Enriqueta Basilio fue la primera mujer que encendió la llama olímpica en los Juegos de Verano de 1968 en Ciudad de México, cuando apenas tenía 20 años de edad. Su aparición en la ceremonia inaugural fue en representación de su equipo de atletismo y ésta causó revuelo entre los espectadores al ser seleccionada para realizar el acto y aceptar el honor con aplomo.
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La velocista mexicana había compartido con los medios que tal vez había sido seleccionada porque en México los hombres y las mujeres tenían los mismos derechos, así como también que su país esperaba mostrar igualdad ante el mundo.
Fue el 12 de octubre de 1968 cuando Basilio entró al estadio en Ciudad de México con la antorcha olímpica, llevada por mar y tierra desde Grecia por una sucesión de más de 2775 portadores. Dio una vuelta a la pista, subió los 90 escalones cubiertos por alfombra e inclinó la antorcha hacia el gran pebetero de metal, encendiendo los quemadores de gas y con la ovación de 100 mil espectadores dieron inicio con los juegos oficialmente.
Basilio era originaria de Mexicali, Baja California, a sus 20 años cambió la historia de los Juegos Olímpicos ante los ojos de todo el mundo, sin embargo esta no fue la única vez que la atleta tuvo la antorcha en sus manos, pues años después en 2004, fue la encargada de transportar el fuego durante su paso por México para llegar a Atenas.
Enriqueta pertenecía a la federación de atletismo de México; dentro de los Juegos Olímpicos México 68 compitió en tres carreras, sin embargo no consiguió ninguna medalla y nunca volvió a competir en otros Juegos Olímpicos. La atleta falleció en octubre del 2019 a los 71 años de edad.
