Hace 25 años, Marybel Ferrales Nápoles llegó a Sonora para ofrecer un género musical diferente a los hermosillenses: la ópera. Originaria de Cabaiguán, Cuba, nació el 25 de mayo de 1968. Soprano es la primera profesión que desarrolló, posteriormente comenzó la labor educativa en la Universidad de Sonora como maestra de la Licenciatura en Artes, actualmente es maestra en Música e imparte la materia de Canto y dirige el coro de la institución.
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La familia es lo más importante, son su centro pero también comparte su corazón con sus alumnos y con el coro de la Unison, el cual ha sido su refugio artístico durante 25 años. “A todos mis alumnos los llevo en el corazón, estoy muy orgullosa y parte de mi voz y de mi ser dentro de la escena siempre está con ellos”, dijo.
“Cuando decidimos venir a esta tierra fue por invitación que nos hizo del Instituto Sonorense de Cultura para inaugurar el Festival Ortiz Tirado de 1995, habíamos tomado la decisión de dejar la actividad artística y de estar viajando a distintos países haciendo ópera y opereta para radicar en un país, el objetivo era salir de Cuba la familia completa, sólo bajo una actividad docente el Gobierno cubano daba el permiso para sacar a mi hija la mayor”, mencionó Marybel.
El objetivo principal del género es educar al público, ofrecer espectáculos que sean fácil de comprender y disfrutar. Tras haber pasado 25 años en Hermosillo considera que no se ha establecido en un lugar donde se puedan apreciar los conciertos, también resaltó que en otras ciudades se realizan este tipo de eventos hasta dos veces al año.
“La educación cubana hace que las cosas difíciles sean las cosas que queremos hacer, el construir desde cero para mí siempre ha sido lo más interesante y creo que eso fue la definición personal de voy a quedarme y voy a hacer que rinda frutos, sacrificando a la artista, a la cantante”, expresó.
Para Marybel Ferrales, la ópera conjuga todas las artes desde las escénicas, danza, literatura, elementos escenográficos, la música, instrumentos, vestuario, luces y aunque ésta sea muy costosa te ofrece un gran concierto.
Actualmente es mayor la matrícula de aspirantes a la licenciatura, son solamente 25 lugares que hay dentro de la opción en Música, los cuales en su gran mayoría son cantantes.
“Hay que enseñar al público y llevarlo a este tipo de espectáculos, pero sobre todo que lo entienda, que sea como una película que lleve subtítulos, aunque esté en otro idioma pero que se pueda comprender, para que la música que es tan bella los cubra sus sentimientos”, añadió.
A sus 18 años escuchó por primera vez la ópera La Boheme de Giacomo Puccini en el Gran Teatro de La Habana, tiempo después escuchó un disco de la soprano Ester Borja y se enamoró de su forma de cantar, cuando comenzó a imitarla su abuelo la escuchó y le dijo “eso sí se te oye bonito, no como lo que haces con la guitarra, gritas y me duele la cabeza”, desde ese momento se interesó por el género.
En 1997 fue su primera puesta en escena con Cavalleria Rusticana de Pietro Mascagni, en el 2000 con La Traviata de Giuseppe Verdi, en el 2001 Madame Butterfly, en el 2013 Elixir de Amor, entre otras.
Son dos sus canciones favoritas en italiano Visidarte de la ópera Tosca de Giacomo Puccini y Nunca Digas de Jorge del Moral y una canción cubana sería Te Espero en la Eternidad del maestro Adolfo Guzmán.
“La ópera para mí es la realización de todas las artes, se conjuga a través de la voz, los sentimientos y el entendimiento hacia el público de lo que estoy haciendo, entonces para mí que siempre fui una niña muy introvertida significa poder decir a través de la música mis sentimientos”, añadió.
Dentro de las funciones que marcaron la vida de Marybel se encuentra la presentación en las Fiestas del Pitic en un concierto que compartió con su esposo Jorge Humberto Espinoza Hurtado, tenor, y el maestro Héctor Acosta al piano. “Se llenó el lugar, aparte de eso las personas expresaron sus sentimientos, rieron, lloraron, sintieron junto conmigo, fue un concierto muy hermoso en donde yo me volví a sentir Marybel”.
Antes de subir al escenario, realiza un ritual especial, llega temprano y recorre todo el escenario para sentir compartir sus energías y agradece a las personas que estuvieron en el lugar antes que ella, hace una respiración profunda y concluye. También lleva una fotografía a todos sus conciertos de María Callas, con quien se identifica y hace una oración antes de subir.
“En cada pieza es una historia, aprendí la actuación, primero tú sientes lo que llevas dentro y de ahí lo transmites, para mí el público es lo que más respeto, al momento de cantar quiero lograr que esa persona vibre, comprenda y yo sienta junto con ella”, finalizó.
