El futbol sonorense ha ido creciendo conforme han pasado los años, sin embargo, para los analistas de esta disciplina, la entidad vivió un antes y un después a finales de los años 70 e inicios de los 80, cuando la llamada “Generación Dorada” se alzó con un tricampeonato nacional de manera consecutiva.
Uno de los guerreros que dejaron todo sobre el campo de juego y fue pieza clave, fue Pedro “Chacho” Ramos, quien se unió como uno más de esa gran generación al Salón de la Fama del Deportista Sonorense, como parte de la Clase 2023.
“Chacho” estuvo presente durante los títulos de la categoría de Primera Fuerza en las ediciones nacionales de 1979, 1980 y 1981 y, 34 años más tarde, lo recuerda con orgullo y cariño.
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“En 1978 fuimos subcampeones en Jalisco, y al año siguiente, en 1979, ganamos el primer campeonato en Chetumal, no sin antes jugar la final adelantada ante los tapatíos, de hecho, a mí me tocó cuidar al “Chícharo” Hernández, al papá del ‘Chicharito’, y pues… no me hizo nada (risas)”.
“Después en el ‘80 repetimos el campeonato siendo sede (del Campeonato Nacional de Futbol), porque jugamos en el estadio “Héctor Espino”, en ese entonces casa de los Naranjeros; el diamante quedó habilitado como campo de futbol, no se podía remover la loma de lanzar y así jugamos, además, las porterías fueron ubicadas por la primera base y el jardín derecho”, recordó.
La máxima faena la consiguieron en 1981, cuando en Tabasco, ante los locales, se llevaron el triunfo en tiempo extra, en lo que para el nuevo inmortal, fue el juego más difícil que rememora.
“En ese juego de semifinal estábamos empatados 1-1, Tabasco traía un equipazo, en eso, con el juego en la balanza, salió un córner (tiro de esquina) y en un cabeceo la pelota llegó hasta la media cancha, entonces, yo como defensa, sólo pensé en centrar el balón y para fortuna mi disparo entró por el ángulo de la portería para el 2-1. Después se empató el marcador y ganamos en tiempo extra”, señaló.
De igual manera, ese combinado hizo historia al vencer en 1979 a la selección de México juvenil por 4-1 en el “Héctor Espino”, un combinado nacional que contaba con nombres como los de Gonzalo Farfán, Fernando Tena y Pedro Soto.
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El equipo sonorense de esa época fue tan influyente en el desarrollo de la disciplina en la entidad, que fue a raíz de estos éxitos que se decidió en construir el Estadio “Héroe de Nacozari”, junto a la Unidad Deportiva del Noroeste, en 1985, la cual, en ese entonces sólo constaba del Centro de Usos Múltiples y la Alberca “Héroes de Nacozari”.
“Siempre será un gran orgullo haber representado a Sonora en todos los niveles, es lo máximo pertenecer a la Clase 2023 del Salón de la Fama, ahí está mi trayectoria; recuerdo mucho una frase de mi papá ‘vas a vivir de la patada’ (risas) pues sabía de la pasión que sentía por el balompié”, finalizó con emoción.
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