestionable importancia destaca México.

Así que Joe Biden y AMLO, deberán aplicar sus mejores artes diplomáticas y conformar los mejores equipos de internacionalistas negociadores, de ambas naciones para afrontar con éxito los inmensos retos que enfrentaremos durante los próximos cuatro años que, coincidiendo, tienen por delante las dos gobernaciones, de AMLO y Biden.

De momento, las urgentes emergencias sanitarias internas que la pavorosa pandemia ha provocado en ambos países, los limita seriamente; y por lo pronto, lamentablemente impedirá que pongan mayor atención a la compleja problemática que enmarca a las relaciones bilaterales.

Así, tanto mexicanos como estadounidenses no debemos esperar que las anheladas aspiraciones añejas como la reforma migratoria, se atiendan y resuelvan favorablemente durante este año 2021; de tal manera que tal vez, un cuarto de tiempo de su gestión que ambos dirigentes tienen por delante, deberá ser invertido en sus más urgentes prioridades domésticas.

Para Biden y los USA, el gran problema a resolver de inmediato es la pandemia del Covid 19, que está matando a más estadounidenses como nunca antes en toda su historia incluyendo su guerra civil y las dos guerras mundiales. A la fecha ya se han contagiado más de 20 millones de estadounidenses, y de los cuales han muerto más de 450 mil; cifras en realidad espeluznantes.

Simultáneamente, Biden deberá implementar acciones precisas a fin de aminorar la gravísima polarización y el divisionismo de su población que amenaza seriamente el futuro del país; y, además, tiene que trabajar arduamente para retomar la senda del crecimiento económico que se desploma por la agobiante deuda pública y los crecientes deficits gemelos: fiscal y comercial. Para ello, en el más puro estilo keynesiano de incrementar el gasto gubernamental en la coyuntura de las bajas tasas de interés, van a invertir 1.9 billones de dólares en apoyo a las empresas y al pobre pueblo pobre americano.

En el caso mexicano e igual que para el vecino, la prioridad máxima extrema será doméstica, interna, y es atender y detener urgentemente los desastrosos efectos de la pandemia que está matando a casi dos mil personas diarias, sumando ya un total de 170 mil muertos y dos millones de contagiados. Aquí en Sonora, sin que el ignorante e irresponsable pueblo quiera entender ya llevamos 65 mil contagios con cinco mil fallecidos por Covid-19.

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Asimismo, la catastrófica pandemia tiene postradas a actividades sanitarias, productivas, sociales, culturales y económicas. Por ello, urgentemente el Gobierno federal de la 4T y los estatales, deben enfocar todos sus esfuerzos y todos los recursos que sea posible, a erradicar cuanto antes la pandemia; instrumentar una eficaz política económica en sus vertientes fiscal y monetaria, dejando atrás el austericidio; y, estimular la confianza de los agentes económicos y sectores productivos privados para canalizar mayores inversiones.

Por lo pronto, y a consecuencia de lo anterior, la relación bilateral de ambos países probablemente retomará un curso inercial similar al año pasado, para atender los más urgentes e imperativos problemas migratorios, de seguridad binacional, de inversiones y de cruces transfronterizos. Afortunadamente, en nuestras relaciones bilaterales ya contamos con la sabiduría diplomática de la excelentísima diplomática Roberta Jacobson, quien, simpatizante de México y los mexicanos; sin duda, será un gran pilar de apoyo por el lado americano, para atender los actuales y futuros conflictos tradicionales de nuestra compleja y rica relación.

La llegada de Joseph Robinette Biden Jr. a la Presidencia de los Estados Unidos de América, USA, ha generado muchas expectativas, la mayor parte de ellas positivas, acerca del futuro inmediato de las relaciones bilaterales de México con sus socios y vecinos del Norte, los Estados Unidos. Empero, la relación no será color de rosa, cuando el panorama completo no luce del todo halagador a consecuencia, entre otros obstáculos y asperezas como la terrible pandemia del Covid 19, de la diferencia abismal entre los líderes de ambas naciones, debido a que el reconocido internacionalismo globalista del presidente Joe Biden, se contrasta claramente con el marcado localismo aislacionista del presidente Andrés Manuel López Obrador, AMLO, aparte otras características divergentes de sus personalidades.

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Aunque las diferencias personales y los desacuerdos ideológicos de varios de los presidentes de ambas naciones, normalmente nunca han sido los factores determinantes ni tan significativos e influyentes para definir la relación global entre los dos países; tal vez como nunca antes en la historia, la inauguración de un presidente estadounidense había sido tan complicada como la de hoy, no sólo al interior de los USA, sino que también en sus relaciones internacionales en las que, en virtud de su incuestionable importancia destaca México.

Así que Joe Biden y AMLO, deberán aplicar sus mejores artes diplomáticas y conformar los mejores equipos de internacionalistas negociadores, de ambas naciones para afrontar con éxito los inmensos retos que enfrentaremos durante los próximos cuatro años que, coincidiendo, tienen por delante las dos gobernaciones, de AMLO y Biden.

De momento, las urgentes emergencias sanitarias internas que la pavorosa pandemia ha provocado en ambos países, los limita seriamente; y por lo pronto, lamentablemente impedirá que pongan mayor atención a la compleja problemática que enmarca a las relaciones bilaterales.

Así, tanto mexicanos como estadounidenses no debemos esperar que las anheladas aspiraciones añejas como la reforma migratoria, se atiendan y resuelvan favorablemente durante este año 2021; de tal manera que tal vez, un cuarto de tiempo de su gestión que ambos dirigentes tienen por delante, deberá ser invertido en sus más urgentes prioridades domésticas.

Para Biden y los USA, el gran problema a resolver de inmediato es la pandemia del Covid 19, que está matando a más estadounidenses como nunca antes en toda su historia incluyendo su guerra civil y las dos guerras mundiales. A la fecha ya se han contagiado más de 20 millones de estadounidenses, y de los cuales han muerto más de 450 mil; cifras en realidad espeluznantes.

Simultáneamente, Biden deberá implementar acciones precisas a fin de aminorar la gravísima polarización y el divisionismo de su población que amenaza seriamente el futuro del país; y, además, tiene que trabajar arduamente para retomar la senda del crecimiento económico que se desploma por la agobiante deuda pública y los crecientes deficits gemelos: fiscal y comercial. Para ello, en el más puro estilo keynesiano de incrementar el gasto gubernamental en la coyuntura de las bajas tasas de interés, van a invertir 1.9 billones de dólares en apoyo a las empresas y al pobre pueblo pobre americano.

En el caso mexicano e igual que para el vecino, la prioridad máxima extrema será doméstica, interna, y es atender y detener urgentemente los desastrosos efectos de la pandemia que está matando a casi dos mil personas diarias, sumando ya un total de 170 mil muertos y dos millones de contagiados. Aquí en Sonora, sin que el ignorante e irresponsable pueblo quiera entender ya llevamos 65 mil contagios con cinco mil fallecidos por Covid-19.

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Asimismo, la catastrófica pandemia tiene postradas a actividades sanitarias, productivas, sociales, culturales y económicas. Por ello, urgentemente el Gobierno federal de la 4T y los estatales, deben enfocar todos sus esfuerzos y todos los recursos que sea posible, a erradicar cuanto antes la pandemia; instrumentar una eficaz política económica en sus vertientes fiscal y monetaria, dejando atrás el austericidio; y, estimular la confianza de los agentes económicos y sectores productivos privados para canalizar mayores inversiones.

Por lo pronto, y a consecuencia de lo anterior, la relación bilateral de ambos países probablemente retomará un curso inercial similar al año pasado, para atender los más urgentes e imperativos problemas migratorios, de seguridad binacional, de inversiones y de cruces transfronterizos. Afortunadamente, en nuestras relaciones bilaterales ya contamos con la sabiduría diplomática de la excelentísima diplomática Roberta Jacobson, quien, simpatizante de México y los mexicanos; sin duda, será un gran pilar de apoyo por el lado americano, para atender los actuales y futuros conflictos tradicionales de nuestra compleja y rica relación.