Han pasado alrededor de cuatro años desde que se develó la estatua dedicada al poeta y dramaturgo Abigael Bohórquez en el corredor cultural del Centro Histórico en Hermosillo que está en Sufragio Efectivo y Obregón.
En este sitio se recuerda al personaje sentado sobre una banca de madera con una libreta en las manos y sus piernas cruzadas.
El originario de Caborca nació el 12 de marzo de 1936, estudió dibujo comercial y publicitario en San Luis Río Colorado y fue parte del equipo de Peña Bohemia que editaba la revista Azul. En 1955 publicó su primer libro Ensayos Poéticos con sus propios recursos; ese mismo año, hasta 1958 estudió arte dramático en el INBA y en el Instituto Cinematográfico de Radio y Televisión de la ANDA.
Después de dos años ganó el concurso Libro Sonorense con Poesía y teatro; los Juegos Literarios Nacionales del Primer Centenario de la Invasión Filibustera Norteamericana en 1857 a Caborca, y participó en otras convocatorias donde sobresalía su trabajo, pues era reconocido nacional e internacionalmente.
Para reconocer la trayectoria del artista sonorense y rescatar el primer cuadro de Hermosillo, el diputado de Movimiento Ciudadano Carlos León García donó la escultura con el propósito de homenajear al poeta y a su aportación al ámbito cultural.
Al poco tiempo esta figura sufrió algunos actos de vandalismo, desde la aplicación de pintura en su atuendo hasta el robo de una mano, el lápiz, la libreta y los anteojos. Está fabricada con bronce, por lo que estas reparaciones tendrían un valor de hasta 15 mil pesos, sin embargo, el escultor no cobró por la mano de obra y el diputado se encargó del material.
Tras haber pasado por algunas modificaciones los ciudadanos optaron por adaptar la estatua a cada temporada del año o eventualidades que marcaran a la comunidad sin dañar la figura e invitando a los ciudadanos a cuidar de los espacios culturales.
Fue así que de un robo que causó indignación pasó a un momento divertido para los hermosillenses pues, al transitar por el lugar se podía notar cómo la estatua se adaptaba a los cambios como por ejemplo en temporada de frío no podía faltar la cobija que lo cubría y en primavera las flores en la cabeza que lo adornaban.
Durante la pandemia por Covid-19 la figura se mantuvo protegida pues un buen ciudadano le colocó un cubreboca a Abigael con la finalidad de hacer conciencia en la sociedad y seguir utilizando estas medidas de prevención y cuidado para evitar contagios.
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Algunos vecinos del lugar expusieron las problemáticas pasadas por lo que exigieron a las autoridades más vigilancia en el andador cultural y alumbrado público para evitar daños a la escultura nuevamente.