Los trabajadores de seguridad pública no solo ven por la protección y cuidado de los ciudadanos, sino también están comprometidos con el bienestar emocional de cada uno de ellos al momento de requerir apoyo en cualquier situación que se vean involucrados.
Jorge Luis Magallanez tiene 33 años de edad, durante 10 años de su vida trabajó en algunas bandas musicales de Hermosillo, al tiempo decidió intentar algo distinto y hace más de un año forma parte del equipo de la policía municipal de Hermosillo.
Cuando era pequeño veía llegar a su abuelo con su uniforme azul de policía, sus grandes botas y su placa brillante, la cual robaba por completo su atención y alimentaban su curiosidad al conocer más sobre la profesión y el trabajo que realizaba diariamente. Tiempo después se convertiría en policía gracias a la inspiración de su abuelo y el próximo 1 de diciembre cumplirá sus 2 años.
Entre las múltiples actividades que realiza, siempre hay un momento para apoyar a la comunidad por lo que el pasado jueves le tocó ser participé de una petición especial hecha por una pequeña llamada Emma de tan solo dos años de edad.
A través de las redes sociales circulaba la imagen de una pequeña que estaba llorando porque quería abrazar a un policía, su mamá subió la fotografía acompañada de un texto que explicaba la razón por la cual estaba triste y la razón por la que no se podían dar abrazos ni tampoco llamar al 911 para pedir una patrulla para que fuese a su casa.
Fue entonces que Alexa, una amiga de Jorge Luis le mandó un mensaje a su celular con la fotografía de la niña y el texto, el cual le ocasionó mucha ternura y pidió de inmediato el contacto de la mamá de Emma.
“Fue el jueves pasado porque ese es mi día de descanso, hablé con la mamá de la niña y nos pusimos de acuerdo que iría por la tarde después de cumplir con mis actividades deportivas y de trabajo, entonces me di el tiempo para ir a visitarla”, manifestó Jorge.
Al pactar la visita, el elemento municipal habló con su madre y le pidió apoyo para lavar su uniforme y sanitizarlo, también preparó sus guantes, cubreboca y gel antibacterial cumpliendo todas las medidas necesarias de salubridad.
“Cuando llegué a la casa, la niña salió y empecé a hablar con ella, me decía que se había bañado y lo repetía varias veces, se veía con intención de acercarse y se balanceaba pero no estaba muy convencida, entonces me puse hablar con ella hasta que tuviera la confianza y le llevé una paleta, después su mamá le recordó por qué estaba ahí y se me lanzó a los brazos”, compartió.
Jorge mencionó que fue una experiencia muy bonita, ya que no sabía cómo iba a reaccionar la pequeña y que a pesar de hacer estas prácticas de una manera distinta, ayudar a cruzar una calle, dar raite a un anciano o ayudar a cambiar un neumático no se compara con la experiencia de ese momento con la niña de dos años.
“La publicación la hice porque actualmente se está perdiendo la fe a las cosas, a las acciones, si hubiera un poco más de fe, hubiera un gran cambio la mera verdad porque en lo persona trato de hacer las cosas de la mejor manera pero ese acto me hizo conservar esa pasión y amor por hacer las cosas bien, fue un empujón”, expresó.
El policía señaló que el uniforme se lleva 24 horas y que junto con sus compañeros realizan actos a beneficio de la ciudadanía desde ayudar al adulto mayor, a los niños y a combatir la injusticia que se ve a diario por las calles.
“Los invito a los compañeros a que hagan este tipo de acciones porque la recompensa es muy grande, yo sé que los va a hacer sentir bien, les dará fortaleza, va a sentir cosas inexplicables, hay compañeros que si lo hacen pero que no son compartidos y no les toman fotos, pero si hay muchos que tiene ese corazón, iniciativa y ganas de ayudar, un respeto para todos mis compañeros, hay que hacerle echarle muchas ganas”, añadió.
Actualmente Jorge Luis estudia la licenciatura en derecho y al finalizarla le gustaría estudiar criminalística para seguir escalando y crecer en el ámbito.
“Me gustaría invitar al ciudadano a que tenga más fe y que le ponga atención a lo bueno, lo malo hay que desecharlo, yo pienso que si todos aportamos esa gotita de fe se puede llegar a hacer un gran cambio, no solo Hermosillo si no en todo el mundo, la fe mueve montañosa, así que hay que tener esperanza”, concluyó.