Navidad es, entre muchas cosas, una celebración a las historias de terror, ¿Qué? No todo tiene que ser espíritu navideño y abrazos, mucho menos en estas condiciones.
El manga es un medio ideal para transmitir esta clase de relatos debido a la intimidad que implica esta actividad, pues se trata esencialmente de un pasatiempo que se disfruta en soledad.
Asimismo, la mezcla de atmósfera e imágenes macabras del cómic japonés vuelven la lectura de estas historias todo un deleite para quienes aman la emoción que se genera con cada panel.
El Sol de Hermosillo se dio a la tarea de realizar una compilación de cinco de las historias de terror más escalofriantes del mundo del manga, de la clase que estruja las tripas por su puesto.
“Doubt”, por Yoshiaki Tonogai (6 tomos)
“Rabbit Doubt” es el nuevo juego de deducción social por celular es la nueva sensación, en el que un grupo de amigos, que se identifican en el juego como liebres, se unen para determinar quién de ellos es el lobo bajo el disfraz.
Lo que empieza como un juego entre amigos pronto escala a un demencial conflicto alimentado por viejas rencillas, surgidas de un acontecimiento previo que involucra a los miembros del reparto.
Las historias que describen juegos de la muerte en ficción nipona se han popularizado hasta el hastío, sin embargo, Doubt sigue figurando entre sus predecesores al explotar uno de los miedos más elementales de la adolescencia: confiar en las personas.
Pero lo verdaderamente espeluznante es que no exista una versión animada de este ya clásico.
“Hideout”, por Masasumi Kakizaki (1 tomo)
Seiichi Kirishima es un escritor desempleado quien decide tomar unas vacaciones con su mujer, Miki Kirishima, en una isla tropical con el fin de pasar tiempo de caridad y dejar atrás los motivos que los han separado.
Durante el viaje a un punto turístico para enamorados, el vehículo donde se desplazan es atrapado por una fuerte tormenta, el momento ideal para cometer un asesinato… hasta que alguien (o algo) más busca entrometerse.
“Hideout” es la crónica del descenso de una persona a la locura, mientras el lector atestigua sus tragedias individuales, no muy diferente a los cuentos de Edgar Allan Poe.
“Fuan No Tane”, Masaaki Nakayama (3 tomos)
Las microhistorias desarrolladas en estos volúmenes no tienen entre sí, pero manejan un concepto en común: la interacción de las personas con manifestaciones sobrenaturales y cómo estas pueden aparecer en los momentos menos esperados.
Los relatos, mismos que en ocasiones duran tan sólo un par de paneles, abordan estos encuentros con imágenes grotescas en una atmósfera genuinamente aterradora.
Cabe destacar que muchas veces las historias quedan sin desenlace, pero esto es deliberado, pues es precisamente esa ausencia de un final lo que vuelve las historias de Nakayama más intrigantes y perturbadoras.
“Rastros de Sangre”, por Shuuzou Oshimi (5 tomos)
¿Crees que la sonrisa de una madre es lo más bello del mundo? Piénsalo otra vez.
Seichi Osabe es un chico que vive una vida ordinaria en la parte rural de Japón, tiene unos padres amorosos. En particular tiene una relación muy estrecha con su radiante y hermosa madre Seiko, quien se muestra muy sobreprotectora con él. Quizás demasiado.
Durante una excursión familiar, un trágico suceso revelará la verdadera faceta de Seiko, lo cual aterrará a Seichi al punto de dudar de las intenciones de su progenitora, quien pareciera querer tenerlo a su lado para siempre.
“Rastros de Sangre” son todas las pesadillas fundamentadas en el terror parental hechas historia, Oshimi es un maestro en establecer momentos de absoluta tensión para rematar con imágenes terroríficas plasmadas por las expresiones faciales de sus personajes.
“Uzumaki”, por Junji Ito (3 tomos)
El pueblo costero de Kurouzu está plagado por acontecimientos misteriosos: desde suicidas con cuerpos contorsionados hasta personas que se transforman en caracoles, toda vida está regida por una demencial espiral.
La joven Kirie Goshima buscará escapar de Kurouzu, pues está visto que desentrañar la peculiar maldición que atormenta al pueblo está más allá de toda comprensión posible, sin embargo lo malo de las espirales es siempre van hacia el fondo.
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A estas alturas recomendar Uzumaki (o en su defecto cualquier obra de Ito) podría ser un cliché para el lector experimentado, pero no mencionarlo restaría credibilidad a la lista; el hombre estuvo nominado a un premio a Eisner por esto, por Dios.
La narrativa de Ito es terrorífica por sí misma, sin embargo es su estética la que define la mayoría de sus historias y Uzumaki contiene algunos de los dibujos más emblemáticos de su carrera.