/ miércoles 5 de febrero de 2020

Visión económica | Por fin el acuerdo comercial

A pesar de que muchos expertos analistas, empresarios, académicos, comerciantes e intelectuales aseguraban que los Estados Unidos de América, USA, iba a eliminar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el Tlcan o el Nafta por sus siglas en inglés; éste, ahora renegociado y renombrado “Tratado México Estados Unidos Canadá”, T-MEC, o Usmca como lo bautizó Donald Trump, seguirá vigente con temas actualizados como compras gubernamentales, derechos de autor, ecología, corrupción, integración regional de insumos en la industria automotriz, tópicos laborales y asuntos sobre productos farmacéuticos, entre otras cuestiones.

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Lo aprobaron los tres países y ahora es más importante, en virtud de que las cifras acerca del volumen y el valor de los bienes, productos y mercancías comercializados entre los socios de América del Norte, durante el año pasado 2019 sumaron cantidades mayores que en años anteriores; y México se convirtió en el principal socio comercial de los USA. Esto se ha logrado a pesar de la incertidumbre provocada por el presidente Trump, quien había puesto a temblar con sus peroratas a muchos mexicanos, canadienses y estadounidenses por sus infundadas amenazas de cancelar el acuerdo sin ningún sustento económico, ni social ni político.

Después de intensas negociaciones para modernizar el viejo acuerdo comercial que instrumentamos desde hace 26 años, el movimiento internacional de mercancías y de personas continúa imparable, demostrando así la pertinencia y conveniencia para los tres países de la apertura comercial y de un intercambio más libre entre los socios comerciales. La integración económica trilateral ya está generando un intercambio comercial anual de casi 700 mil millones de dólares, monto que se incrementará en los próximos años, después de modernizar el anterior Tratado. Los grandes problemas de los USA como su ineficiente sistema de salud, su gran déficit fiscal, su inmensa deuda pública, así como el déficit comercial, no son provocados por sus vecinos. La pérdida en el comercio la tienen con China, en casi 390 mil millones de dólares.

Otra sinrazón de Trump para eliminar el Nafta sería la pérdida de empleos en la economía estadounidense, mentira que se derrumba por la demostración de numerosos estudios científicos de economía laboral, que comprueban que más de seis millones de empleos directos que se mantienen en los USA, dependen directamente de su comercio con México. Así que las mentiras contra el Tlcan cayeron por su propio peso. Ahora bien, la riqueza anual generada de casi 700 mil millones de dólares, los $1 mil millones de dólares de inversión extranjera, los $34 mil millones de remesas que envían los paisanos, el millón de personas que a diario cruzan la frontera con fines comerciales, nuestra frontera compartida de 3,140 kilómetros, la más transitada e importante del mundo, los 37 millones de habitantes de origen mexicano que viven en los Estados Unidos de América; así como otros hechos positivos para toda la América del Norte, harán que los propósitos del viejo Tlcan ahora renombrado T-MEC continúen. Sin embargo, como el anterior, el renovado Acuerdo no es ni será la panacea que resuelva nuestros gravísimos problemas de pobreza y marginación. En consecuencia, los mexicanos tenemos que hacer un gran esfuerzo mayor, mucho mayor, para reorientar nuestra política económica con mejores instrumentos de la nueva economía del siglo XXI, que genere mayor inclusión y bienestar a los segmentos más desprotegidos y marginados.

*Internacionalista. Profesor de Relaciones México-USA en la Unison.

lugallaz51@gmail.com

A pesar de que muchos expertos analistas, empresarios, académicos, comerciantes e intelectuales aseguraban que los Estados Unidos de América, USA, iba a eliminar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el Tlcan o el Nafta por sus siglas en inglés; éste, ahora renegociado y renombrado “Tratado México Estados Unidos Canadá”, T-MEC, o Usmca como lo bautizó Donald Trump, seguirá vigente con temas actualizados como compras gubernamentales, derechos de autor, ecología, corrupción, integración regional de insumos en la industria automotriz, tópicos laborales y asuntos sobre productos farmacéuticos, entre otras cuestiones.

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Lo aprobaron los tres países y ahora es más importante, en virtud de que las cifras acerca del volumen y el valor de los bienes, productos y mercancías comercializados entre los socios de América del Norte, durante el año pasado 2019 sumaron cantidades mayores que en años anteriores; y México se convirtió en el principal socio comercial de los USA. Esto se ha logrado a pesar de la incertidumbre provocada por el presidente Trump, quien había puesto a temblar con sus peroratas a muchos mexicanos, canadienses y estadounidenses por sus infundadas amenazas de cancelar el acuerdo sin ningún sustento económico, ni social ni político.

Después de intensas negociaciones para modernizar el viejo acuerdo comercial que instrumentamos desde hace 26 años, el movimiento internacional de mercancías y de personas continúa imparable, demostrando así la pertinencia y conveniencia para los tres países de la apertura comercial y de un intercambio más libre entre los socios comerciales. La integración económica trilateral ya está generando un intercambio comercial anual de casi 700 mil millones de dólares, monto que se incrementará en los próximos años, después de modernizar el anterior Tratado. Los grandes problemas de los USA como su ineficiente sistema de salud, su gran déficit fiscal, su inmensa deuda pública, así como el déficit comercial, no son provocados por sus vecinos. La pérdida en el comercio la tienen con China, en casi 390 mil millones de dólares.

Otra sinrazón de Trump para eliminar el Nafta sería la pérdida de empleos en la economía estadounidense, mentira que se derrumba por la demostración de numerosos estudios científicos de economía laboral, que comprueban que más de seis millones de empleos directos que se mantienen en los USA, dependen directamente de su comercio con México. Así que las mentiras contra el Tlcan cayeron por su propio peso. Ahora bien, la riqueza anual generada de casi 700 mil millones de dólares, los $1 mil millones de dólares de inversión extranjera, los $34 mil millones de remesas que envían los paisanos, el millón de personas que a diario cruzan la frontera con fines comerciales, nuestra frontera compartida de 3,140 kilómetros, la más transitada e importante del mundo, los 37 millones de habitantes de origen mexicano que viven en los Estados Unidos de América; así como otros hechos positivos para toda la América del Norte, harán que los propósitos del viejo Tlcan ahora renombrado T-MEC continúen. Sin embargo, como el anterior, el renovado Acuerdo no es ni será la panacea que resuelva nuestros gravísimos problemas de pobreza y marginación. En consecuencia, los mexicanos tenemos que hacer un gran esfuerzo mayor, mucho mayor, para reorientar nuestra política económica con mejores instrumentos de la nueva economía del siglo XXI, que genere mayor inclusión y bienestar a los segmentos más desprotegidos y marginados.

*Internacionalista. Profesor de Relaciones México-USA en la Unison.

lugallaz51@gmail.com