En este mes de terror, no queremos olvidarnos de las producciones nacionales que a lo largo de la historia nos han hecho saltar del susto, además de que es cierto que los mexicanos hemos adaptado a la muerte como parte de nuestra cultura, puede ser la razón por la fascinación por las películas de terror.
Hubo una década de auge de películas de terror mexicanas, sobre todo entre la década de los 30’s y los 80’s, basadas en el surrealismo y la fantasía y algunas de estas siendo motivos de censura para una época en la que cinematografía era prácticamente una actividad de reciente llegada a nuestro país.
Fuera de esto, hay algunas producciones en ser elegidas como de culto por su calidad de dirección, guion y actuación, generando en el país el nacimiento de cientos de festivales especializados en el terror.
Es por eso que hoy hacemos un reconocimiento a los directores y sus películas presentando solo algunas de las más icónicas películas de terror mexicanas de todos los tiempos.
La Llorona
(Dir. Ramón Peón, 1933), primera película de terror mexicana y la primera versión cinematográfica de la historia protagonizada por Ramón Pereda, Virginia Zurí, Carlos Orellana, cuenta dos historias enmarcadas por una fiesta de cumpleaños que es interrumpida por un asesinato y un secuestro. Una mujer (Zea) maldice a una familia por haber perdido a su hijito y eventualmente se suicida, convirtiéndose en la fantasmal figura que llora.
Vacaciones de terror
(Dir. René Cardona III, 1989), interpretada por Pedro Fernández, Julio Alemán, Gabriela Hassel, trata la historia de una bruja del pueblo que ha sido quemada, no sin antes mandar sus maleficios a los lugareños; una muñeca y un amuleto serán el recuerdo de este acontecimiento. La herencia de una casa de campo, ha causado gran regocijo a una familia, y acuden de vacaciones a ese lugar. Los maleficios se hacen realidad cuando Gaby, la hija pequeña de la familia es poseída por el espíritu de la bruja y a través de la muñeca realiza actos diabólicos. Preparase a vivir unos instantes de suspenso, acción y terror en esta escalofriante cinta.
Hasta el viento tiene miedo
(Dir. Carlos Enrique Taboada, 1968), considerada el mejor filme de Taboada, especialista en el cine de horror mexicano, donde nos muestra la tranquilidad de un internado para señoritas que se ve interrumpida por la aparición del fantasma de Andrea, una alumna que se suicidó cinco años atrás, La cinta está protagonizada por Marga López, Maricruz Olivier y Alicia Bone.
Más negro que la noche
(Dir. Carlos Enrique Taboada, 1975), en la cinta, el director rescata la idea de la mansión embrujada, donde un espíritu quiere vengar la muerte de un ser querido, en este caso, su mascota. Protagonizada por Claudia Islas, Helena Rojo, Lucía Méndez y Pedro Armendáriz Jr., Cuando cuatro mujeres se mudan a un viejo caserón heredado por una de ellas de su tía recién fallecida, cosas muy raras comienzan a pasar: voces inquietantes, visiones fantasmales y ruidos extraños las llevan a enfrentarse con los poderes oscuros del mal.
Kim 31
(Dir. Rigoberto Castañeda, 2006), es considerada una de las mejores películas de terror mexicanas de todos los tiempos. Protagonizada por Iliana Fox, Adriá Collado, Raúl Méndez, Julián Álvarez, trata sobre la historia de Catalina y Ágata, hermanas gemelas que desde niñas han tenido una conexión casi telepática. Una noche, Ágata se encuentra con un extraño niño en el kilómetro 31 de la carretera, por el cual sufre un accidente que la deja atrapada entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos. Junto con Nuño, su gran amigo y Omar, el novio de su hermana, Catalina tendrá que resolver el misterio que envuelve el trágico accidente... Un filme de terror que obtuvo un enorme éxito de taquilla en México.
El libro de piedra
(Dir. Carlos Enrique Taboada, 1969), en esta ocasión, Taboada maneja el género de la fantasía de terror contando la historia de Julia Septién, que, a petición del acaudalado Eugenio Ruvalcaba, la institutriz es contratada para hacerse cargo de la educación de la pequeña Silvia, hija de Eugenio y de su difunta esposa. La niña se comporta de una manera extraña y afirma jugar con Hugo, la estatua de piedra de un niño leyendo un libro que adorna los jardines de la mansión. Lo que al principio parece un simple juego de la imaginación infantil, se va transformando hasta convertirse en una macabra obsesión.
El Vampiro
(Dir. Fernando Méndez, 1957), en esta ocasión, Mendez adapta los elementos principales del género de terror de vampiros de E.U.A. para adaptarlos al cine mexicano, cuenta la historia de la joven Marta, la cual llega a Sierra Negra para visitar a su tía enferma. En el mismo tren viaja Enrique, un agente viajero que se ofrece a acompañarla. Al llegar a la estación, la pareja acepta continuar el recorrido en una desvencijada carreta que llegó a recoger una misteriosa caja procedente de Hungría. Al llegar a la hacienda de sus parientes, Marta se entera de que su tía ha muerto y decide quedarse, sin percatarse de que está a merced de los vampiros.
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Santo contra las momias de Guanajuato
(Dir. Federico Curiel, 1970). En filmografía de El Santo, se mostraba al enmascarado enfrentando diferentes villanos, resolviendo los conflictos cuerpo a cuerpo. En esta ocasión, El Santo se encuentra con la leyenda de Satán, el fantasma de un luchador del pasado que fuera vencido por un ancestro del Enmascarado de Plata. Un siglo después llega el momento de vengarse, a través de estas momias que cobran vida y siembran el terror en la ciudad. Este filme no es terror como tal, pero si involucra ciertos elementos de misterio.
Belzebuth
(Dir. Emilio Portes, 2018), una de los filmes de terror más recientes y dirigida por por Portes, un director de cortometrajes y comedias, cuenta la historia de un sacerdote es excomulgado por el Vaticano para combatir el incremento de casos de posesiones que comenzaron en 2010. El Vaticano ordenó que las investigaciones las hicieran sacerdotes con experiencia en demonología.