En el mundo de las películas el género del terror ha estado presente desde muy temprana edad dentro del séptimo arte, pues buscar asustar e impactar a la gente, siempre es uno de los temas que más se pretende lograr en las pantallas.
A través de los años, diversos subgéneros fueron presentándose con la necesidad de encontrar nuevas maneras de asustar y mantener cautivados a los espectadores.
Pongámonos en contexto, ¿alguna vez has visto una de esas películas donde sabes qué es lo que va a pasar desde un principio?, bueno, eso podría ser un slasher, al menos en nuestros días.
Aunque este subgénero de terror vivió su mayor auge en los años ochenta con películas como Friday the 13th (1980), Prom Night (1980), The Slumber Party Massacre (1982), Sleepaway Camp (1983) o las populares A Nightmare on Elm Street (1984) y Child´s Play (1988).
Casi todas ellas generaron muchas secuelas que las productoras se encargaron de malgastar en una fórmula que se volvió repetitiva y cansada conforme pasaban los años.
Las primeras entregas de cada una fueron totalmente impactantes y llamativas, siendo Halloween (1978) de John Carpenter la que comenzó toda la revolución en aquellos años, tomando los cimientos que se crearon en los años sesenta y setenta con cintas como Psicosis (1960) de Alfred Hitchcock, Blood Feast (1963) de Herschell Gordon Lewis o The Texas Chain Saw Massacre (1974) de Tobe Hooper, aunque muchos expertos consideran esta última como la que termino de forjarlos.
Pero, ¿qué define una cinta como slasher?
A pesar de ser un subgénero más complejo de lo que aparenta, pues poder definir a una película como tal es complicado, cuenta con elementos que conforme la cinta avanza son más claros de identificar.
Uno de los elementos que siempre están presentes es el del asesino, el cual (de manera sobrenatural o no) es motivado por una especie de venganza y suele utilizar como arma un objeto punzocortante y por lo general cubren su rostro.
Las tramas suelen variar desde este punto, sin embargo, la matanza de jóvenes y adolescentes son las que sobrellevan la acción, además de contar con abundancia de sangre, escenas de sexo o desnudos y gore. La incompetencia por parte de las autoridades y adultos es claramente visible en cada una de las cintas.
Como broche de oro, el elemento de la final girl o “última chica” suele ser el método para culminar las tramas o en algunas ocasiones, el motivo para darle continuidad.
De esta manera, casi siempre el villano es derrotado, siendo incapaz de poder asesinar a una última víctima y que es una chica capaz de esquivarlo, ponerlo en aprietos, herirlo y en veces, vencerlo. Aunque en algunos finales icónicos, al final parece que el villano vence de cierta manera.
En la década de los noventas el género volvió a redefinirse con la llegada de Scream (1996) del director Wes Craven, siendo esta una de las últimas sagas importantes que ha tenido.
Curiosidades
Los slashers son uno de los subgéneros que más ha ganado notoriedad a lo largo de los años en el ámbito del terror y el horror, llegando a ser estudiado por los cinéfilos y especialistas por diversos arquetipos que ha construido.
Ya sea el ambiente más realista que puede llegar a dar al poner un elemento humano como un asesino real, hasta el uso de la final girl que ha llevado debates acerca de la misoginia de los asesinos y el punto de que ellas son las únicas capaces de vencerlos a través de su ingenio e intelecto. También han sido tachadas de sexistas.
Con el paso del tiempo también este tipo de características que lo definan se han visto modificadas en algunos títulos, muchas veces no siendo una mujer quien llegue al final o los mismos motivos de los asesinos, sea de manera sobrenaturales o no, pero se siguen manteniendo en la industria.
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De igual manera han servido de inspiración para nuevas generaciones dentro del terror en el cine, televisión y videojuegos, pues han marcado un antes y un después en ciertos aspectos.
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