/ lunes 24 de agosto de 2020

Visión económica | Isssteson, bomba de tiempo

En épocas electorales como ahora inician, siempre se critica al Isssteson como chivo expiatorio. Desde hace 20 años publicamos tres artículos con este mismo título acerca de su grave problema; y, a pesar de esfuerzos recientes, no hemos hecho algo realmente efectivo para resolver el principal problema, presente y futuro de la Hacienda Pública de Sonora.

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Frente al grave problema crónico degenerativo que enfrentarán las futuras finanzas del Isssteson, y específicamente pensiones, es necesario insistir en su imperativo rescate, a fondo, por parte del Gobierno; así como rescata a organismos y empresas.

A pesar de los estudios acerca de la grave amenaza sobre todos los institutos de seguridad social, particularmente a los sistemas de pensiones; la sociedad, el Gobierno y los trabajadores continúan soslayando este serio problema socioeconómico y político. Mientras que en épocas electorales los trabajadores se manifiestan exigiendo pensiones y jubilaciones dignas, los políticos presentan subterfugios de malversaciones de fondos de pensiones, cometidos por administraciones anteriores.

Los trabajadores y patrones no quieren hablar de esta gran amenaza que nos está afectando financieramente. Pero si no corregimos, con Visión Económica la insolvencia financiera del Isssteson, pronto se generará un déficit presupuestal tan grande que hundirá la economía del Estado, por lo que frente a esta negativa tendencia futura tenemos que actuar ahora. Creciendo aceleradamente, se pagan más de 200 millones de pesos cada mes a 15 mil pensionados.

Si nos quedamos sin hacer nada hoy, es como estar sin destino ni un futuro mejor. Debido a esto, tenemos que pensar en qué Estado queremos convertirnos dentro de 15 años, y para ello tenemos que trabajar desde ahora. Todos los institutos de seguridad social están en crisis y a mediano plazo las perspectivas son muy desfavorables, por la transición demográfica, epidemiológica y tecnológica que ejercen una fuerte presión financiera. Ante ello, los análisis de solución, deben involucrar a los trabajadores, sindicatos, organismos, universidades, así como a los tres órdenes de Gobierno: municipal, estatal y federal.

Este grave problema es demasiado serio y vital para todos los ciudadanos, como para dejárselo sólo a las frías soluciones actuariales y aseguradoras privadas cuya función de ganancias y espíritu de lucro, les impide considerar en sus soluciones el factor humano, que es el elemento central de la política económica de los sistemas de pensiones.

El problema también se recrudece debido a que nos hacemos viejos y no tenemos la capacidad de servicios de salud para atendernos. A diferencia de países ricos que primero enriquecieron y luego envejecieron, aquí nosotros seguiremos pobres y además viejos, si no planeamos y aplicamos desde ahora la solución. Los institutos de pensiones se crearon hace 65 años cuando el país y el Estado eran otros, bajo esquemas y modelos económicos muy diferentes a los que ahora tenemos. Había muchos jóvenes para sostener a pocos viejos.

Por lo tanto, urge su reconstitución y reforma para el fortalecimiento que mejore la calidad y cobertura de las pensiones. Es imperativo y urgente replantear convenios con trabajadores, así como con sindicatos y organismos sobre la mejor manera de proporcionar sólo pensiones y servicios médicos; ya no podemos continuar con sistemas obsoletos del pasado, que ya no son reales y pretendían otorgar casi 20 servicios como vivienda y muchos más.

No podemos perder tiempo. Aunque no guste la realidad de esta solución, no es posible vivir de ilusiones, por lo que urge aplicar medidas correctivas. En Europa, el envejecimiento fue más lento y hubo tiempo para adaptarse a esta nueva realidad que aquí. Hoy el problema se agrava por los recortes que el Gobierno federal aplica a los estados, IMSS e Issste. De nuevo se aprecia la errónea política económica de no asignar los recursos escasos hacia las máximas prioridades como jubilaciones.

De esta manera nuestro sistema de pensiones es una verdadera “bomba de tiempo”, debido al carísimo y creciente costo que representa, al dinamismo con que se incrementa su déficit financiero y a la escasez de recursos para solucionar esta grave problemática. Debemos desactivar esta bomba antes de que explote, lo que es un reto muy serio para Isssteson y tarea prioritaria de todos. El déficit se debe mayormente a que los servicios médicos siempre se “comen” las pensiones. Para más de 180 mil “derechoexigentes” se otorgan más de cinco mil consultas, y 18 mil medicamentos. Por tanto, la solución es separar las pensiones de los servicios médicos y de otras utopías de la seguridad social, como funcionan en los USA y otros países.

En épocas electorales como ahora inician, siempre se critica al Isssteson como chivo expiatorio. Desde hace 20 años publicamos tres artículos con este mismo título acerca de su grave problema; y, a pesar de esfuerzos recientes, no hemos hecho algo realmente efectivo para resolver el principal problema, presente y futuro de la Hacienda Pública de Sonora.

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Frente al grave problema crónico degenerativo que enfrentarán las futuras finanzas del Isssteson, y específicamente pensiones, es necesario insistir en su imperativo rescate, a fondo, por parte del Gobierno; así como rescata a organismos y empresas.

A pesar de los estudios acerca de la grave amenaza sobre todos los institutos de seguridad social, particularmente a los sistemas de pensiones; la sociedad, el Gobierno y los trabajadores continúan soslayando este serio problema socioeconómico y político. Mientras que en épocas electorales los trabajadores se manifiestan exigiendo pensiones y jubilaciones dignas, los políticos presentan subterfugios de malversaciones de fondos de pensiones, cometidos por administraciones anteriores.

Los trabajadores y patrones no quieren hablar de esta gran amenaza que nos está afectando financieramente. Pero si no corregimos, con Visión Económica la insolvencia financiera del Isssteson, pronto se generará un déficit presupuestal tan grande que hundirá la economía del Estado, por lo que frente a esta negativa tendencia futura tenemos que actuar ahora. Creciendo aceleradamente, se pagan más de 200 millones de pesos cada mes a 15 mil pensionados.

Si nos quedamos sin hacer nada hoy, es como estar sin destino ni un futuro mejor. Debido a esto, tenemos que pensar en qué Estado queremos convertirnos dentro de 15 años, y para ello tenemos que trabajar desde ahora. Todos los institutos de seguridad social están en crisis y a mediano plazo las perspectivas son muy desfavorables, por la transición demográfica, epidemiológica y tecnológica que ejercen una fuerte presión financiera. Ante ello, los análisis de solución, deben involucrar a los trabajadores, sindicatos, organismos, universidades, así como a los tres órdenes de Gobierno: municipal, estatal y federal.

Este grave problema es demasiado serio y vital para todos los ciudadanos, como para dejárselo sólo a las frías soluciones actuariales y aseguradoras privadas cuya función de ganancias y espíritu de lucro, les impide considerar en sus soluciones el factor humano, que es el elemento central de la política económica de los sistemas de pensiones.

El problema también se recrudece debido a que nos hacemos viejos y no tenemos la capacidad de servicios de salud para atendernos. A diferencia de países ricos que primero enriquecieron y luego envejecieron, aquí nosotros seguiremos pobres y además viejos, si no planeamos y aplicamos desde ahora la solución. Los institutos de pensiones se crearon hace 65 años cuando el país y el Estado eran otros, bajo esquemas y modelos económicos muy diferentes a los que ahora tenemos. Había muchos jóvenes para sostener a pocos viejos.

Por lo tanto, urge su reconstitución y reforma para el fortalecimiento que mejore la calidad y cobertura de las pensiones. Es imperativo y urgente replantear convenios con trabajadores, así como con sindicatos y organismos sobre la mejor manera de proporcionar sólo pensiones y servicios médicos; ya no podemos continuar con sistemas obsoletos del pasado, que ya no son reales y pretendían otorgar casi 20 servicios como vivienda y muchos más.

No podemos perder tiempo. Aunque no guste la realidad de esta solución, no es posible vivir de ilusiones, por lo que urge aplicar medidas correctivas. En Europa, el envejecimiento fue más lento y hubo tiempo para adaptarse a esta nueva realidad que aquí. Hoy el problema se agrava por los recortes que el Gobierno federal aplica a los estados, IMSS e Issste. De nuevo se aprecia la errónea política económica de no asignar los recursos escasos hacia las máximas prioridades como jubilaciones.

De esta manera nuestro sistema de pensiones es una verdadera “bomba de tiempo”, debido al carísimo y creciente costo que representa, al dinamismo con que se incrementa su déficit financiero y a la escasez de recursos para solucionar esta grave problemática. Debemos desactivar esta bomba antes de que explote, lo que es un reto muy serio para Isssteson y tarea prioritaria de todos. El déficit se debe mayormente a que los servicios médicos siempre se “comen” las pensiones. Para más de 180 mil “derechoexigentes” se otorgan más de cinco mil consultas, y 18 mil medicamentos. Por tanto, la solución es separar las pensiones de los servicios médicos y de otras utopías de la seguridad social, como funcionan en los USA y otros países.