/ martes 17 de octubre de 2023

La 'Mata viejitas': asesinos seriales que impactaron al mundo

La historia de Juana Barraza Samperio, en la Ciudad de México, superó cualquier ficción con distintos finales, ¿la recuerdas?

A través de esta sección hemos visto a algunos de los asesinos en serie más terribles de la historia, sin embargo, nuestro país no se ha visto exento, contando con nuestra propia lista.

En México es complicado discernir entre todos los asesinatos, así como olas de violencia que ocurren. Han existido asesinos en serie, algunos de los más prolíficos y los casos ocurridos a principios de 2000, marcaron un antes y un después en los sistemas criminalísticos.

La Mata Viejitas

Juana Barraza Samperio nació en Epazoyucan en el estado de Hidalgo un 27 de diciembre de 1957, de una infancia complicada, tuvo que lidiar con una madre alcohólica.

Juana era abusada de manera constante por su madre, no podía tener amigos, no la dejaba asistir al colegio y el poco dinero que se conseguía para ambas, su madre lo gastaba en alcohol.

Cuando tenía tan sólo 12 años de edad, su madre la llevó con un conocido de ella, un sujeto de 26 años, donde bebieron y ofreció a su hija por tres cervezas al sujeto, quien aceptó el trato y abusó de Juana.

Barraza era maltratada y abusada por el sujeto, quedó embaraza y tuvo un hijo a la edad de 13 años, llegando a concebir un total de 7. A lo largo de su vida logró adquirir conocimientos de enfermería e incluso gracias a su complexión robusta, se dedicó a la lucha libre con el seudónimo de “La Dama del Silencio”, también llegó a vender palomitas afuera de las arenas.

Foto: Cortesía | @lucha_femeniles

Aunque se supo que Juana Barraza comenzó sus actos delictivos (entre ellos asesinato) afínales de los años 90, la serie de asesinatos que pusieron de cabeza a la Ciudad de México se vivieron entre 2003 y 2006.

A Barraza, también conocida como la "Mata viejitas”, se le adjudican entre 42 y 48 asesinatos a mujeres de la tercera edad, a quienes visitaba directamente en su casa ofreciendo servicio como enfermera.

Todas sus víctimas sufrían de golpes y cortes de armas punzocortantes, casi todas eran estranguladas y robadas de sus pertenencias de valor.

Asesinatos y desconcierto

México se ha caracterizado a lo largo de su historia por su gran número de violencia, desde los problemas con el narcotráfico, el tráfico de personas, la clara violencia de género, los malos gobiernos y políticos corruptos, el desempleo y un sinfín de injusticias; también mantiene una nada envidiable lista de asesinos en serie.

Foto: Cortesía | @nemesisdela4T

Desde estranguladores, caníbales, destripadores, infanticidas, narco-satánicos, México ha sido un país tan propenso como nuestros vecinos del norte en lo que se refiere a los asesinos seriales.

Casos como los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez en los años 90, ya habían puesto los ojos del mundo entero en tierras mexicanas; asesinatos que muchos siguen sin resolverse y que el gobierno parece haber enterrado.

Este terrible aire de violencia, hace que los mexicanos parezcamos vivir acostumbrados a la misma, algo que es sumamente peligroso, es por esto, que cuando algunos casos de asesinos en serie llegan a aparecer ni siquiera los medios de comunicación parece tomarle suficiente importancia. Todo es tan cotidiano.

Sin embargo, cuando en la Ciudad de México comenzaron a aparecer cuerpos de mujeres de la tercera edad asesinadas de manera violenta en sus propias casas, las autoridades volvieron a actuar de manera dubitativa y poco eficiente, la presión mediática y social dejaron al descubierto muchas deficiencias por parte del sistema.

Tan sólo en el año 2003, un total de nueve víctimas fueron encontradas en estas circunstancias. Las ancianas eran golpeadas, cortadas e incluso en algunos casos sodomizadas y en su mayoría fueron estranguladas hasta la muerte.

Aunque en las escenas de los crímenes era visible que hacían falta artículos de valor, no justificaba un asesinato, mucho menos de este tipo, por lo que las vinculaciones con un posible asesino serial en la capital del país, comenzó a tomar fuerza.

El miedo que esto provoco en las familias fue evidente, los casos con las mismas similitudes seguían ocurriendo y no se podía encontrar al responsable, pues lidiar con este tipo de casos, no es fácil.

Un punto fundamental, fue el hecho de que, en aquel tiempo, se había dado cierta asistencia médica y beneficios a las personas de tercera edad, dando la oportunidad de recibir esta ayuda en sus hogares.

Los oficiales habían recibido algunos reportes, donde se aseguraba que en las escenas del crimen, momentos antes se pudo observar a una trabajadora social que las visitó. Sumado a eso, las víctimas fueron estranguladas en algunas ocasiones con estetoscopios.

Sin embargo y teniendo estas pruebas, ¿por qué se dudó tanto por parte de la policía a pesar de la presión creciente?, la situación era más compleja de lo que parecía.

Foto: Cortesía | @ENR1QUESANTOS

A través de la historia, los asesinatos en serie no sólo se han cometido por hombres, pues las mujeres también se han visto involucradas; la diferencia que ponía en jaque a las autoridades, era el modus operandi, pues las motivaciones a que se relacionaba a los asesinatos por mujeres, siempre habían sido completamente distintas.

Desde venganza, dinero o quererse escapar con un amante, los motivos suelen ser emocionales y usar métodos más sutiles como el envenenamiento.

Pero los crímenes cometidos por Barraza, además de usar un método como el estrangulamiento, son más vinculados a asesinos varones, por lo que, aunque las pistas daban claramente hacia una mujer, se buscó a un hombre que posiblemente se travestía o se disfrazaba.

Entre dudas, la exposición de los medios que aseguraban la existencia de un asesino serial (a diferencia de las autoridades que se negaban a afirmarlo) y la aparición de víctimas cada vez más frecuente, la ciudad se volcaba en contra de las autoridades.

Detención casi por suerte

Tras la torpe detención de dos sospechosos, ideas que cada vez eran más incoherentes por parte de la policía que era claramente superada por la situación y las críticas, todo parecía indicar que el asesino se seguiría saliendo con la suya, pues la cifra de muertes sólo iba en aumento.

Las autoridades terminaron por formar una unidad especial para el caso, fue apenas hasta el año 2005 cuando dieron a conocer de manera oficial la presencia de un asesino serial en Ciudad de México, cuando ya existían más de 30 asesinatos.

Cuando parecía que el asesino se frenaba y las autoridades sufrirían una derrota vergonzosa, en el mes de enero de 2006, una mujer de 49 años de edad identificada como Juana Barraza, era detenida en Ciudad de México, acusada de asesinar a Ana María de los Reyes Alfaro, de 82 años de edad.

La anciana había sido estrangulada hasta la muerte con un estetoscopio y apuñalada violentamente en varias ocasiones con un cuchillo militar.

Un joven que se encontraba visitando el sitio llegó de improvisto, se topó de frente con la mujer que salía del lugar vestida de rojo, quien se alejó rápidamente. El joven se encontró con el cadáver en la cocina y salió en busca de la mujer.

Unos agentes que estaban cerca del lugar, escucharon los gritos y detuvieron a la mujer que se resistió con violencia y se identificó como Juana Barraza Samperio tras ser sometida.

La similitud de la sospechosa y el crimen del que se le acusaba, coincidían inmensamente con las investigaciones policiales.

Tras comparar las huellas dactilares de la sospechosa con las encontradas en las escenas de los crímenes, las autoridades no daban crédito, pues se habían topado casi por suerte con “la mata viejitas”.

En un principio, Barraza confirmó el asesinato de Ana María de los Reyes y otras ancianas durante años anteriores.

A pesar de que la detención se hizo pública a través de los medios, esta fue tomada con cierta incredulidad, pero las autoridades se dieron a la tarea de convencer y justificar su detención, incluso mostrando evidencias y exponiendo a la presunta asesina en televisión, para que no quedara duda de ello.

Foto: Cortesía | @cronicabanqueta

Sin embargo, todos los errores cometidos previamente, así como la búsqueda de un sospechoso travesti, dieron a entender que ni los mismos investigadores sabían bien qué era lo que estaban buscando y las críticas no cesaron.

Tuvo que ser encontrada infraganti durante un crimen y ni siquiera fue por las autoridades, por lo que el mérito que esta se daba por su detención fue duramente criticada por los medios y comunidad, dictándolo como un golpe de suerte.

Tras los juicios, se le acusó por el asesinato de 40 mujeres de la tercera edad, aunque sólo se le comprobó y condenó por 16 de ellas con cadena perpetua, pero se especula que pudieron ser hasta 48 los cometidos.

En declaraciones, Juana Barraza culpó al odio que sentía por su madre. Barraza fue un caso que cambió la manera en que el mundo miraba a los asesinos en serie, pues jamás en la historia se había presentado un caso como el de ella. Una asesina fuera de todos los cánones relacionados en la materia.

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Foto: Cortesía | @cronicabanqueta

Como un dato curioso, unas semanas antes de ser arrestada, Barraza había salido en una nota de televisión a nivel nacional en un evento de lucha libre, donde se encontraba sonriendo y bromeando con el entrevistador.

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A través de esta sección hemos visto a algunos de los asesinos en serie más terribles de la historia, sin embargo, nuestro país no se ha visto exento, contando con nuestra propia lista.

En México es complicado discernir entre todos los asesinatos, así como olas de violencia que ocurren. Han existido asesinos en serie, algunos de los más prolíficos y los casos ocurridos a principios de 2000, marcaron un antes y un después en los sistemas criminalísticos.

La Mata Viejitas

Juana Barraza Samperio nació en Epazoyucan en el estado de Hidalgo un 27 de diciembre de 1957, de una infancia complicada, tuvo que lidiar con una madre alcohólica.

Juana era abusada de manera constante por su madre, no podía tener amigos, no la dejaba asistir al colegio y el poco dinero que se conseguía para ambas, su madre lo gastaba en alcohol.

Cuando tenía tan sólo 12 años de edad, su madre la llevó con un conocido de ella, un sujeto de 26 años, donde bebieron y ofreció a su hija por tres cervezas al sujeto, quien aceptó el trato y abusó de Juana.

Barraza era maltratada y abusada por el sujeto, quedó embaraza y tuvo un hijo a la edad de 13 años, llegando a concebir un total de 7. A lo largo de su vida logró adquirir conocimientos de enfermería e incluso gracias a su complexión robusta, se dedicó a la lucha libre con el seudónimo de “La Dama del Silencio”, también llegó a vender palomitas afuera de las arenas.

Foto: Cortesía | @lucha_femeniles

Aunque se supo que Juana Barraza comenzó sus actos delictivos (entre ellos asesinato) afínales de los años 90, la serie de asesinatos que pusieron de cabeza a la Ciudad de México se vivieron entre 2003 y 2006.

A Barraza, también conocida como la "Mata viejitas”, se le adjudican entre 42 y 48 asesinatos a mujeres de la tercera edad, a quienes visitaba directamente en su casa ofreciendo servicio como enfermera.

Todas sus víctimas sufrían de golpes y cortes de armas punzocortantes, casi todas eran estranguladas y robadas de sus pertenencias de valor.

Asesinatos y desconcierto

México se ha caracterizado a lo largo de su historia por su gran número de violencia, desde los problemas con el narcotráfico, el tráfico de personas, la clara violencia de género, los malos gobiernos y políticos corruptos, el desempleo y un sinfín de injusticias; también mantiene una nada envidiable lista de asesinos en serie.

Foto: Cortesía | @nemesisdela4T

Desde estranguladores, caníbales, destripadores, infanticidas, narco-satánicos, México ha sido un país tan propenso como nuestros vecinos del norte en lo que se refiere a los asesinos seriales.

Casos como los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez en los años 90, ya habían puesto los ojos del mundo entero en tierras mexicanas; asesinatos que muchos siguen sin resolverse y que el gobierno parece haber enterrado.

Este terrible aire de violencia, hace que los mexicanos parezcamos vivir acostumbrados a la misma, algo que es sumamente peligroso, es por esto, que cuando algunos casos de asesinos en serie llegan a aparecer ni siquiera los medios de comunicación parece tomarle suficiente importancia. Todo es tan cotidiano.

Sin embargo, cuando en la Ciudad de México comenzaron a aparecer cuerpos de mujeres de la tercera edad asesinadas de manera violenta en sus propias casas, las autoridades volvieron a actuar de manera dubitativa y poco eficiente, la presión mediática y social dejaron al descubierto muchas deficiencias por parte del sistema.

Tan sólo en el año 2003, un total de nueve víctimas fueron encontradas en estas circunstancias. Las ancianas eran golpeadas, cortadas e incluso en algunos casos sodomizadas y en su mayoría fueron estranguladas hasta la muerte.

Aunque en las escenas de los crímenes era visible que hacían falta artículos de valor, no justificaba un asesinato, mucho menos de este tipo, por lo que las vinculaciones con un posible asesino serial en la capital del país, comenzó a tomar fuerza.

El miedo que esto provoco en las familias fue evidente, los casos con las mismas similitudes seguían ocurriendo y no se podía encontrar al responsable, pues lidiar con este tipo de casos, no es fácil.

Un punto fundamental, fue el hecho de que, en aquel tiempo, se había dado cierta asistencia médica y beneficios a las personas de tercera edad, dando la oportunidad de recibir esta ayuda en sus hogares.

Los oficiales habían recibido algunos reportes, donde se aseguraba que en las escenas del crimen, momentos antes se pudo observar a una trabajadora social que las visitó. Sumado a eso, las víctimas fueron estranguladas en algunas ocasiones con estetoscopios.

Sin embargo y teniendo estas pruebas, ¿por qué se dudó tanto por parte de la policía a pesar de la presión creciente?, la situación era más compleja de lo que parecía.

Foto: Cortesía | @ENR1QUESANTOS

A través de la historia, los asesinatos en serie no sólo se han cometido por hombres, pues las mujeres también se han visto involucradas; la diferencia que ponía en jaque a las autoridades, era el modus operandi, pues las motivaciones a que se relacionaba a los asesinatos por mujeres, siempre habían sido completamente distintas.

Desde venganza, dinero o quererse escapar con un amante, los motivos suelen ser emocionales y usar métodos más sutiles como el envenenamiento.

Pero los crímenes cometidos por Barraza, además de usar un método como el estrangulamiento, son más vinculados a asesinos varones, por lo que, aunque las pistas daban claramente hacia una mujer, se buscó a un hombre que posiblemente se travestía o se disfrazaba.

Entre dudas, la exposición de los medios que aseguraban la existencia de un asesino serial (a diferencia de las autoridades que se negaban a afirmarlo) y la aparición de víctimas cada vez más frecuente, la ciudad se volcaba en contra de las autoridades.

Detención casi por suerte

Tras la torpe detención de dos sospechosos, ideas que cada vez eran más incoherentes por parte de la policía que era claramente superada por la situación y las críticas, todo parecía indicar que el asesino se seguiría saliendo con la suya, pues la cifra de muertes sólo iba en aumento.

Las autoridades terminaron por formar una unidad especial para el caso, fue apenas hasta el año 2005 cuando dieron a conocer de manera oficial la presencia de un asesino serial en Ciudad de México, cuando ya existían más de 30 asesinatos.

Cuando parecía que el asesino se frenaba y las autoridades sufrirían una derrota vergonzosa, en el mes de enero de 2006, una mujer de 49 años de edad identificada como Juana Barraza, era detenida en Ciudad de México, acusada de asesinar a Ana María de los Reyes Alfaro, de 82 años de edad.

La anciana había sido estrangulada hasta la muerte con un estetoscopio y apuñalada violentamente en varias ocasiones con un cuchillo militar.

Un joven que se encontraba visitando el sitio llegó de improvisto, se topó de frente con la mujer que salía del lugar vestida de rojo, quien se alejó rápidamente. El joven se encontró con el cadáver en la cocina y salió en busca de la mujer.

Unos agentes que estaban cerca del lugar, escucharon los gritos y detuvieron a la mujer que se resistió con violencia y se identificó como Juana Barraza Samperio tras ser sometida.

La similitud de la sospechosa y el crimen del que se le acusaba, coincidían inmensamente con las investigaciones policiales.

Tras comparar las huellas dactilares de la sospechosa con las encontradas en las escenas de los crímenes, las autoridades no daban crédito, pues se habían topado casi por suerte con “la mata viejitas”.

En un principio, Barraza confirmó el asesinato de Ana María de los Reyes y otras ancianas durante años anteriores.

A pesar de que la detención se hizo pública a través de los medios, esta fue tomada con cierta incredulidad, pero las autoridades se dieron a la tarea de convencer y justificar su detención, incluso mostrando evidencias y exponiendo a la presunta asesina en televisión, para que no quedara duda de ello.

Foto: Cortesía | @cronicabanqueta

Sin embargo, todos los errores cometidos previamente, así como la búsqueda de un sospechoso travesti, dieron a entender que ni los mismos investigadores sabían bien qué era lo que estaban buscando y las críticas no cesaron.

Tuvo que ser encontrada infraganti durante un crimen y ni siquiera fue por las autoridades, por lo que el mérito que esta se daba por su detención fue duramente criticada por los medios y comunidad, dictándolo como un golpe de suerte.

Tras los juicios, se le acusó por el asesinato de 40 mujeres de la tercera edad, aunque sólo se le comprobó y condenó por 16 de ellas con cadena perpetua, pero se especula que pudieron ser hasta 48 los cometidos.

En declaraciones, Juana Barraza culpó al odio que sentía por su madre. Barraza fue un caso que cambió la manera en que el mundo miraba a los asesinos en serie, pues jamás en la historia se había presentado un caso como el de ella. Una asesina fuera de todos los cánones relacionados en la materia.

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