/ jueves 8 de diciembre de 2022

¿Coca Cola inventó a Santa Claus? La verdad detrás de la botella

Los "grinches" que hay por ahí te dirán que a Santa lo inventaron para vender refresco, y puede que tengan un poquito de razón, pero no toda

“¿Mamacita, dónde está Santa Claus?” es una pregunta que ha intrigado tanto a historiadores como artistas por siglos, siendo uno de los nombres más asociados con la Navidad alrededor del mundo. Y es que el hombre barba blanca que recorre el planeta entero entregando regalos ha llevado la navidad incluso a países donde el cristianismo no figura ni de lejos como la religión más popular.

Una de las versiones más populares de dónde surgió la leyenda de Santa Claus es que, en algún momento del siglo pasado, la Coca-Cola Company se apropió de la imagen del ícono católico de San Nicolás para convertirlo en el sinónimo de las fiestas que conocemos hoy en día, con todo y el vistoso traje que ostenta el blanco y rojo de la marca; aunque hay algo de razón en esta “historia de origen”, como tendría cualquier superhéroe, los elementos que conforman a este personaje vienen de mucho, mucho, más atrás.

Aunque la empresa refresquera no puede adjudicarse el haber creado a Santa Claus, sí se lleva gran parte del crédito por haber incorporado mucho de sus elementos y llevarlo a todo el mundo / Foto: Cortesía | American History


Un santo turco

La historia de San Nicolás, del que todas las versiones posteriores del Santaclós parten, no inicia en el polo norte, sino que puede ser rastreada hasta los siglos III y IV, en lo que hoy en día es Turquía. Eran malos tiempos para ser un santo católico, con la persecución del Imperio Romano imponiendo las dos opciones de abandonar la fe o enfrentar las consecuencias, que consistían en encarcelamiento o ejecución.

Lee también: Formas divertidas de envolver regalos para esta Navidad

Nicolás, encima de esto, distaba de ser un anciano regordete y bonachón que repartía regalos, como obispo de la ciudad de Myra se hizo de una reputación de rebeldía y fiereza contra el imperio en defensa de sus creencias. Luego de pasar años encerrado, fue liberado cuando el emperador Constantino terminó con la persecución de los cristianos en el año 313, a lo que le seguiría una vida a la que se atribuyen múltiples milagros y actos de generosidad.

San Nicolás no tenía mucho que ver con la imagen de Santa Claus que conocemos hoy en día, para empezar no tomaba Coca Cola / Foto: Cortesía | Wikimedia Commons

Como santo se hizo popular a lo largo de todo el creciente mundo cristiano por ser el patrono de los niños, los marineros, los prisioneros y muchos otros grupos de personas, haciendo que su celebración, que coincide con el día de su muerte el 6 de diciembre, fuera una de las mayores festividades en el continente europeo hasta los años 1500.

Desde muy temprano en las tradiciones del 6 de diciembre las personas acostumbraban dar regalos a los niños en nombre de San Nicolás, una tradición que se mantuvo hasta que, poco a poco, fue cayendo en el olvido en muchas partes del mundo, especialmente en las que la religión protestante no veía con visto bueno la adoración de santos. En otros lugares la responsabilidad de entregar los regalos fue tomada poco a poco por otras figuras como el Niño Jesús o los Reyes Magos, y las fechas movidas hacia la navidad o principios del mes de enero.

El Santa Cocacolero

La idea moderna de Santa Claus fue traída a América, particularmente a Estados Unidos, por inmigrantes holandeses, quienes a lo largo de los siglos fueron de los únicos pueblos en conservar a San Nicolás como uno de los protagonistas de la repartición de regalos.

Para los años 1800, artistas y poetas ya comenzaban a representar al Santa moderno en sus creaciones, con obras como “La noche antes de navidad”, del autor Clement Clarke, y las descripciones de Washington Irving representado por primera vez al personaje alejado de sus raíces religiosas, recorriendo el mundo como un benefactor de los niños a bordo de un trineo volador.

De los primeros en representar a "Papa Noél" en su atuendo actual fue el ilustrador Thomas Nast / Foto: Dominio Público

En los 1900, Santa ya era un sinónimo de la navidad en Estados Unidos, de donde poco a poco comenzaría a migrar tanto al otro lado del mar, hacia Europa, como hacia el sur de la frontera, llegando a México en parte con el impulso de cierta marca de refrescos que también se ha esforzado por ser asociada con el personaje.

Gracias a Coca Cola, que por allá de 1931 lanzó su primera campaña publicitaria incorporando al personaje, este se asentó en los colores blanco y rojo, basado en parte también a las ilustraciones del artista Thomas Nast, quien optó por esta paleta cuando el personaje era asociado con todo tipo de colores como azul o verde.

La imagen de Santa Claus moderna, utilizada por la compañía en su publicidad, es en realidad la del vendedor Lou Prentice, quien fue ilustrado por su amigo, el artista sueco Haddon Sundblom, para la campaña inicial. El Poema de la Noche antes de navidad sería también otra fuente de inspiración para la mitología y los elementos que acompañaban al nuevo Santa.

Con la imagen ideada por Sundblom se crearon posters, imágenes, juguetes, mercancía y otros artículos que rápidamente convirtieron a esta encarnación en la más popular de todas.

De la mano de Coca Cola, el personaje aumentó su presencia en México durante los años 50, cuando era denunciado por varios sectores de la sociedad por ser percibido como “ajeno”, un símbolo de la conquista cultural estadounidense que estaba aquí para reemplazar a los queridos Melchor, Gaspar y Baltazar.

A los representantes de la iglesia católica tampoco les gustaba en absoluto la incorporación de una figura comercial a las celebraciones navideñas, por más basada en San Nicolás que estuviera, por lo que las primeras décadas del “Father Christmas” en tierras mexicanas no fueron nada fáciles.

Aún con esto, a las clases altas parecía agradarles la idea de Santa Claus, una imagen de la apertura del país al mundo y las nuevas tendencias de consumo. ¿Cómo no querer a un anciano mágico que entrega juguetes en las noches? Poco a poco este se fue haciendo de un nicho entre las familias nacionales, primero como una herramienta comercial y después como el mito que todos conocemos.

La imagen norteamericana de la navidad llegó a México gracias a la publicidad de coca Cola, por lo que muchos le atribuyen haber inventado completamente al personaje

“¿Mamacita, dónde está Santa Claus?” es una pregunta que ha intrigado tanto a historiadores como artistas por siglos, siendo uno de los nombres más asociados con la Navidad alrededor del mundo. Y es que el hombre barba blanca que recorre el planeta entero entregando regalos ha llevado la navidad incluso a países donde el cristianismo no figura ni de lejos como la religión más popular.

Una de las versiones más populares de dónde surgió la leyenda de Santa Claus es que, en algún momento del siglo pasado, la Coca-Cola Company se apropió de la imagen del ícono católico de San Nicolás para convertirlo en el sinónimo de las fiestas que conocemos hoy en día, con todo y el vistoso traje que ostenta el blanco y rojo de la marca; aunque hay algo de razón en esta “historia de origen”, como tendría cualquier superhéroe, los elementos que conforman a este personaje vienen de mucho, mucho, más atrás.

Aunque la empresa refresquera no puede adjudicarse el haber creado a Santa Claus, sí se lleva gran parte del crédito por haber incorporado mucho de sus elementos y llevarlo a todo el mundo / Foto: Cortesía | American History


Un santo turco

La historia de San Nicolás, del que todas las versiones posteriores del Santaclós parten, no inicia en el polo norte, sino que puede ser rastreada hasta los siglos III y IV, en lo que hoy en día es Turquía. Eran malos tiempos para ser un santo católico, con la persecución del Imperio Romano imponiendo las dos opciones de abandonar la fe o enfrentar las consecuencias, que consistían en encarcelamiento o ejecución.

Lee también: Formas divertidas de envolver regalos para esta Navidad

Nicolás, encima de esto, distaba de ser un anciano regordete y bonachón que repartía regalos, como obispo de la ciudad de Myra se hizo de una reputación de rebeldía y fiereza contra el imperio en defensa de sus creencias. Luego de pasar años encerrado, fue liberado cuando el emperador Constantino terminó con la persecución de los cristianos en el año 313, a lo que le seguiría una vida a la que se atribuyen múltiples milagros y actos de generosidad.

San Nicolás no tenía mucho que ver con la imagen de Santa Claus que conocemos hoy en día, para empezar no tomaba Coca Cola / Foto: Cortesía | Wikimedia Commons

Como santo se hizo popular a lo largo de todo el creciente mundo cristiano por ser el patrono de los niños, los marineros, los prisioneros y muchos otros grupos de personas, haciendo que su celebración, que coincide con el día de su muerte el 6 de diciembre, fuera una de las mayores festividades en el continente europeo hasta los años 1500.

Desde muy temprano en las tradiciones del 6 de diciembre las personas acostumbraban dar regalos a los niños en nombre de San Nicolás, una tradición que se mantuvo hasta que, poco a poco, fue cayendo en el olvido en muchas partes del mundo, especialmente en las que la religión protestante no veía con visto bueno la adoración de santos. En otros lugares la responsabilidad de entregar los regalos fue tomada poco a poco por otras figuras como el Niño Jesús o los Reyes Magos, y las fechas movidas hacia la navidad o principios del mes de enero.

El Santa Cocacolero

La idea moderna de Santa Claus fue traída a América, particularmente a Estados Unidos, por inmigrantes holandeses, quienes a lo largo de los siglos fueron de los únicos pueblos en conservar a San Nicolás como uno de los protagonistas de la repartición de regalos.

Para los años 1800, artistas y poetas ya comenzaban a representar al Santa moderno en sus creaciones, con obras como “La noche antes de navidad”, del autor Clement Clarke, y las descripciones de Washington Irving representado por primera vez al personaje alejado de sus raíces religiosas, recorriendo el mundo como un benefactor de los niños a bordo de un trineo volador.

De los primeros en representar a "Papa Noél" en su atuendo actual fue el ilustrador Thomas Nast / Foto: Dominio Público

En los 1900, Santa ya era un sinónimo de la navidad en Estados Unidos, de donde poco a poco comenzaría a migrar tanto al otro lado del mar, hacia Europa, como hacia el sur de la frontera, llegando a México en parte con el impulso de cierta marca de refrescos que también se ha esforzado por ser asociada con el personaje.

Gracias a Coca Cola, que por allá de 1931 lanzó su primera campaña publicitaria incorporando al personaje, este se asentó en los colores blanco y rojo, basado en parte también a las ilustraciones del artista Thomas Nast, quien optó por esta paleta cuando el personaje era asociado con todo tipo de colores como azul o verde.

La imagen de Santa Claus moderna, utilizada por la compañía en su publicidad, es en realidad la del vendedor Lou Prentice, quien fue ilustrado por su amigo, el artista sueco Haddon Sundblom, para la campaña inicial. El Poema de la Noche antes de navidad sería también otra fuente de inspiración para la mitología y los elementos que acompañaban al nuevo Santa.

Con la imagen ideada por Sundblom se crearon posters, imágenes, juguetes, mercancía y otros artículos que rápidamente convirtieron a esta encarnación en la más popular de todas.

De la mano de Coca Cola, el personaje aumentó su presencia en México durante los años 50, cuando era denunciado por varios sectores de la sociedad por ser percibido como “ajeno”, un símbolo de la conquista cultural estadounidense que estaba aquí para reemplazar a los queridos Melchor, Gaspar y Baltazar.

A los representantes de la iglesia católica tampoco les gustaba en absoluto la incorporación de una figura comercial a las celebraciones navideñas, por más basada en San Nicolás que estuviera, por lo que las primeras décadas del “Father Christmas” en tierras mexicanas no fueron nada fáciles.

Aún con esto, a las clases altas parecía agradarles la idea de Santa Claus, una imagen de la apertura del país al mundo y las nuevas tendencias de consumo. ¿Cómo no querer a un anciano mágico que entrega juguetes en las noches? Poco a poco este se fue haciendo de un nicho entre las familias nacionales, primero como una herramienta comercial y después como el mito que todos conocemos.

La imagen norteamericana de la navidad llegó a México gracias a la publicidad de coca Cola, por lo que muchos le atribuyen haber inventado completamente al personaje

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