/ domingo 19 de septiembre de 2021

Visión económica | Prometen abatir la pobreza y nunca cumplen

Desde nuestro ingreso a la vida universitaria, de la que nunca hemos salido, particularmente a Facultad de Economía en la Benemérita Universidad de Guadalajara, en 1970, hace 53 años, al estudiar el crecimiento y desarrollo de México, hemos analizado los temas socioeconómicos de los triunfalistas informes presidenciales durante septiembre de cada año. Obviamente lo tratado es lo de mayor interés para el pueblo. Aunque desde sus campañas políticas, todos los presidentes han prometido solucionar los dos problemas ancestrales de nuestra nación: la corrupción, y la pobreza que aquélla origina.

Las nuevas generaciones no saben que desde 1970, hace más de cinco décadas, el presidente Luis Echeverria,1970-76 instituyó el lema de: por el bien de todos primero los pobres, mismo que ahora repite el presidente López Obrador, quien además como priista tabasqueño colaboraba estrechamente con aquel gobierno en el nacimiento del Instituto Nacional Indigenista, el INI, que durante varias décadas tenía como misión el combate a la pobreza en las comunidades más pobres del país que siguen siendo las etnias.

Se reconocía que el problema de la pobreza se concentraba en zonas rurales, y desde entonces se instrumentaron populistas planes, programas y proyectos gubernamentales fracasados, que después de cada ocurrencia sexenal se tiran a la basura como el famoso Pider, Programa Integral de Desarrollo Rural; el Pronadri, Programa Nacional de Desarrollo Rural Integral, el Siepa, Sistema Integral de Estímulos para el Agro, el SAM, Sistema Alimentario Mexicano, Coplamar, Solidaridad, Oportunidades, Arranque Parejo, Vivir Mejor, Bienestar, etc.

Durante más de cinco décadas, nueve presidentes han repetido que iban a combatir la pobreza, algunos como José López Portillo, 1976-1982, prometió que él podía erradicarla con la inmensa riqueza petrolera de su sexenio, sin embargo, en su último informe, termino llorando, sí, así como leen, terminó llorando frente a millones de mexicanos que veíamos su Sexto Informe, culpándose porque no había podido ayudar a los pobres, debido a la enorme corrupción de su gobierno.

Enseguida vino Miguel de la Madrid, 1982-88, quien, admitiendo la enorme corrupción generalizada de la década de los ochenta, trató de aplicar su programa de Renovación Moral de la sociedad, mismo que nadie atendió. Fue la década perdida de los ochenta, debido a que el PIB o la producción nacional no creció, generándose por consecuencia un incremento inhumano de la población en condiciones de pobreza.

Siguió Carlos Salinas,1988-1994, con su famoso programa multimillonario de Solidaridad que dilapido inmensos recursos monetarios hacia los pobres, mismos que en lugar de mejorar, empeoraron aumentando la cantidad de pobres de 16 hasta 21 millones de personas. El último año del sexenio concluyó en una de las crisis más graves de la historia, agravándose la situación de los pobres.

Posteriormente vino el tecnócrata Ernesto Zedillo, 1994-2000, a quien le tocó sacar al país de la crisis financiera, salvando a los bancos extranjeros de la bancarrota con el Fobaproa, pero socialmente insensible, sin hacer nada efectivo a favor de los pobres, mismos que según cifras de su propio último informe, aumentaron en un millón por año llegando a los 27 millones.

Al inicio del presente siglo llegó Vicente Fox 2000-2006, quien a consecuencia de su mala gobernación tampoco hizo gran cosa a favor de los pobres, a excepción del programa sanitario del Seguro Popular que proporcionaba servicios de salud a la población abierta. Sin embargo, la cantidad de pobres continuó aumentando, a cifras estimadas superiores a los 34 millones.

Después vendría Felipe Calderón, 2006-2012, quien criminalmente obsesionado con su guerra contra la delincuencia, tampoco atendió al gran segmento de la población sumida en la terrible pobreza, cuyas estadísticas oficiales ya señalaban cifras equivalentes a cerca de la mitad de la población mexicana, más de 45 millones.

Ya con alrededor de la mitad de la población total afectada por la pobreza, ocupa la Presidencia el frívolo pusilánime Enrique Peña, 2012-2018, cuyo cleptócrata gobierno de una gran corrupción generalizada, causó un tremendo aumento de mexicanos sumergidos en la terrible pobreza. Los datos del mismo gobierno, Inegi y Coneval reportaron una cantidad mayor a los 50 millones de pobres en el país.

Con esta terrible herencia de mayor pobreza y corrupción, en 2018 llega a la Presidencia López Obrador con las mismas promesas de abatir la corrupción y la pobreza. De la corrupción ni hablar, pero información cuantitativa de la misma 4T, indica que, durante la mitad del sexenio, aun con sus programas del Bienestar, el número de pobres ha aumentado en cuatro millones más, para asentar a la mitad del pueblo en situación de pobreza. Así que ningún presidente cumple sus promesas de abatir la pobreza.

*Internacionalista Maestro de Relaciones México-Estados Unidos en la Unison


Desde nuestro ingreso a la vida universitaria, de la que nunca hemos salido, particularmente a Facultad de Economía en la Benemérita Universidad de Guadalajara, en 1970, hace 53 años, al estudiar el crecimiento y desarrollo de México, hemos analizado los temas socioeconómicos de los triunfalistas informes presidenciales durante septiembre de cada año. Obviamente lo tratado es lo de mayor interés para el pueblo. Aunque desde sus campañas políticas, todos los presidentes han prometido solucionar los dos problemas ancestrales de nuestra nación: la corrupción, y la pobreza que aquélla origina.

Las nuevas generaciones no saben que desde 1970, hace más de cinco décadas, el presidente Luis Echeverria,1970-76 instituyó el lema de: por el bien de todos primero los pobres, mismo que ahora repite el presidente López Obrador, quien además como priista tabasqueño colaboraba estrechamente con aquel gobierno en el nacimiento del Instituto Nacional Indigenista, el INI, que durante varias décadas tenía como misión el combate a la pobreza en las comunidades más pobres del país que siguen siendo las etnias.

Se reconocía que el problema de la pobreza se concentraba en zonas rurales, y desde entonces se instrumentaron populistas planes, programas y proyectos gubernamentales fracasados, que después de cada ocurrencia sexenal se tiran a la basura como el famoso Pider, Programa Integral de Desarrollo Rural; el Pronadri, Programa Nacional de Desarrollo Rural Integral, el Siepa, Sistema Integral de Estímulos para el Agro, el SAM, Sistema Alimentario Mexicano, Coplamar, Solidaridad, Oportunidades, Arranque Parejo, Vivir Mejor, Bienestar, etc.

Durante más de cinco décadas, nueve presidentes han repetido que iban a combatir la pobreza, algunos como José López Portillo, 1976-1982, prometió que él podía erradicarla con la inmensa riqueza petrolera de su sexenio, sin embargo, en su último informe, termino llorando, sí, así como leen, terminó llorando frente a millones de mexicanos que veíamos su Sexto Informe, culpándose porque no había podido ayudar a los pobres, debido a la enorme corrupción de su gobierno.

Enseguida vino Miguel de la Madrid, 1982-88, quien, admitiendo la enorme corrupción generalizada de la década de los ochenta, trató de aplicar su programa de Renovación Moral de la sociedad, mismo que nadie atendió. Fue la década perdida de los ochenta, debido a que el PIB o la producción nacional no creció, generándose por consecuencia un incremento inhumano de la población en condiciones de pobreza.

Siguió Carlos Salinas,1988-1994, con su famoso programa multimillonario de Solidaridad que dilapido inmensos recursos monetarios hacia los pobres, mismos que en lugar de mejorar, empeoraron aumentando la cantidad de pobres de 16 hasta 21 millones de personas. El último año del sexenio concluyó en una de las crisis más graves de la historia, agravándose la situación de los pobres.

Posteriormente vino el tecnócrata Ernesto Zedillo, 1994-2000, a quien le tocó sacar al país de la crisis financiera, salvando a los bancos extranjeros de la bancarrota con el Fobaproa, pero socialmente insensible, sin hacer nada efectivo a favor de los pobres, mismos que según cifras de su propio último informe, aumentaron en un millón por año llegando a los 27 millones.

Al inicio del presente siglo llegó Vicente Fox 2000-2006, quien a consecuencia de su mala gobernación tampoco hizo gran cosa a favor de los pobres, a excepción del programa sanitario del Seguro Popular que proporcionaba servicios de salud a la población abierta. Sin embargo, la cantidad de pobres continuó aumentando, a cifras estimadas superiores a los 34 millones.

Después vendría Felipe Calderón, 2006-2012, quien criminalmente obsesionado con su guerra contra la delincuencia, tampoco atendió al gran segmento de la población sumida en la terrible pobreza, cuyas estadísticas oficiales ya señalaban cifras equivalentes a cerca de la mitad de la población mexicana, más de 45 millones.

Ya con alrededor de la mitad de la población total afectada por la pobreza, ocupa la Presidencia el frívolo pusilánime Enrique Peña, 2012-2018, cuyo cleptócrata gobierno de una gran corrupción generalizada, causó un tremendo aumento de mexicanos sumergidos en la terrible pobreza. Los datos del mismo gobierno, Inegi y Coneval reportaron una cantidad mayor a los 50 millones de pobres en el país.

Con esta terrible herencia de mayor pobreza y corrupción, en 2018 llega a la Presidencia López Obrador con las mismas promesas de abatir la corrupción y la pobreza. De la corrupción ni hablar, pero información cuantitativa de la misma 4T, indica que, durante la mitad del sexenio, aun con sus programas del Bienestar, el número de pobres ha aumentado en cuatro millones más, para asentar a la mitad del pueblo en situación de pobreza. Así que ningún presidente cumple sus promesas de abatir la pobreza.

*Internacionalista Maestro de Relaciones México-Estados Unidos en la Unison