/ martes 28 de abril de 2020

Omar Gámez Navo es el poeta de Navobaxia

El creador sonorense cree en la inspiración, le gusta escribir en papel y tiene sus plumas favoritas

En la poesía de Omar Gámez Navo se descubre la magia y la importancia de las palabras, la intensidad que emanan las oraciones escritas, las historias de amor, el olor de una persona, el tamaño de los ojos de Mamachula, la pasión de las madrugada y las mañanas después del vino.

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En entrevista con El Sol de Hermosillo, el autor platicó sobre Rumor de aquellos pasos, una recopilación de tres libros, que reúne 23 poemas, un ejemplar que nunca pensó impreso y cuya primera edición fue lanzada en 2015 por la Universidad de Sonora y la segunda en 2020 por Pinos Alados.

Cortesía | Omar Gámez Navo

De los 23 poemas que se encuentran en el libro, Mamachula es el favorito del autor, un escrito dedicado a su abuela, creado desde el tejido más remoto del corazón de Omar, para una de sus personas favoritas. “Mi abuela nunca lo vio, este poema lo leí aun sin publicar en unas Horas de Junio, sí conecta con el público y la familia”, mencionó.

Navo no discrimina su obra, quiere que todos aquellos que la leen sientan algo, lo que sea. Estos días de estar en casa y las redes sociales le han brindado la posibilidad de que sus textos tengan la voz de sus grandes amigos.

“Es cuando vez tus cosas en otra voz, cuando los revisten, eso tiene la poesía, nos funciona de diferentes formas, pero eso es una universalización que está bien cabrón lograr, que alguien lo agarre y diga ‘wey está madre me conectó’, está bien chilo”, expresó.

Algunos de los artistas que participaron en la narración de los poemas son: Javier Cinco, Gaspior Madrigal, Antonio Reyes Carrasco, Carlos Sánchez, María Dolores Hernández Gil y Mayra Dee por mencionar algunos.

Omar Gámez Navo es originario de Navobaxia una comunidad de Huatabampo, Sonora, en la que nunca ha leído nada de su autoría; es lector desde la infancia, de ahí su gusto por la escritura, de ahí su empatía por la poesía, encontró sus textos preferidos en la biblioteca escolar y en las anécdotas que su hermano le contaba de los libros que leía de incognito en un supermercado local.

“Me encontré con Jaime Sabines y yo decía: ‘¿Se puede escribir así?’, te dan español en la secundaria, te hablan de Góngora, de todos esos vatos que están bien chingones, pero no te hablan de Benedetti, de Sabines, de Ernesto Cardenal, de José Emilio Pacheco. Pero ya ven cómo es uno, siempre me gustaron los libros, leía poesía, es como ver algo, los leía a ellos y quise escribir como ellos, y pues te gusta una morrita y le quieres escribir algo, soy 80 porciento inspiración todavía, creo en eso”, argumentó.

Cortesía | ISC

La primera vez que el Navo compartió sus poemas al público fue durante una edición de Horas de Junio, un evento literario internacional gestionado por autores sonorenses como Alonso Vidal y Abigael Bohórquez, aún era estudiante de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación.

“Fui a ese encuentro de fan, yo traía mis textos escritos a mano, no pasa nada si los traigo, pensaba; la poesía es bien intima, personal, ya después que los sueltas le sirve a la gente, a quien lo necesita, dicen los grandes. Esa vez faltó un escritor, me acuerdo, se organizaba por mesas y alguien me dijo que me subiera a leer y me subí y me fue bien suave, leí el primero y me empezaron a gritar, son textos desmadrosos le llamo yo”, recordó.

Ahí fue cuando conoció a Alonso Vidal. “¿Quién eres muchacho poetita?, así nos decía a los de nuestra generación, él era más organizador. Se le deben muchas cosas a él en el sentido de organizar, movía la cultura y conectaba, me jaló y me dijo: ´¡Qué potencia!´, era Alonso Vidal diciéndome eso, estaba encantado, más bien nervioso.”, expresó.

Cortesía | ISC

La primer obra de Omar se tituló Al contado, una recopilación de crónicas, género que también disfruta, ha escrito cuento y un libro infantil llamado Gladiola, olvidé mi máscara de Súper Muñeco. Fue acreedor al Premio del Libro Sonorense en 2013, ha colaborado y trabajado en diversos medios de comunicación de Sonora y otros estados de la República Mexicana.

Es padre del pequeño León, es fan de escribir en papel, cuadernófilo, le gusta contar su vida en diarios, tiene sus plumas especiales y -a veces- si tienes suerte, las saca para dedicar sus libros.

Navo tiene mucha historia literaria por ofrecer, trabaja en algo importante actualmente, una obra que dará de que hablar, que todos tendrán que leer para conocer lo que aún no es narrado.

En la poesía de Omar Gámez Navo se descubre la magia y la importancia de las palabras, la intensidad que emanan las oraciones escritas, las historias de amor, el olor de una persona, el tamaño de los ojos de Mamachula, la pasión de las madrugada y las mañanas después del vino.

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En entrevista con El Sol de Hermosillo, el autor platicó sobre Rumor de aquellos pasos, una recopilación de tres libros, que reúne 23 poemas, un ejemplar que nunca pensó impreso y cuya primera edición fue lanzada en 2015 por la Universidad de Sonora y la segunda en 2020 por Pinos Alados.

Cortesía | Omar Gámez Navo

De los 23 poemas que se encuentran en el libro, Mamachula es el favorito del autor, un escrito dedicado a su abuela, creado desde el tejido más remoto del corazón de Omar, para una de sus personas favoritas. “Mi abuela nunca lo vio, este poema lo leí aun sin publicar en unas Horas de Junio, sí conecta con el público y la familia”, mencionó.

Navo no discrimina su obra, quiere que todos aquellos que la leen sientan algo, lo que sea. Estos días de estar en casa y las redes sociales le han brindado la posibilidad de que sus textos tengan la voz de sus grandes amigos.

“Es cuando vez tus cosas en otra voz, cuando los revisten, eso tiene la poesía, nos funciona de diferentes formas, pero eso es una universalización que está bien cabrón lograr, que alguien lo agarre y diga ‘wey está madre me conectó’, está bien chilo”, expresó.

Algunos de los artistas que participaron en la narración de los poemas son: Javier Cinco, Gaspior Madrigal, Antonio Reyes Carrasco, Carlos Sánchez, María Dolores Hernández Gil y Mayra Dee por mencionar algunos.

Omar Gámez Navo es originario de Navobaxia una comunidad de Huatabampo, Sonora, en la que nunca ha leído nada de su autoría; es lector desde la infancia, de ahí su gusto por la escritura, de ahí su empatía por la poesía, encontró sus textos preferidos en la biblioteca escolar y en las anécdotas que su hermano le contaba de los libros que leía de incognito en un supermercado local.

“Me encontré con Jaime Sabines y yo decía: ‘¿Se puede escribir así?’, te dan español en la secundaria, te hablan de Góngora, de todos esos vatos que están bien chingones, pero no te hablan de Benedetti, de Sabines, de Ernesto Cardenal, de José Emilio Pacheco. Pero ya ven cómo es uno, siempre me gustaron los libros, leía poesía, es como ver algo, los leía a ellos y quise escribir como ellos, y pues te gusta una morrita y le quieres escribir algo, soy 80 porciento inspiración todavía, creo en eso”, argumentó.

Cortesía | ISC

La primera vez que el Navo compartió sus poemas al público fue durante una edición de Horas de Junio, un evento literario internacional gestionado por autores sonorenses como Alonso Vidal y Abigael Bohórquez, aún era estudiante de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación.

“Fui a ese encuentro de fan, yo traía mis textos escritos a mano, no pasa nada si los traigo, pensaba; la poesía es bien intima, personal, ya después que los sueltas le sirve a la gente, a quien lo necesita, dicen los grandes. Esa vez faltó un escritor, me acuerdo, se organizaba por mesas y alguien me dijo que me subiera a leer y me subí y me fue bien suave, leí el primero y me empezaron a gritar, son textos desmadrosos le llamo yo”, recordó.

Ahí fue cuando conoció a Alonso Vidal. “¿Quién eres muchacho poetita?, así nos decía a los de nuestra generación, él era más organizador. Se le deben muchas cosas a él en el sentido de organizar, movía la cultura y conectaba, me jaló y me dijo: ´¡Qué potencia!´, era Alonso Vidal diciéndome eso, estaba encantado, más bien nervioso.”, expresó.

Cortesía | ISC

La primer obra de Omar se tituló Al contado, una recopilación de crónicas, género que también disfruta, ha escrito cuento y un libro infantil llamado Gladiola, olvidé mi máscara de Súper Muñeco. Fue acreedor al Premio del Libro Sonorense en 2013, ha colaborado y trabajado en diversos medios de comunicación de Sonora y otros estados de la República Mexicana.

Es padre del pequeño León, es fan de escribir en papel, cuadernófilo, le gusta contar su vida en diarios, tiene sus plumas especiales y -a veces- si tienes suerte, las saca para dedicar sus libros.

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