/ lunes 10 de febrero de 2020

Visión económica | Sin crecimiento, no se genera bienestar

Ante el crecimiento negativo o decrecimiento de -0.1% que sufrió la economía mexicana durante el año pasado 2019, y que ha sido el peor resultado en los últimos 10 años, medido por el parámetro mundialmente reconocido como Producto Interno Bruto, o PIB, hoy de nuevo se presenta una vana discusión en torno a estos conceptos de la moderna rama de la Ciencia Económica denominada Macroeconomía.

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Ahora la querella de los términos económicos más comunes tales como crecimiento, riqueza, PIB, desarrollo, bienestar, progreso y calidad de vida, están en la mesa de análisis de los tomadores de decisiones de la política económica del país. Empero, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador, AMLO, y el líder empresarial Carlos Slim, titubean al ignorar e interpretar erróneamente la significancia de estos importantes conocimientos y procesos socioeconómicos del crecimiento económico, pues nos ponen a temblar cuando desconocen la extrema importancia y trascendencia de estos conceptos.

Equivocadamente ambos personajes declaraban que en México se estaba generando bienestar aun sin crecimiento, lo cual es una falacia porque no es posible generar bienestar socioeconómico, si antes no se producen, o no crece la producción de más bienes, productos y servicios que necesita la población. Aquí es necesario definir que aparte de las complejas definiciones de los economistas, el crecimiento económico que en todo el mundo y desde hace muchos años se mide con la variación porcentual del PIB, durante un año o un trimestre, es producir más. Si, sólo eso: producir más bienes como alimentos, viviendas y medicinas; así como más servicios como médicos, comerciales y educativos, entre otros bienes básicos que el pobre pueblo necesita.

De tal manera que, si no se produce más de lo que la población requiere, se sigue padeciendo más enfermedades, ignorancia, desnutrición, inseguridad, desempleo miseria, violencia y todos los males que origina el círculo vicioso de la pobreza. En consecuencia, no es posible que la gente viva mejor que antes, si ahora no se producen más satisfactores que satisfagan sus necesidades.

Debido a ello, se afirma que sin crecimiento no hay desarrollo, que se define como progreso, calidad de vida y bienestar; así que el presidente AMLO no puede ni debe menospreciar la gran relevancia que el crecimiento económico tiene en todo el mundo. Ahora bien, afortunadamente en esta semana AMLO ya rectificó al corregirse él mismo y admitir y reconocer la gran importancia que el crecimiento tiene para el desarrollo y bienestar del pobre pueblo; y hasta instrumentó un gabinete gubernamental para acelerar e impulsar el crecimiento económico del país… ojalá y lo podamos lograr, para superar las mediocres tasas del 2% de crecimiento anual del PIB que hemos padecido desde hace cuatro décadas.

Ante el crecimiento negativo o decrecimiento de -0.1% que sufrió la economía mexicana durante el año pasado 2019, y que ha sido el peor resultado en los últimos 10 años, medido por el parámetro mundialmente reconocido como Producto Interno Bruto, o PIB, hoy de nuevo se presenta una vana discusión en torno a estos conceptos de la moderna rama de la Ciencia Económica denominada Macroeconomía.

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Ahora la querella de los términos económicos más comunes tales como crecimiento, riqueza, PIB, desarrollo, bienestar, progreso y calidad de vida, están en la mesa de análisis de los tomadores de decisiones de la política económica del país. Empero, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador, AMLO, y el líder empresarial Carlos Slim, titubean al ignorar e interpretar erróneamente la significancia de estos importantes conocimientos y procesos socioeconómicos del crecimiento económico, pues nos ponen a temblar cuando desconocen la extrema importancia y trascendencia de estos conceptos.

Equivocadamente ambos personajes declaraban que en México se estaba generando bienestar aun sin crecimiento, lo cual es una falacia porque no es posible generar bienestar socioeconómico, si antes no se producen, o no crece la producción de más bienes, productos y servicios que necesita la población. Aquí es necesario definir que aparte de las complejas definiciones de los economistas, el crecimiento económico que en todo el mundo y desde hace muchos años se mide con la variación porcentual del PIB, durante un año o un trimestre, es producir más. Si, sólo eso: producir más bienes como alimentos, viviendas y medicinas; así como más servicios como médicos, comerciales y educativos, entre otros bienes básicos que el pobre pueblo necesita.

De tal manera que, si no se produce más de lo que la población requiere, se sigue padeciendo más enfermedades, ignorancia, desnutrición, inseguridad, desempleo miseria, violencia y todos los males que origina el círculo vicioso de la pobreza. En consecuencia, no es posible que la gente viva mejor que antes, si ahora no se producen más satisfactores que satisfagan sus necesidades.

Debido a ello, se afirma que sin crecimiento no hay desarrollo, que se define como progreso, calidad de vida y bienestar; así que el presidente AMLO no puede ni debe menospreciar la gran relevancia que el crecimiento económico tiene en todo el mundo. Ahora bien, afortunadamente en esta semana AMLO ya rectificó al corregirse él mismo y admitir y reconocer la gran importancia que el crecimiento tiene para el desarrollo y bienestar del pobre pueblo; y hasta instrumentó un gabinete gubernamental para acelerar e impulsar el crecimiento económico del país… ojalá y lo podamos lograr, para superar las mediocres tasas del 2% de crecimiento anual del PIB que hemos padecido desde hace cuatro décadas.