En Sonora, en meses recientes ha surgido inquietud e inconformidad por parte de activistas en favor del medio ambiente por la construcción de una ferrovía que facilitará el intercambio comercial entre México y Estados Unidos, y que -en contraparte- afectará la biodiversidad del Corredor Cocóspera.
Este espacio, en el que se encuentra el río del mismo nombre, se encuentra ubicado alrededor del municipio de Ímuris, casi al subir a la sierra; aquí hay un santuario de luciérnagas y es hábitat de jaguares, osos negros, ocelotes, salamandras, perritos de la pradera y otras especies, algunas de ellas amenazadas.
La inconformidad surge a raíz del inicio de la construcción de una ferrovía que se lleva a cabo por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional, Sedena, y se encuentra en el tramo Ímuris-Nogales.
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El Colectivo Caminantes del Desierto habitantes de esta zona de Sonora y asociaciones y fundaciones que protegen el ambiente levantaron la voz en contra de esta obra y, poco a poco, comienza a difundirse y viralizarse información de lo que ocurre en este lugar y las experiencias que han tenido para mantenerlo a salvo del hombre, como su principal depredador.
En un video difundido por Fundar México, Juan Carlos Bravo, da a conocer que hace unos años, antes de las vías del tren, el Corredor Cocóspera fue salvado de un libramiento carretero.
Expone que, de haberse concretado dicho proyecto, habría acabado con el bosque y las especies del mismo.
Destaca que, a partir de una búsqueda de información, conocieron los planes de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, a la que recurrieron para que lo conocieran en persona y constataran la espectacularidad del sitio y la importancia de conservarlo.
En el año 2017, solicitaron información en materia del impacto ambiental en los trabajos de la ampliación de la Carretera Federal # 2, con el que pudieron destruirse 16 kilómetros del bosque ribereño en medio del desierto de Sonora. El proyecto se reubicó.
Corredor Cocóspera enfrenta nueva amenaza
Es de recordar este sitio ha sido preservado por activistas ambientalistas y también con la participación de los propietarios de el rancho El Aribabi, que se encuentra en este sector, en el kilómetro 131+900 de la Carretera Federal # 2, que pudo haber cruzado su propiedad, en años previos.
Sobre este tema, el gobernador Alfonso Durazo aclaró que se invierten cerca de 7 mil millones de pesos (de recursos de la federación) y que se repondrá el daño ambiental que pueda causarse.
Por lo pronto, para el próximo miércoles 29 de noviembre, se tiene contemplada una manifestación pacífica en Hermosillo. A través de esta, se exigirá el cumplimiento de protocolos de construcción.
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La invitación a la congregación de manifestantes es a las 17:00 horas en las escalinatas del Edificio del Museo y Biblioteca de la Universidad de Sonora, de ahí partirán al edificio de Palacio de Gobierno en el Centro Histórico.
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