/ viernes 12 de agosto de 2022

De Hermosillo para el mundo: La historia de los populares (y deliciosos) 'dogos'

Desde el primer emprendedor aventurero que decidió traer los hot dogs a Hermosillo hasta los dogos actuales, hay una gran historia

¿Se antoja un doguito? Cuando le preguntamos a nuestros lectores cuáles son las atracciones más representativas de Hermosillo, muchos no dudaron en referirnos a los variados e interminables puestos de comida callejera, y tienen toda la razón.

Y es que le dimos un nombre propio al platillo original, de hot dog, nosotros de decimos "dogo". En nuestro octavo aniversario de El Sol de Hermosillo, queremos que te sientas orgulloso de nuestra ciudad y sus costumbres, tanto como nosotros, por ello te contaremos la historia de este famoso y peculiar platillo local.

Hoy en día la identidad hermosillense es inseparable de su mundialmente famosa comida callejera, tan famosa que se ha extendido a ciudades del extranjero; pero esto no siempre fue así, existió una época en la que nadie sabía qué era un dogo.

El primer dogo en Hermosillo

Si nos remontamos a las primeras décadas del siglo XX, la comida “gringa” era un concepto muy ajeno para la mayoría de los mexicanos, mientras que los vecinos del norte llevaban mucho tiempo disfrutando de tamales, tacos y burritos por todo el país. La frontera, afortunadamente, era una excepción.

El intercambio culinario en la frontera entre los dos países, apoyado principalmente por la ida y venida de trabajadores mexicanos a Estados Unidos fue dejando su influencia en la comida de los estados del norte, como Sonora. Sería uno de estos el que cambiaría el paladar de los hermosillenses para siempre.

La historia habla de Don Cipriano Lucero, que en 1945 volvió tras pasar gran parte de su vida en el “gabacho” para casarse con su enamorada Luz Celia Ajá en la capital sonorense. Durante la segunda guerra mundial él había servido como sargento en jefe de cocina alimentando a cientos de soldados.

Por aquellos días la comida de los hermosillenses se preparaba en casa, los restaurantes y cafés eran pocos y de opciones muy limitadas a comparación de lo que ocurría en California, donde Cipriano había crecido antes de irse a la guerra, fue de aquí que él y su esposa tuvieron una idea: Vender comida estadounidense en Hermosillo.

Fue así que muchas comidas que hoy se nos hacen comunes tuvieron su introducción para nuestra ciudad: Sándwiches de jamón con queso, hamburguesas, malteadas y un platillo que fue todo un éxito, los primeros hot dogs sonorenses.

La revolución del dogo

Años atrás un par de empresarios estadounidenses ya vendían “perros calientes” en las plazas de toros del Distrito Federal con humilde éxito, pero estos nunca llegaron a ser la revolución que sus promotores esperaban, eso estaba pasando en otro estado.

El Café “Kiki”, inaugurado en 1947 por la familia Lucero Ajá, comenzó vendiendo los chili-dogs al estilo estadounidense, con solamente catsup, mostaza y los entonces extraños frijoles enteros con chile, pero también fueron ellos quienes hicieron el primer cambio importante: cambiaron el pan.

Al encontrarse con que no vendían los rolls para hot-dog que conocía de Estados Unidos, don Cipriano le pidió a la panadería local “La Convencedora”; de don Silvestre Murguía, que le realizara un pedido especial de panes parecidos al conocido virginia, pero más largos. El resultado fue el pan doguero que se sigue utilizando hasta el día de hoy.

El precio accesible de los hot-dogs hizo que fueran adquiriendo popularidad y con los años fueron pasando de los restaurantes a las carretas, de manera similar a como se vendían en Estados Unidos.

Para aquél año de 1968, cuando el café Kiki cerró sus puertas definitivamente, la venta de hot dogs ya era parte de la oferta culinaria propia de la ciudad, y poco a poco comenzaban a surgir más vendedores con sus propias ideas.

Mike Acosta | El Sol de Hermosillo

Los dogos conquistan la ciudad

En la década de los ochentas la plaza Emiliana de Zubeldía, frente a la rectoría de la Universidad de Sonora, se convirtió en un punto predilecto para los vendedores de dogos, que hicieron de este lugar una intensa competencia para ver quién tenía el mejor estilo.

Según cuentan, los vendedores gritaban los ingredientes únicos que cada uno tenía para atraer a la clientela, y fue así como de no llevar nada los dogos fueron incorporando verdura, como lechuga y tomate; uno o dos “winis” (como se adaptó la palabra wieners) con tocino, frijoles, cebolla caramelizada, aguacate y hasta champiñones, cada puesto puso su secreto que pasaría a ser ingrediente obligado de los demás si querían seguir compitiendo.

El resultado de años y años de competencia entre los dogueros de la ciudad llevó al dogo sonorense a separarse completamente de su antepasado norteamericano, al grado de que al otro lado de la frontera le han tomado mucho aprecio y los establecimientos que sirven el sonoran hot-dog son más populares que nunca.

Los hot dogs son mejor preparados en Hermosillo, según los cónclaves tuiteros; independientemente de los ingredientes que no ayuden a mantener la buena salud / Foto: Mike Acosta | El Sol de Hermosillo

Al dogo actual lo distingue la gran variedad de ingredientes que contiene, así como el pan grande que es necesario para contenerlos todos. Aquí se junta desde la salsa licuada hasta los ruffles triturados, y a la salchicha se le han unido desde boneless de pollo hasta las bien llamadas “momias”, salchichas envueltas en tortilla de harina y tocino, por si no era lo suficientemente norteño ya.

¿Se antoja un doguito? Cuando le preguntamos a nuestros lectores cuáles son las atracciones más representativas de Hermosillo, muchos no dudaron en referirnos a los variados e interminables puestos de comida callejera, y tienen toda la razón.

Y es que le dimos un nombre propio al platillo original, de hot dog, nosotros de decimos "dogo". En nuestro octavo aniversario de El Sol de Hermosillo, queremos que te sientas orgulloso de nuestra ciudad y sus costumbres, tanto como nosotros, por ello te contaremos la historia de este famoso y peculiar platillo local.

Hoy en día la identidad hermosillense es inseparable de su mundialmente famosa comida callejera, tan famosa que se ha extendido a ciudades del extranjero; pero esto no siempre fue así, existió una época en la que nadie sabía qué era un dogo.

El primer dogo en Hermosillo

Si nos remontamos a las primeras décadas del siglo XX, la comida “gringa” era un concepto muy ajeno para la mayoría de los mexicanos, mientras que los vecinos del norte llevaban mucho tiempo disfrutando de tamales, tacos y burritos por todo el país. La frontera, afortunadamente, era una excepción.

El intercambio culinario en la frontera entre los dos países, apoyado principalmente por la ida y venida de trabajadores mexicanos a Estados Unidos fue dejando su influencia en la comida de los estados del norte, como Sonora. Sería uno de estos el que cambiaría el paladar de los hermosillenses para siempre.

La historia habla de Don Cipriano Lucero, que en 1945 volvió tras pasar gran parte de su vida en el “gabacho” para casarse con su enamorada Luz Celia Ajá en la capital sonorense. Durante la segunda guerra mundial él había servido como sargento en jefe de cocina alimentando a cientos de soldados.

Por aquellos días la comida de los hermosillenses se preparaba en casa, los restaurantes y cafés eran pocos y de opciones muy limitadas a comparación de lo que ocurría en California, donde Cipriano había crecido antes de irse a la guerra, fue de aquí que él y su esposa tuvieron una idea: Vender comida estadounidense en Hermosillo.

Fue así que muchas comidas que hoy se nos hacen comunes tuvieron su introducción para nuestra ciudad: Sándwiches de jamón con queso, hamburguesas, malteadas y un platillo que fue todo un éxito, los primeros hot dogs sonorenses.

La revolución del dogo

Años atrás un par de empresarios estadounidenses ya vendían “perros calientes” en las plazas de toros del Distrito Federal con humilde éxito, pero estos nunca llegaron a ser la revolución que sus promotores esperaban, eso estaba pasando en otro estado.

El Café “Kiki”, inaugurado en 1947 por la familia Lucero Ajá, comenzó vendiendo los chili-dogs al estilo estadounidense, con solamente catsup, mostaza y los entonces extraños frijoles enteros con chile, pero también fueron ellos quienes hicieron el primer cambio importante: cambiaron el pan.

Al encontrarse con que no vendían los rolls para hot-dog que conocía de Estados Unidos, don Cipriano le pidió a la panadería local “La Convencedora”; de don Silvestre Murguía, que le realizara un pedido especial de panes parecidos al conocido virginia, pero más largos. El resultado fue el pan doguero que se sigue utilizando hasta el día de hoy.

El precio accesible de los hot-dogs hizo que fueran adquiriendo popularidad y con los años fueron pasando de los restaurantes a las carretas, de manera similar a como se vendían en Estados Unidos.

Para aquél año de 1968, cuando el café Kiki cerró sus puertas definitivamente, la venta de hot dogs ya era parte de la oferta culinaria propia de la ciudad, y poco a poco comenzaban a surgir más vendedores con sus propias ideas.

Mike Acosta | El Sol de Hermosillo

Los dogos conquistan la ciudad

En la década de los ochentas la plaza Emiliana de Zubeldía, frente a la rectoría de la Universidad de Sonora, se convirtió en un punto predilecto para los vendedores de dogos, que hicieron de este lugar una intensa competencia para ver quién tenía el mejor estilo.

Según cuentan, los vendedores gritaban los ingredientes únicos que cada uno tenía para atraer a la clientela, y fue así como de no llevar nada los dogos fueron incorporando verdura, como lechuga y tomate; uno o dos “winis” (como se adaptó la palabra wieners) con tocino, frijoles, cebolla caramelizada, aguacate y hasta champiñones, cada puesto puso su secreto que pasaría a ser ingrediente obligado de los demás si querían seguir compitiendo.

El resultado de años y años de competencia entre los dogueros de la ciudad llevó al dogo sonorense a separarse completamente de su antepasado norteamericano, al grado de que al otro lado de la frontera le han tomado mucho aprecio y los establecimientos que sirven el sonoran hot-dog son más populares que nunca.

Los hot dogs son mejor preparados en Hermosillo, según los cónclaves tuiteros; independientemente de los ingredientes que no ayuden a mantener la buena salud / Foto: Mike Acosta | El Sol de Hermosillo

Al dogo actual lo distingue la gran variedad de ingredientes que contiene, así como el pan grande que es necesario para contenerlos todos. Aquí se junta desde la salsa licuada hasta los ruffles triturados, y a la salchicha se le han unido desde boneless de pollo hasta las bien llamadas “momias”, salchichas envueltas en tortilla de harina y tocino, por si no era lo suficientemente norteño ya.

Local

Camarones, los más buscados durante cuaresma por los hermosillenses 

Durante esta temporada de cuaresma lo que más se ha vendido en los comercios de venta de pescado y mariscos han sido los camarones

Local

Listos comerciantes de Miguel Alemán para recibir a visitantes esta Semana Santa  

Comerciantes de Miguel Alemán, indicaron estar listos para atender a los vacacionistas que van rumbo a Bahía de Kino

Local

La visión de un capitán de ramada de fariseos yaquis

Desde hace 13 años es el capitán mayor bajo, después de que viajara al pueblo yaqui de Pótam, para su nombramiento; conoce su visión como capitán

Local

Mina La Colorada tiene nuevo dueño: Alamos Gold Inc

La empresa minera Alamos Gold Inc anunció la adquisición de la totalidad de las acciones de la minera Argonaut Gold, que entre otros activos tiene la mina La Colorada

Local

Suspenden notaría de Miguel Pompa, exsecretario de Claudia Pavlovich

Debido al proceso administrativo que iniciaron autoridades estatales, se procedió a la suspensión de funciones de Miguel Ernesto Pompa Corella como Notario Público

Local

Frío dará tregua jueves y viernes; temperatura subirá a 34ºC

Gilberto Lagarda, meteorólogo de Conagua comentó que por el sistema anticiclón sobre la entidad, las temperaturas máximas serán por arriba de los 30ºC