/ martes 17 de septiembre de 2019

Visión económica | Pleito por México

En este mes de septiembre, Mes Patrio, la disputa por la Nación se intensifica, y en consecuencia nunca progresaremos como podemos. Ahora ninguna organización o institución propone una acertada Visión Económica, realista, factible, estratégica y viable que nos impulse con solidez para convertirnos en una potencia mundial. Aunque muchos esperando al “gran tlatoani” del Imperio Azteca, líder de la Cuarta Transformación, la 4T, que nos resuelva por sí mismo, él solo, con una solución única e infalible, todos los problemas de todos los 150 millones de mexicanos que somos realmente, 120 aquí en México y cuando menos 30 millones en los USA.

Pero lo vemos en las infaustas declaraciones matutinas como culpa a los fantasmas y espectros del equivocadamente llamado “neoliberalismo”, a la globalización, al cochinero que le dejaron, y a otros extraños “masiosares” que tienen la culpa de que no progresemos; mas nosotros seguimos de brazos cruzados esperando que el Presidente salve a la Patria.

Pero después de un año no presenta una estrategia eficaz efectiva y eficiente para establecer el Estado de Derecho sobre la impunidad, asesinatos, corrupción e inseguridad. De las prioridades de los ciudadanos: seguridad y economía, vemos el alarmante retroceso en ambas demandas básicas de la población. Mientras el Gobierno dice que el pueblo es “feliz feliz feliz”, la deuda heredada exige que paguemos dos mil millones de pesos de puros intereses ¡diarios!; y, con más de medio millón de asesinados y desaparecidos, nuestra Patria se baña en sangre y la Nación huele a pólvora, como nunca antes. Se intentan cambios de régimen o sistema socioeconómico y político, como si el origen de la corrupción fuera el modelo instrumentado antes, y que cambiando el sistema se resuelve todo lo malo. Pero olvidamos la historia. Desde hace 50 años no hemos tenido permanencia ni perseverancia en las estrategias económicas para crecer, progresar y avanzar al desarrollo. Cada sexenio cambiamos hasta los billetes.

México ha sido un país sin rumbo, dando virajes abruptos drásticos de un extremo a otro de la planeación económica. Recientemente, de 1950 a 1970 éramos un país capitalista de economía cerrada. De 1971 a 1985, con economía cerrada, nos convertimos en una nación socialista cuando todos los principales factores productivos y agentes económicos pertenecían al gobierno. En contraste desde 1986, al ingresar al GATT, nos volvimos la economía más abierta del mundo; y desde hace 36 años padecemos un sistema capitalista salvaje, de ultraderecha, dominado por un corrupto capitalismo entre compadres, la impunidad y consecuente corrupción de las peores en el mundo.

Y ahora el país debate por cambiar el sistema económico. En este sentido, lo instruyó el Premio Nobel Gary Becker, en Monterrey 1992, en Congreso de Economistas, igual nos afirmó otro Premio Nobel Eric Maskin en Tijuana Congreso 2007, afirmando ambos y muchos otros muy acertadamente que: “Lo que falla no es el sistema… es el mal gobierno”, la corrupción, la no prevalencia de la ley. Lo cual es muy cierto sobre todo aquí en México. Así que no se hagan bolas. El sistema que debemos instrumentar lo establece la Constitución, y como en los mejores países del mundo, es el Sistema Mixto. Ahora bien, con respecto al viejo pleito de dogmáticos izquierdistas y fanáticos derechistas, podríamos retomar, aquel lema del presidente Echeverría: “para México, ni extrema izquierda ni extrema derecha… sino… Arriba y adelante”…

En este mes de septiembre, Mes Patrio, la disputa por la Nación se intensifica, y en consecuencia nunca progresaremos como podemos. Ahora ninguna organización o institución propone una acertada Visión Económica, realista, factible, estratégica y viable que nos impulse con solidez para convertirnos en una potencia mundial. Aunque muchos esperando al “gran tlatoani” del Imperio Azteca, líder de la Cuarta Transformación, la 4T, que nos resuelva por sí mismo, él solo, con una solución única e infalible, todos los problemas de todos los 150 millones de mexicanos que somos realmente, 120 aquí en México y cuando menos 30 millones en los USA.

Pero lo vemos en las infaustas declaraciones matutinas como culpa a los fantasmas y espectros del equivocadamente llamado “neoliberalismo”, a la globalización, al cochinero que le dejaron, y a otros extraños “masiosares” que tienen la culpa de que no progresemos; mas nosotros seguimos de brazos cruzados esperando que el Presidente salve a la Patria.

Pero después de un año no presenta una estrategia eficaz efectiva y eficiente para establecer el Estado de Derecho sobre la impunidad, asesinatos, corrupción e inseguridad. De las prioridades de los ciudadanos: seguridad y economía, vemos el alarmante retroceso en ambas demandas básicas de la población. Mientras el Gobierno dice que el pueblo es “feliz feliz feliz”, la deuda heredada exige que paguemos dos mil millones de pesos de puros intereses ¡diarios!; y, con más de medio millón de asesinados y desaparecidos, nuestra Patria se baña en sangre y la Nación huele a pólvora, como nunca antes. Se intentan cambios de régimen o sistema socioeconómico y político, como si el origen de la corrupción fuera el modelo instrumentado antes, y que cambiando el sistema se resuelve todo lo malo. Pero olvidamos la historia. Desde hace 50 años no hemos tenido permanencia ni perseverancia en las estrategias económicas para crecer, progresar y avanzar al desarrollo. Cada sexenio cambiamos hasta los billetes.

México ha sido un país sin rumbo, dando virajes abruptos drásticos de un extremo a otro de la planeación económica. Recientemente, de 1950 a 1970 éramos un país capitalista de economía cerrada. De 1971 a 1985, con economía cerrada, nos convertimos en una nación socialista cuando todos los principales factores productivos y agentes económicos pertenecían al gobierno. En contraste desde 1986, al ingresar al GATT, nos volvimos la economía más abierta del mundo; y desde hace 36 años padecemos un sistema capitalista salvaje, de ultraderecha, dominado por un corrupto capitalismo entre compadres, la impunidad y consecuente corrupción de las peores en el mundo.

Y ahora el país debate por cambiar el sistema económico. En este sentido, lo instruyó el Premio Nobel Gary Becker, en Monterrey 1992, en Congreso de Economistas, igual nos afirmó otro Premio Nobel Eric Maskin en Tijuana Congreso 2007, afirmando ambos y muchos otros muy acertadamente que: “Lo que falla no es el sistema… es el mal gobierno”, la corrupción, la no prevalencia de la ley. Lo cual es muy cierto sobre todo aquí en México. Así que no se hagan bolas. El sistema que debemos instrumentar lo establece la Constitución, y como en los mejores países del mundo, es el Sistema Mixto. Ahora bien, con respecto al viejo pleito de dogmáticos izquierdistas y fanáticos derechistas, podríamos retomar, aquel lema del presidente Echeverría: “para México, ni extrema izquierda ni extrema derecha… sino… Arriba y adelante”…