En México cada 6 de enero se celebra el Día de la Enfermera, los abrazos y felicitaciones no pueden faltar para aquellos que portan la cofía blanca, sin embargo, en esta ocasión en El Sol de Hermosillo honraremos a cada uno de ellos por su gran labor y por hacer frente a la pandemia por Covid-19.
Llegando al hospital podía observar un tumulto de personas que se encontraban en la espera de una consulta de rutina, iban a recoger sus medicamentos, visitaban a algún enfermo o simplemente llegaron por alguna enfermedad de último momento al área de urgencias. Día y noche las luces del lugar están encendidas para recibir a cada paciente, los médicos, enfermeros y administrativos se preparan para atender el problema de salud que aqueja a la gente.
La responsabilidad de cada uno es de suma importancia, pues en sus manos está la vida de las personas, sólo aquellos que tienen la vocación de servir y asistir a un enfermo, herido o lesionado puede compartir su experiencia, tal es el caso de Ana Karen Castillo Bárcenas, quién es licenciada en Enfermería y actualmente trabaja en el hospital federal del Issste.
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Karen decidió estudiar Enfermería debido a que su abuela fue internada en el hospital debido a una enfermedad, su estancia en el lugar fue durante algunos días, la joven cuidaba de ella y cada día observaba el trabajo que realizaban los enfermeros, la empatía y atención que brindaban a los pacientes, fue entonces que nació su gusto por la profesión y decidió apostar a una licenciatura en el área de la salud.
“Lo que más me gusta de enfermería es la interacción que tengo con el paciente, el hacerlo sentir acompañado durante su estancia, poder brindarle un poquito de comodidad y hacerlo sentir importante, tratar al paciente como si fuera alguien de tu familia, y hacerlo sentir valorado, son satisfacciones muy grandes que se tiene en esta profesión”, expresó Karen.
El trabajo que realiza diariamente consiste en valorar en primera instancia al paciente, primero que nada sus signos vitales, mantener su estabilidad, valorar sus necesidades y mantener su bienestar, sin embargo, la llegada del Covid-19 ha atemorizado a los trabajadores, pues corren el riesgo de infectarse al tener contacto con ellos.
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“Lo más difícil para mí ha sido la pandemia, el presenciar tanto dolor, tanta soledad por la que pasan los pacientes, el miedo que se tiene a la enfermedad y la ansiedad, querer ayudar a cada uno de ellos y la impotencia que nos da por qué no nos alcanza el tiempo o los recursos en algunos momentos, mucho estrés por mantener la vida de cada uno de ellos”, explicó.
La enfermera lleva alrededor de 9 meses trabajando dentro del área Covid-19, la cual menciona es una de las experiencias que jamás pensó vivir, pues conforme ha pasado el tiempo la situación va empeorando y cada vez se vuelve más difícil en cuestiones físicas, emocionales y mentales.
“Es muy difícil la situación por la que estamos pasando, son jornadas muy largas de trabajo donde de verdad damos todo por los pacientes, corremos y sacamos fuerzas que no sabíamos que teníamos para mantener la estabilidad de la persona, son jornadas de 11 horas dónde no podemos tomar agua o ir al baño, muchas veces ni siquiera nos acordamos de la sed, pero es muy gratificante el ayudar o el hacer sentir bien al paciente en la estancia dentro de ese servicio”, compartió.
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Su jornada de trabajo comienza a las 21:00 horas, al llegar a su servicio se coloca su uniforme de protección para entrar al área, se le asignan los pacientes y comienza con la valoración de cada uno de ellos, también los asiste en sus necesidades fisiológicas y les brinda la mayor comodidad posible al paciente, posteriormente esperan a las personas que ingresen hasta las 9:00 horas del siguiente día.
Al terminar su guardia, se dirige a su casa e ingresa por el patio trasero donde tiene listo un cambio de ropa y se quita los zapatos de enfermería que se quedan fuera, se va directamente a tomar una ducha, después se dispone a desayunar y platica con su familia sobre cómo le fue en su turno algunas veces con lágrimas en los ojos, otros con risas y finalmente se va a dormir.
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Para Karen lo más difícil de estar en el área Covid ha sido presenciar tantos fallecimientos en cuestión de días, horas y a veces hasta minutos, despedirse de conocidos, compañeros de trabajo y ver la soledad de cada paciente al estar aislados.
“Este último año ha sido muy desgastante por esta pandemia porque nadie lo esperaba, en la que nadie estaba preparado para esto, pero creo que ya sabemos una de las maneras para dar frente a esta situación y lograr que esto se controle es cuidarnos los unos a los otros, utilizar cubrebocas, salir únicamente para realizar actividades vitales, dejar de hacer reuniones, son puntos claves para que esta situación dé retroceso, si todos ponemos de nuestra parte en esos puntos podemos hacer que está enfermedad deje de tomar tantas vida, todos deberíamos ser un poco más conscientes, ponernos en el lugar los adultos mayores que son el grupo de mayor riesgo, cuidarnos entre todos es la clave”, concluyó.
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