/ jueves 3 de diciembre de 2020

Con su talento, Gemma Sanchéz rompe las barreras de la discapacidad

La cantante continúa con su preparación asistiendo a clases del Coro de la Universidad de Sonora en formato online

El 03 de diciembre se ha conmemorado como el Día Mundial de la Discapacidad proclamado por la Organización de las Naciones Unidas desde 1992, es por esto que en El Sol de Hermosillo, les brindamos un espacio a esas personas que su discapacidad no les ha impedido realizar su sueños o metas.

Esta es la historia de Gemma, una mujer que desde pequeña sabía lo que quería y su incapacidad visual no fue un obstáculo para obtener un título profesional en lo que más ama hacer: cantar.

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Gemma Guadalupe Sánchez Celaya de 24 años es originaria de la ciudad de Hermosillo y nació con discapacidad visual y con cataratas bilaterales lo que le impidió su visibilidad por completo.

Desde su nacimiento, sus padres han estado a su lado, lo que los llevó a buscar una educación que se adaptara a las necesidades de su pequeña. Fue el Instituto Iris, una institución de educación especial, quien le abrió las puertas a Gemma desde los 10 meses con maternal e intervención temprana donde confirmaron que podía llevar una vida normal a pesar de su discapacidad.

Continuó en la institución con paraescolar y preescolar a los 4 años; a los 6 años comenzó con la primaria hasta los 11 años. Fue en esta institución donde Gemma dio sus primeros pasos como cantante a los 5 años, al participar en la voz principal en pastorelas y en festivales como el día de las madres.

Después de graduarse de la primera en el Instituto Iris, su educación siguió en escuelas normales, en donde recibió el apoyo de sus compañeros y profesores adecuándose a las necesidades de Gemma.

Fue durante su estancia en la preparatoria cuando se enfrentó a su primer reto, donde una de sus profesoras no tenía interés en adecuarse a la discapacidad de Gemma.

“Me acuerdo que tuve unos problemas con la maestra de Fotografía porque quería que tomara las fotos sin ayuda de nadie y pues no veo, ¿cómo le hago?, necesito la ayuda de alguien para que me diga dónde está el objeto, y yo podía enfocarlo y tomar la fotografía, no le pedía a mi padre que tomara la foto por mí, pero ella no quería que nadie me ayudara porque pensaba que hacía el trabajo por mi y no era así, al final hablaron con ella y me cambiaron de profesora”, menciona.

Gemma tiene conciencia de que su interés por la música viene a raíz de su discapacidad, al también tener problemas de lenguaje, aprendió a cantar antes que hablar, era su manera de expresarse. Comenzó a cantar cualquier cosa, como las canciones de Tatiana que era de sus artistas favoritas.

“Cuando entré en la primaria, ya sabemos que nosotros a veces no nos gusta estudiar, más jugar que estudiar, cuando no quería estudiar me ponían música para animarme para que estudiara, ya en la primaria fue cuando entré al coro de la escuela Iris y como les había gustado como cantaba me pusieron como voz principal, ya después empecé a participar en festivales en lo que hacia lo del DIF estatal y municipal, todo lo que tenía que ver con estatal y municipal lo hacía”, dice Gemma.

Entrando a la secundaria fue cuando la invitaron a participar en Talentos Mexicanos Teletón, donde conoció de José Luis Duval, quien la invitó a participar en el Festival Alfonso Ortiz Tirado (FAOT) en la edición del 2011, siendo Gemma en ese entonces, la cantante más joven en participar en el festival.

Con 14 años de edad, Gemma se integró a los Talleres Libres de la Universidad de Sonora, con el Coro Evocca, donde participó, entre otros eventos, en el Festival Primavera de Londres a Latinoamérica y también en los festivales de navidad, siendo este coro una escuela antes de entrar de lleno a la carrera de la Licenciatura en Música de la Universidad de Sonora.

“En el momento que entré en los talleres libres de música de la universidad supe que podía ser soprano, ahí me dijeron que era canto lírico y ópera, yo tenía más o menos claro porque conocía a Andrea Bocelli o IL Divo y me gustaban, pero me dijeron que no podía cantar música popular y sentí cierto rechazo y rebeldía, fue cuando entré a la licenciatura que entendí porqué me pedían no cantar popular”, comenta.

Entrando a la universidad pudo percatarse que era una dinámica diferente a lo que estaba acostumbraba en los talleres libres, donde le dieron las herramientas para aceptar el cambiar la música popular a lo lírico.

“Puedes entrar a la carrera con otros pensamientos, con algún vicio que tu tengas y fue que me dijeron ‘si sigues cantando popular de la forma que tú lo haces, te puedes lastimar las cuerdas vocales o tener otros problemas’, nuestro instrumento no se puede cambiar, no es como un piano o una guitarra, que se si rompe se pude comprar otra, la voz que también es un instrumento no se puede reparar, puedes seguir cantando el género que tú quieras pero tienes una técnica que puedes hacer pero sin dañarte y ya lo entendí mejor”, comenta la cantante.

Foto: Cortesía | Gemma Sánchez Celaya

Fue durante la universidad que aprendió tanto a cantar correctamente la música popular y aceptar con gusto la ópera.

La ventaja de haber asistido anteriormente a los talleres libres de canto es que ya se estaba preparando para lo que venía en la licenciatura al tener compañeros que cursaban la carrera y la mantenían al tanto del plan curricular y las dinámicas de las clases.

Fue durante su curso en la carrera cuando se enfrentó a su segundo gran reto, que al igual que en la preparatoria, también tenía que ver con una profesora que no se adecuaba a las necesidades de la alumna.

“Una maestra que daba ‘Enseñanza del Canto’, nos pedía dar clases a un alumno y grabarlas como evidencia de que dábamos esas clases, yo como entendía las cosas daba las clases, como la respiración, la voz, todo lo que sabía, al terminar el semestre nos pidió las grabaciones, y solo me dijo que se veían más las pompas, yo grababa como podía y creo que lo importante era el contenido de la clase y de lo que estaba hablando y eso me pegó mucho”, expresa.

Con ella realizó un examen de regularización que fue presencial, Gemma se encontraba preparada con su computadora, a lo que la profesora se acercó y le dejó papeles y un lápiz para hacer el examen. “Yo no sé escribir en negro y me dejó la hoja y el lápiz para realizar el examen, la verdad no sé qué pensaba o porqué me dejo eso si yo no sé usarlo, a lo que le pedí que me dictara las preguntas y finalmente accedió a adecuarse a eso”, expresa.

A Gemma lo que más le afectó fue el comentario de su profesora al decirle que solo por lástima los maestros le ponían una calificación aprobatoria.

“Ella me decía que los profesores se compadecían de mí por mi condición, me sentí muy mal por ello, yo no ando dando lástima a los maestros para que me anden poniendo notas aprobatorias, si saqué tal calificación fue porque yo me la saqué, no porque un maestro haya sentido lástima por mí, fue muy malo para mí que me dijera eso, mi tutora fue la que me dijo que su ética profesional no le permite hacer eso de sentir lástima por alguien y ponerle una calificación aprobatoria”, expresa.

Gemma considera que fue ese su mayor reto, porque las demás dificultades se podían solucionar con una tutoría o hablando, si no comprendía un tema, se lo volvían a explicar sin problemas. Una de las ventajas de su carrera es que para ella la mayor parte podía ser oral como los trabajos y exámenes, con esta facilidad y con la ayuda de sus maestros y compañeros pudo titularse satisfactoriamente en diciembre del 2019.

Además de sus diversas satisfacciones en la vida como tener el apoyo de su familia para lograr sus sueños y concluir una carrera universitaria, Gemma ha logrado tener algunos reconocimientos en pro de la inclusión de las personas que discapacidad.

“He ganado Premios de la Juventud a nivel municipal, estatal y nacional en la categoría de la Discapacidad de Integración, que es un proyecto que pretende eliminar las barreras arquitectónicas que tenemos en nuestras calles y en las banquetas para que estén desocupadas por carros o cualquier cosa, que podamos pasar y transitar esas banquetas sin problemas, no solo las personas con discapacidad si no también los peatones”, explica.

Añade: “El nosotros no poder usar esas banquetas porque están ocupadas corremos el riesgo, hasta los peatones que tiene los 5 sentidos, de cruzar y que nos atropelle un carro, es eso la eliminación de las barreras arquitectónicas”.

Para conocer más del proyecto que llevó a Gemma a obtener los Premios de la Juventud, ingresa en su página de Facebook Por un mejor andar para personas con discapacidad de las barreras arquitectónicas.

Entre los planes a futuro de Gemma, se encuentran el dar clases de canto, sacar un repertorio nuevo para presentarlo en concierto, grabar una canción con vídeo oficial y trabajar en el material de su titulación para subirlo a sus redes sociales y dar difusión de su trabajo profesional.

“Para las personas que pasan por alguna discapacidad como la mía, quisiera decirles que no se desanimen, que todo es posible, siempre tendrán las huellas de nuestros padres, siempre estarán con nosotros, piensen que todo estará bien, todo para adelante y no mirar hacia atrás, no nos desanimemos, puede haber cosas buenas y cosas malas, pero de todas se aprende algo”, expresa la soprano.

Hoy en día, Gemma se sigue preparando con clases en línea en el grupo del coro de la Universidad de Sonora junto con alumnos y exalumnos de su alma mater y nos platica la experiencia que su grupo ha experimentado al tener que adaptarse a las nuevas normalidades y retos de llevar una clase donde con el internet, la velocidad puede ser un obstáculo para su trabajo.

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“En agosto nos dijeron que había una plataforma llamada Zoom que fue en donde empezaron a dar las clases, incluso empezamos a montar repertorio y luego hace como dos semanas empezamos con una plataforma que se llama Teams, que es la que utiliza la UNISON con los alumnos de la carrera, en el Zoom queríamos cantar al mismo tiempo, pero la velocidad del Internet era diferente y terminábamos en diferentes tiempos, con Teams no batallamos tanto” explica.

Otro problema tecnológico por el que se encontraron, fue durante su participación en el aniversario de la Universidad de Sonora, donde su profesora les pidió que cada uno se grabara con su parte y se lo mandaran, pero el encargado de edición no pudo juntar los vídeos por los diferentes formatos y declinaron a la invitación de participar en los festejos.

Actualmente, Gemma junto con el Coro de la Universidad de Sonora se encuentran trabajando en un repertorio navideño que estará próximo a estrenarse, pero ahora la maestra será la encargada de grabar las voces en su estudio de una manera que se pueda disfrutar decentemente.

El 03 de diciembre se ha conmemorado como el Día Mundial de la Discapacidad proclamado por la Organización de las Naciones Unidas desde 1992, es por esto que en El Sol de Hermosillo, les brindamos un espacio a esas personas que su discapacidad no les ha impedido realizar su sueños o metas.

Esta es la historia de Gemma, una mujer que desde pequeña sabía lo que quería y su incapacidad visual no fue un obstáculo para obtener un título profesional en lo que más ama hacer: cantar.

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Gemma Guadalupe Sánchez Celaya de 24 años es originaria de la ciudad de Hermosillo y nació con discapacidad visual y con cataratas bilaterales lo que le impidió su visibilidad por completo.

Desde su nacimiento, sus padres han estado a su lado, lo que los llevó a buscar una educación que se adaptara a las necesidades de su pequeña. Fue el Instituto Iris, una institución de educación especial, quien le abrió las puertas a Gemma desde los 10 meses con maternal e intervención temprana donde confirmaron que podía llevar una vida normal a pesar de su discapacidad.

Continuó en la institución con paraescolar y preescolar a los 4 años; a los 6 años comenzó con la primaria hasta los 11 años. Fue en esta institución donde Gemma dio sus primeros pasos como cantante a los 5 años, al participar en la voz principal en pastorelas y en festivales como el día de las madres.

Después de graduarse de la primera en el Instituto Iris, su educación siguió en escuelas normales, en donde recibió el apoyo de sus compañeros y profesores adecuándose a las necesidades de Gemma.

Fue durante su estancia en la preparatoria cuando se enfrentó a su primer reto, donde una de sus profesoras no tenía interés en adecuarse a la discapacidad de Gemma.

“Me acuerdo que tuve unos problemas con la maestra de Fotografía porque quería que tomara las fotos sin ayuda de nadie y pues no veo, ¿cómo le hago?, necesito la ayuda de alguien para que me diga dónde está el objeto, y yo podía enfocarlo y tomar la fotografía, no le pedía a mi padre que tomara la foto por mí, pero ella no quería que nadie me ayudara porque pensaba que hacía el trabajo por mi y no era así, al final hablaron con ella y me cambiaron de profesora”, menciona.

Gemma tiene conciencia de que su interés por la música viene a raíz de su discapacidad, al también tener problemas de lenguaje, aprendió a cantar antes que hablar, era su manera de expresarse. Comenzó a cantar cualquier cosa, como las canciones de Tatiana que era de sus artistas favoritas.

“Cuando entré en la primaria, ya sabemos que nosotros a veces no nos gusta estudiar, más jugar que estudiar, cuando no quería estudiar me ponían música para animarme para que estudiara, ya en la primaria fue cuando entré al coro de la escuela Iris y como les había gustado como cantaba me pusieron como voz principal, ya después empecé a participar en festivales en lo que hacia lo del DIF estatal y municipal, todo lo que tenía que ver con estatal y municipal lo hacía”, dice Gemma.

Entrando a la secundaria fue cuando la invitaron a participar en Talentos Mexicanos Teletón, donde conoció de José Luis Duval, quien la invitó a participar en el Festival Alfonso Ortiz Tirado (FAOT) en la edición del 2011, siendo Gemma en ese entonces, la cantante más joven en participar en el festival.

Con 14 años de edad, Gemma se integró a los Talleres Libres de la Universidad de Sonora, con el Coro Evocca, donde participó, entre otros eventos, en el Festival Primavera de Londres a Latinoamérica y también en los festivales de navidad, siendo este coro una escuela antes de entrar de lleno a la carrera de la Licenciatura en Música de la Universidad de Sonora.

“En el momento que entré en los talleres libres de música de la universidad supe que podía ser soprano, ahí me dijeron que era canto lírico y ópera, yo tenía más o menos claro porque conocía a Andrea Bocelli o IL Divo y me gustaban, pero me dijeron que no podía cantar música popular y sentí cierto rechazo y rebeldía, fue cuando entré a la licenciatura que entendí porqué me pedían no cantar popular”, comenta.

Entrando a la universidad pudo percatarse que era una dinámica diferente a lo que estaba acostumbraba en los talleres libres, donde le dieron las herramientas para aceptar el cambiar la música popular a lo lírico.

“Puedes entrar a la carrera con otros pensamientos, con algún vicio que tu tengas y fue que me dijeron ‘si sigues cantando popular de la forma que tú lo haces, te puedes lastimar las cuerdas vocales o tener otros problemas’, nuestro instrumento no se puede cambiar, no es como un piano o una guitarra, que se si rompe se pude comprar otra, la voz que también es un instrumento no se puede reparar, puedes seguir cantando el género que tú quieras pero tienes una técnica que puedes hacer pero sin dañarte y ya lo entendí mejor”, comenta la cantante.

Foto: Cortesía | Gemma Sánchez Celaya

Fue durante la universidad que aprendió tanto a cantar correctamente la música popular y aceptar con gusto la ópera.

La ventaja de haber asistido anteriormente a los talleres libres de canto es que ya se estaba preparando para lo que venía en la licenciatura al tener compañeros que cursaban la carrera y la mantenían al tanto del plan curricular y las dinámicas de las clases.

Fue durante su curso en la carrera cuando se enfrentó a su segundo gran reto, que al igual que en la preparatoria, también tenía que ver con una profesora que no se adecuaba a las necesidades de la alumna.

“Una maestra que daba ‘Enseñanza del Canto’, nos pedía dar clases a un alumno y grabarlas como evidencia de que dábamos esas clases, yo como entendía las cosas daba las clases, como la respiración, la voz, todo lo que sabía, al terminar el semestre nos pidió las grabaciones, y solo me dijo que se veían más las pompas, yo grababa como podía y creo que lo importante era el contenido de la clase y de lo que estaba hablando y eso me pegó mucho”, expresa.

Con ella realizó un examen de regularización que fue presencial, Gemma se encontraba preparada con su computadora, a lo que la profesora se acercó y le dejó papeles y un lápiz para hacer el examen. “Yo no sé escribir en negro y me dejó la hoja y el lápiz para realizar el examen, la verdad no sé qué pensaba o porqué me dejo eso si yo no sé usarlo, a lo que le pedí que me dictara las preguntas y finalmente accedió a adecuarse a eso”, expresa.

A Gemma lo que más le afectó fue el comentario de su profesora al decirle que solo por lástima los maestros le ponían una calificación aprobatoria.

“Ella me decía que los profesores se compadecían de mí por mi condición, me sentí muy mal por ello, yo no ando dando lástima a los maestros para que me anden poniendo notas aprobatorias, si saqué tal calificación fue porque yo me la saqué, no porque un maestro haya sentido lástima por mí, fue muy malo para mí que me dijera eso, mi tutora fue la que me dijo que su ética profesional no le permite hacer eso de sentir lástima por alguien y ponerle una calificación aprobatoria”, expresa.

Gemma considera que fue ese su mayor reto, porque las demás dificultades se podían solucionar con una tutoría o hablando, si no comprendía un tema, se lo volvían a explicar sin problemas. Una de las ventajas de su carrera es que para ella la mayor parte podía ser oral como los trabajos y exámenes, con esta facilidad y con la ayuda de sus maestros y compañeros pudo titularse satisfactoriamente en diciembre del 2019.

Además de sus diversas satisfacciones en la vida como tener el apoyo de su familia para lograr sus sueños y concluir una carrera universitaria, Gemma ha logrado tener algunos reconocimientos en pro de la inclusión de las personas que discapacidad.

“He ganado Premios de la Juventud a nivel municipal, estatal y nacional en la categoría de la Discapacidad de Integración, que es un proyecto que pretende eliminar las barreras arquitectónicas que tenemos en nuestras calles y en las banquetas para que estén desocupadas por carros o cualquier cosa, que podamos pasar y transitar esas banquetas sin problemas, no solo las personas con discapacidad si no también los peatones”, explica.

Añade: “El nosotros no poder usar esas banquetas porque están ocupadas corremos el riesgo, hasta los peatones que tiene los 5 sentidos, de cruzar y que nos atropelle un carro, es eso la eliminación de las barreras arquitectónicas”.

Para conocer más del proyecto que llevó a Gemma a obtener los Premios de la Juventud, ingresa en su página de Facebook Por un mejor andar para personas con discapacidad de las barreras arquitectónicas.

Entre los planes a futuro de Gemma, se encuentran el dar clases de canto, sacar un repertorio nuevo para presentarlo en concierto, grabar una canción con vídeo oficial y trabajar en el material de su titulación para subirlo a sus redes sociales y dar difusión de su trabajo profesional.

“Para las personas que pasan por alguna discapacidad como la mía, quisiera decirles que no se desanimen, que todo es posible, siempre tendrán las huellas de nuestros padres, siempre estarán con nosotros, piensen que todo estará bien, todo para adelante y no mirar hacia atrás, no nos desanimemos, puede haber cosas buenas y cosas malas, pero de todas se aprende algo”, expresa la soprano.

Hoy en día, Gemma se sigue preparando con clases en línea en el grupo del coro de la Universidad de Sonora junto con alumnos y exalumnos de su alma mater y nos platica la experiencia que su grupo ha experimentado al tener que adaptarse a las nuevas normalidades y retos de llevar una clase donde con el internet, la velocidad puede ser un obstáculo para su trabajo.

Sigue a El Sol de Hermosillo en Google News y mantente informado con las noticias más recientes

“En agosto nos dijeron que había una plataforma llamada Zoom que fue en donde empezaron a dar las clases, incluso empezamos a montar repertorio y luego hace como dos semanas empezamos con una plataforma que se llama Teams, que es la que utiliza la UNISON con los alumnos de la carrera, en el Zoom queríamos cantar al mismo tiempo, pero la velocidad del Internet era diferente y terminábamos en diferentes tiempos, con Teams no batallamos tanto” explica.

Otro problema tecnológico por el que se encontraron, fue durante su participación en el aniversario de la Universidad de Sonora, donde su profesora les pidió que cada uno se grabara con su parte y se lo mandaran, pero el encargado de edición no pudo juntar los vídeos por los diferentes formatos y declinaron a la invitación de participar en los festejos.

Actualmente, Gemma junto con el Coro de la Universidad de Sonora se encuentran trabajando en un repertorio navideño que estará próximo a estrenarse, pero ahora la maestra será la encargada de grabar las voces en su estudio de una manera que se pueda disfrutar decentemente.

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