/ viernes 27 de agosto de 2021

Somos Escena: Emergencias y vaivenes en la danza escénica de Sonora

La agrupación Somos Escena, dedicada a la danza contemporánea hizo su debut como compañía artística con su opera prima en el Parque de Madero de Hermosillo

Recientemente tuvo lugar la presentación inaugural del colectivo de danza Somos Escena en la concha acústica del Parque Madero, en Hermosillo. Bajo la dirección general de Tania Alday, y la colaboración de diversos artistas, la agrupación presentó su opera prima. Con la participación de Isaac Peña y Antonio Granados en la música, la propia directora, junto con Áura Domínguez, Christian Durazo, Joel Durazo, Citlali Gasca y Paula Ornelas, interpretaron “Somos”, de creación colectiva con la dirección de Alday. El proceso ha estado bajo la mirada atenta de Gabino Guerrero.

También te puede interesar: El acceso a la cultura, un pilar en el mandato de Claudia Pavlovich

Algunos días antes tuvieron presentaciones del mismo programa en Casa Guadalupe Libre y Comedor Golondrinas, para poblaciones llamadas vulnerables. Es cierto que en los últimas dos décadas han surgido en Hermosillo diversas agrupaciones dedicadas a las artes escénicas que, en conjunto, enriquecen el panorama de la cultura artística. Pero la aparicióm de Somos Escena tiene simbolismos especiales, algunos de los cuales serán mostrados aquí. Vale le pena detenerse en el análisis.

Inauguración del colectivo de danza Somos Escena / Foto: Cortesía | Juan Izaguirre

Para quienes estamos familiarizados con la danza escénica en Sonora, la genealogía entre Somos Escena y Antares, Danza Contemporánea, es quizás el rasgo más visible en cuanto al desarrollo de esta expresión artística. Sobre este aspecto vale la pena detenerse, contando un poco de historia.

El propio Antares, desprendido en 1987 del pionero grupo Truzka, abrió hace poco más de treinta años un panorama inédito para la danza de aquella época en Sonora y en México. Es verdad que la estructura de la compañía dirigida por Miguel Mancillas y la ahora emergente dirigida por Tania Alday, así como los procesos por los que cada una atraviesa, no son idénticos, pero el fenómeno es el mismo: una escisión, una partición que, en términos amables, puede ser vista como un broto o una extension. Todo dependerá del curso que tomen las cosas en el trayecto que ahora empieza el proyecto de Alday y sus colegas.

Del mismo modo en que Antares surgió al final de los años 80 del siglo pasado, ahora lo hace Somos Escena, dando evidencia de la evoución de y en la danza sonorense. ¿Qué hemos visto, o qué vamos ver con la aparición de Somos Escena? Esta pregunta nos lleva al segundo punto de este análisis.

Inauguración del colectivo de danza Somos Escena / Foto: Cortesía | Juan Izaguirre

El surgimiento de Somos Escena en medio de una crisis sanitaria mundial, como la del Covid-19, no deja de ser llamativo principalmente por la actividad de que se trata: la danza. No estamos frente a una actividad de las llamadas esenciales, como aquellas relacionadas con la alimentación, salud o vivienda; tampoco se trata de una actividad del sector primario en términos económicos. Según un estudio de Mario Alberto Mendoza Sánchez, en la estructura del desarrollo económico de Sonora el arte, o la danza en particular, no figuraba por lo menos hasta 2015 como componente. No. La danza en México y en Sonora sigue siendo un oficio exótico, por decirlo con suavidad. ¡No sabemos si esto último sea bueo o malo! Hace poco más una década, en la Encuesta nacional de prácticas, hábitos y consumo culturales 2010, el 66% declaró no haber asistido nunca a un espectáculo de danza. Desde entonces no parece haber cambiado demasiado la política cultural, ni tampoco la actitud social, como para pensar que este dato se haya modificado sustancialmente.

Por eso, la aparición de un proyecto como Somos Escena en medio de la pandemia por Covid-19 es motivo de análisis, pero sobre todo de celebración. ¿Cuáles son las razones que impulsan a este grupo de artistas a empezar una aventura de esta naturaleza, en las condiciones descritas? Aquí algunas de ellas, segun quien esto escribe.

La primera es la transición de un ambiente dancístico consolidado en Antares, a ser individuos autónomos e independientes en busca o mayor claridad de un horizonte propio. Esta primera razón parece definir significativamente el proyecto de Somos Escena, porque alude a la actitud esencialmente humana del ser/estar de las personas. Y el ser/estar involucra andar, detenerse, desandar, dar vueltas. “No es la intención la trascendencia histórica sino el gozo de bailar, lo que nos motiva”, dice Christian, “La errancia me define” apunta luego con contundencia Citlali. Por si hicera falta, también emerge el conflicto de la identidad como motor en este episodio en que se encuentran los y las intérpretes del colectivo. Es fuerte la tentación de romantizar al punto del cliché estas imágenes de gozo, errancia e identidad como con frecuencia sucede; sin embargo, las motivaciones de lo que implica hacer danza profesionalmente, exigen otra valoración.

Inauguración del colectivo de danza Somos Escena / Foto: Cortesía | Juan Izaguirre

La búsqueda de claridad en el horizonte propio, a la que se alude, no empieza ahora, en la concha acústica del Parque Madero. Ha tenido origen en la historia personal de cada quien. En los relatos de los y las intérprettes aparece el vínculo entre deporte y danza como mecanismo de exploración corporal; hay desde luego una cercanía sistemática con la danza; perto también tiene lugar la no familiaridad, la distancia social previa no solo con esta expresión, sino con el arte en general. En última y primera instancia, hay una profunda gratitude con lo hecho y lo andado. Esta diversidad de rutas convergen en la danza desde antes, pero a partir de ahora se proyectan con mayor decisión hacia la integración de un proyecto artístico llamado Somos Escena.

¿Qué tanto de la breve historia de la danza sonorense se concentra en Somos Escena? Con esta pregunta no debemos limitarnos a apreciar lo visible y común: técnica de entrenamiento, características de los cuerpos, modelo de producción. Estos aspectos son necesarios para conocer a un colectivo artístico, pero no son suficientes para definir su estructura. Otros valores, menos esgrimidos pero subyacentes en la conciencia de cada quien, como el posicionamiento ético y politico frente a la danza, sus vínculos con lo social, lo económico, pasando por sus efectos en el desarrollo humano, son elementos indispensables para caracterizar cualquier modelo de creación artística y reconocerle identidad.

La segunda circunstancia que impulsa a Somos Escena es la invitación que sus integrantes, por via de Paquita Esquer, figura central en la promoción y gestión cultural de todos los tiempos, han recibido para integrarse a una agenda definida por el enfoque social volcado en los públicos tradicionalmente no atendidos: los sectores sociales periféricos y del medio rural, por ejemplo. Como evidencia, repetimos que antes de su presentación en el Parque Madero, Somos Escena tuvo actuaciones en Casa Guadalupe Libre y en el Comedor Golondrinas, dos espacios cuyos beneficiaries ahora han tenido la experiencia de ver danza en vivo como quizás no lo habían hecho antes, o como no lo hacen con frecuencia. ¿Puede en algo cambiar la vida de estos grupos sociales ver danza? ¿Cómo impacta entre los intérpretes de “Somos” la vivencia de actuar entre niños y adolescentes que han vivido forzadamente en situación de calle?

Inauguración del colectivo de danza Somos Escena / Foto: Cortesía | Juan Izaguirre

En este engranaje la participación de la iniciativa privada es destacable. La presencia de la empresa Caffenio, por via de Claudia Verenice Acedo, Directora de Planeación y Sostenibilidad, señala un hecho trascendente, porque marca una diferencia en el modelo de gestión cultural. El involucramiento de la iniciativa privada en la política cultural y en proyectos de desarrollo artístico, en particular, ha sido un viejo anhelo. Ahora, la sagacidad de agentes experimentados como Paquita Esquer junto con la voluntad empresarial, permite ver materializado un programa cultural en el que una empresa participa directamente. Sobre la evolución de este modelo de gestión estaremos atentos. ¡Cómo no!

Por ultimo, la tercera razón que justifica la aparición de Somos Escena es la ineludible recreación, en todos los niveles posibles: bio-psicológico, social, politico y cultural. En testimonios aportados por ellos y ellas, tanto como en su actuación escénica, abundan las imágenes de ciclos cerrados y al mismo tiempo de ventanas entreabiertas. El contraste entre clausura y apertura ha sido muy estudiado como rasgo propio de los seres vivos, destacadamente por Maturana. Estos artistas de la danza actualizan el continuum de clausura/apertura mediante la muestra de un modelo creativo y de producción que para algunos será innovador, mientras que para otras será continuismo. Nadie se equivoca. Es lo uno y lo otro; y es lo otro, también. Es la hora del alumbramiento; en la tension del momento, fluyen los relatos de cada quien, al mismo tiempo se congestionan los conductos sensibles no solo de bailarines en la concha acústica del Parque Madero, sino entre los espectadores que comparten piezas de historia sobre las virtudes y penitencias, los privilegios y sanciones de hacer danza en Sonora.

Inauguración del colectivo de danza Somos Escena / Foto: Cortesía | Juan Izaguirre

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A partir de este acontecimiento, como de costumbre, corresponde a autoridades, espectadores y al conjunto de Somos Escena, involucrados todos en el engranaje complejo – no mecánico - y con frecuencia impredescible que es la sociedad, fortalecer una actitud mayormente decidida sobre la expectativa cultural que deseamos para nuestro medio.


Recientemente tuvo lugar la presentación inaugural del colectivo de danza Somos Escena en la concha acústica del Parque Madero, en Hermosillo. Bajo la dirección general de Tania Alday, y la colaboración de diversos artistas, la agrupación presentó su opera prima. Con la participación de Isaac Peña y Antonio Granados en la música, la propia directora, junto con Áura Domínguez, Christian Durazo, Joel Durazo, Citlali Gasca y Paula Ornelas, interpretaron “Somos”, de creación colectiva con la dirección de Alday. El proceso ha estado bajo la mirada atenta de Gabino Guerrero.

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Algunos días antes tuvieron presentaciones del mismo programa en Casa Guadalupe Libre y Comedor Golondrinas, para poblaciones llamadas vulnerables. Es cierto que en los últimas dos décadas han surgido en Hermosillo diversas agrupaciones dedicadas a las artes escénicas que, en conjunto, enriquecen el panorama de la cultura artística. Pero la aparicióm de Somos Escena tiene simbolismos especiales, algunos de los cuales serán mostrados aquí. Vale le pena detenerse en el análisis.

Inauguración del colectivo de danza Somos Escena / Foto: Cortesía | Juan Izaguirre

Para quienes estamos familiarizados con la danza escénica en Sonora, la genealogía entre Somos Escena y Antares, Danza Contemporánea, es quizás el rasgo más visible en cuanto al desarrollo de esta expresión artística. Sobre este aspecto vale la pena detenerse, contando un poco de historia.

El propio Antares, desprendido en 1987 del pionero grupo Truzka, abrió hace poco más de treinta años un panorama inédito para la danza de aquella época en Sonora y en México. Es verdad que la estructura de la compañía dirigida por Miguel Mancillas y la ahora emergente dirigida por Tania Alday, así como los procesos por los que cada una atraviesa, no son idénticos, pero el fenómeno es el mismo: una escisión, una partición que, en términos amables, puede ser vista como un broto o una extension. Todo dependerá del curso que tomen las cosas en el trayecto que ahora empieza el proyecto de Alday y sus colegas.

Del mismo modo en que Antares surgió al final de los años 80 del siglo pasado, ahora lo hace Somos Escena, dando evidencia de la evoución de y en la danza sonorense. ¿Qué hemos visto, o qué vamos ver con la aparición de Somos Escena? Esta pregunta nos lleva al segundo punto de este análisis.

Inauguración del colectivo de danza Somos Escena / Foto: Cortesía | Juan Izaguirre

El surgimiento de Somos Escena en medio de una crisis sanitaria mundial, como la del Covid-19, no deja de ser llamativo principalmente por la actividad de que se trata: la danza. No estamos frente a una actividad de las llamadas esenciales, como aquellas relacionadas con la alimentación, salud o vivienda; tampoco se trata de una actividad del sector primario en términos económicos. Según un estudio de Mario Alberto Mendoza Sánchez, en la estructura del desarrollo económico de Sonora el arte, o la danza en particular, no figuraba por lo menos hasta 2015 como componente. No. La danza en México y en Sonora sigue siendo un oficio exótico, por decirlo con suavidad. ¡No sabemos si esto último sea bueo o malo! Hace poco más una década, en la Encuesta nacional de prácticas, hábitos y consumo culturales 2010, el 66% declaró no haber asistido nunca a un espectáculo de danza. Desde entonces no parece haber cambiado demasiado la política cultural, ni tampoco la actitud social, como para pensar que este dato se haya modificado sustancialmente.

Por eso, la aparición de un proyecto como Somos Escena en medio de la pandemia por Covid-19 es motivo de análisis, pero sobre todo de celebración. ¿Cuáles son las razones que impulsan a este grupo de artistas a empezar una aventura de esta naturaleza, en las condiciones descritas? Aquí algunas de ellas, segun quien esto escribe.

La primera es la transición de un ambiente dancístico consolidado en Antares, a ser individuos autónomos e independientes en busca o mayor claridad de un horizonte propio. Esta primera razón parece definir significativamente el proyecto de Somos Escena, porque alude a la actitud esencialmente humana del ser/estar de las personas. Y el ser/estar involucra andar, detenerse, desandar, dar vueltas. “No es la intención la trascendencia histórica sino el gozo de bailar, lo que nos motiva”, dice Christian, “La errancia me define” apunta luego con contundencia Citlali. Por si hicera falta, también emerge el conflicto de la identidad como motor en este episodio en que se encuentran los y las intérpretes del colectivo. Es fuerte la tentación de romantizar al punto del cliché estas imágenes de gozo, errancia e identidad como con frecuencia sucede; sin embargo, las motivaciones de lo que implica hacer danza profesionalmente, exigen otra valoración.

Inauguración del colectivo de danza Somos Escena / Foto: Cortesía | Juan Izaguirre

La búsqueda de claridad en el horizonte propio, a la que se alude, no empieza ahora, en la concha acústica del Parque Madero. Ha tenido origen en la historia personal de cada quien. En los relatos de los y las intérprettes aparece el vínculo entre deporte y danza como mecanismo de exploración corporal; hay desde luego una cercanía sistemática con la danza; perto también tiene lugar la no familiaridad, la distancia social previa no solo con esta expresión, sino con el arte en general. En última y primera instancia, hay una profunda gratitude con lo hecho y lo andado. Esta diversidad de rutas convergen en la danza desde antes, pero a partir de ahora se proyectan con mayor decisión hacia la integración de un proyecto artístico llamado Somos Escena.

¿Qué tanto de la breve historia de la danza sonorense se concentra en Somos Escena? Con esta pregunta no debemos limitarnos a apreciar lo visible y común: técnica de entrenamiento, características de los cuerpos, modelo de producción. Estos aspectos son necesarios para conocer a un colectivo artístico, pero no son suficientes para definir su estructura. Otros valores, menos esgrimidos pero subyacentes en la conciencia de cada quien, como el posicionamiento ético y politico frente a la danza, sus vínculos con lo social, lo económico, pasando por sus efectos en el desarrollo humano, son elementos indispensables para caracterizar cualquier modelo de creación artística y reconocerle identidad.

La segunda circunstancia que impulsa a Somos Escena es la invitación que sus integrantes, por via de Paquita Esquer, figura central en la promoción y gestión cultural de todos los tiempos, han recibido para integrarse a una agenda definida por el enfoque social volcado en los públicos tradicionalmente no atendidos: los sectores sociales periféricos y del medio rural, por ejemplo. Como evidencia, repetimos que antes de su presentación en el Parque Madero, Somos Escena tuvo actuaciones en Casa Guadalupe Libre y en el Comedor Golondrinas, dos espacios cuyos beneficiaries ahora han tenido la experiencia de ver danza en vivo como quizás no lo habían hecho antes, o como no lo hacen con frecuencia. ¿Puede en algo cambiar la vida de estos grupos sociales ver danza? ¿Cómo impacta entre los intérpretes de “Somos” la vivencia de actuar entre niños y adolescentes que han vivido forzadamente en situación de calle?

Inauguración del colectivo de danza Somos Escena / Foto: Cortesía | Juan Izaguirre

En este engranaje la participación de la iniciativa privada es destacable. La presencia de la empresa Caffenio, por via de Claudia Verenice Acedo, Directora de Planeación y Sostenibilidad, señala un hecho trascendente, porque marca una diferencia en el modelo de gestión cultural. El involucramiento de la iniciativa privada en la política cultural y en proyectos de desarrollo artístico, en particular, ha sido un viejo anhelo. Ahora, la sagacidad de agentes experimentados como Paquita Esquer junto con la voluntad empresarial, permite ver materializado un programa cultural en el que una empresa participa directamente. Sobre la evolución de este modelo de gestión estaremos atentos. ¡Cómo no!

Por ultimo, la tercera razón que justifica la aparición de Somos Escena es la ineludible recreación, en todos los niveles posibles: bio-psicológico, social, politico y cultural. En testimonios aportados por ellos y ellas, tanto como en su actuación escénica, abundan las imágenes de ciclos cerrados y al mismo tiempo de ventanas entreabiertas. El contraste entre clausura y apertura ha sido muy estudiado como rasgo propio de los seres vivos, destacadamente por Maturana. Estos artistas de la danza actualizan el continuum de clausura/apertura mediante la muestra de un modelo creativo y de producción que para algunos será innovador, mientras que para otras será continuismo. Nadie se equivoca. Es lo uno y lo otro; y es lo otro, también. Es la hora del alumbramiento; en la tension del momento, fluyen los relatos de cada quien, al mismo tiempo se congestionan los conductos sensibles no solo de bailarines en la concha acústica del Parque Madero, sino entre los espectadores que comparten piezas de historia sobre las virtudes y penitencias, los privilegios y sanciones de hacer danza en Sonora.

Inauguración del colectivo de danza Somos Escena / Foto: Cortesía | Juan Izaguirre

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A partir de este acontecimiento, como de costumbre, corresponde a autoridades, espectadores y al conjunto de Somos Escena, involucrados todos en el engranaje complejo – no mecánico - y con frecuencia impredescible que es la sociedad, fortalecer una actitud mayormente decidida sobre la expectativa cultural que deseamos para nuestro medio.


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