/ viernes 23 de junio de 2023

Coyotas, pipitorias y jamoncillos: postres típicos de Sonora

Aquí y allá, los postres sonorenses tienen buena reputación y siempre son bien recibidos en todas las mesas

La amplia variedad de la gastronomía sonorense ofrece a propios y extraños preparaciones con la diversidad y los nombres de cada región, de cada familia y de cada cocinero.

Cocinar es un acto de amor y este último es un ingrediente básico como la sazón de quien elabora un platillo; no solo basta la receta, la intención que le pones a tus suministros es fundamental.

Es por ello que los platillos, bebidas y postres hechos en Sonora llevan como ingrediente esencial cómo somos, la calidez, la bonhomía y la generosidad.

Lee también: De Ures para el mundo: jamoncillos, un delicioso manjar sonorense (FOTOS)

Ya hemos escrito sobre cómo hacer tortillas, tamales, calditos -para quitarnos el calor en verano-; atoles y tesgüín, pero ¿qué tal te caería en este momento una coyota, un jamoncillo, o una nieve de pitaya?

Los postres hechos con recetas sonorenses son elaborados con productos naturales como leche, cacahuates y frutas o vegetales; siempre resistentes al tiempo, es decir, de larga duración, como muchas comidas, confeccionadas para “soportar” el calor y que no “se descompongan”. ¿Compartimos algunos?

La coyota es, quizás, el postre más famoso de Sonora, con calidad de exportación / Foto: Cortesía | Twitter @ChefArielFM

Coyotas del pueblo

Se preparan en toda la entidad, son producto de exportación, y en toda mesa son siempre bien recibidas. Se trata de las famosas coyotas del pueblo, elaboradas con harina de trigo, manteca vegetal y relleno de piloncillo, cuando se habla de las tradicionales.

Otros rellenos que se le ponen, y que se consideran “más modernos” son: jamoncillo, dátil, coco, dulce de guayaba, mermelada higo y hasta nieve, ¿cuál es tu preferida? Puedes acompañarlas con café, leche y también solitas son buenas, en platito o en la mano.

Empanadas de calabaza

Elaboradas con harina de trigo, manteca vegetal, unas pizcas de sal y otras de carbonato, y con un relleno de pulpa de calabaza endulzada con miel de panocha o piloncillo (en algunos países también le llaman panela), las empanadas de calabaza, también son un excelente acompañante para tu cafecito.

La calabaza es una de las 850 tipos de hortalizas que existen y que se usan como relleno para algunos postres sonorenses / Foto: Carlos Villalba | El Sol de Hermosillo

El postre ideal para el sonorense de tradiciones bien arraigadas; puedes comerla recién hecha, tomándola de la hoja que sale del horno (con precaución porque puedes quemarte la boca), o compararlas en el mercado o en la tienda en paquetes de cuatro o cinco.

Un buen empanadón (porque son de gran tamaño) te devuelve el alma al cuerpo, te da sentido de pertenencia, te hace sonreír.

Pipitoria o pepitoria

Con este postrecito hay algunas polémicas respecto al nombre, pipitoria o pepitoria, lo determina el lugar donde te encuentres; depende de la persona que la prepara, la empaca, la vende y la consume.

Con e o con i, los insumos básicos son piloncillo fundido, cacahuate pelado y tostado, unas pizcas de sal para potenciar el sabor y un poco de carbonato para que no resulte indigesto… No olvides las pizcas de amor en cada receta.

También puedes ponerles otro tipo de semillas, como las de girasol, ajonjolí o de calabaza. También hay quien les llama palanquetas.

Nieve de pitaya

De sencilla preparación, gran color encendido y sabor inigualable, la nieve de pitaya es un postre de temporada. Del verano, antes de que llueva.

La fruta del desierto cuyo nombre también se disputa entre quienes la consumen y lo escriben, pitaya o pitahaya; verde por fuera, roja por dentro; obtenida en el monte, durante la madrugada y con espinas.

Este fruto del desierto llega a tus manos, y a tu paladar, luego de que alguien despertó antes de salir el sol, se cubrió manos, brazos y pies para que satisfagas tu antojo ante el anuncio “¡ya llegaron las pitayas!”.

Preparada girando en hielo con un poco de sal, conocida como “de garrafa”, o congelada sobre algún bizcochuelo o en una taza generosa, la nieve de pitaya (o de pitahaya) es un postre de verano que no puedes perderte.

La nieve de pitaya es un postre de temporada, realizado con este fruto del desierto / Foto: Archivo | El Sol de Hermosillo

Jamoncillos

Leche, azúcar, un poco de vainilla y bicarbonato, y muchas horas de cocimiento dándole vueltas para que la mezcla no se pegue a la olla, o la cazuela, el jamoncillo o dulce de leche hace su aparición entre los tradicionales postres sonorenses.

Esa solidificación cremosa y dorada, de forma redonda (para una persona) o en barra, para compartir, el jamoncillo es un postre del gusto de la mayoría que, con gusto permitirá que se derrita en su boca al tiempo que cierra los ojos para disfrutarlo.

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Las obleas son un postre típico sonorense, elaborado en San Pedro de la Cueva, y en los pueblos del Río Sonora, principalmente / Foto: Carlos Villalba | El Sol de Hermosillo

Otros postres sonorenses, que han estado presentes por generaciones en muchas casas y familias son también las obleas, los cubiertos de calabaza, los coricos o tacuarines, las melcochas y los ponteduros. ¿Qué otros recuerdas?

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La amplia variedad de la gastronomía sonorense ofrece a propios y extraños preparaciones con la diversidad y los nombres de cada región, de cada familia y de cada cocinero.

Cocinar es un acto de amor y este último es un ingrediente básico como la sazón de quien elabora un platillo; no solo basta la receta, la intención que le pones a tus suministros es fundamental.

Es por ello que los platillos, bebidas y postres hechos en Sonora llevan como ingrediente esencial cómo somos, la calidez, la bonhomía y la generosidad.

Lee también: De Ures para el mundo: jamoncillos, un delicioso manjar sonorense (FOTOS)

Ya hemos escrito sobre cómo hacer tortillas, tamales, calditos -para quitarnos el calor en verano-; atoles y tesgüín, pero ¿qué tal te caería en este momento una coyota, un jamoncillo, o una nieve de pitaya?

Los postres hechos con recetas sonorenses son elaborados con productos naturales como leche, cacahuates y frutas o vegetales; siempre resistentes al tiempo, es decir, de larga duración, como muchas comidas, confeccionadas para “soportar” el calor y que no “se descompongan”. ¿Compartimos algunos?

La coyota es, quizás, el postre más famoso de Sonora, con calidad de exportación / Foto: Cortesía | Twitter @ChefArielFM

Coyotas del pueblo

Se preparan en toda la entidad, son producto de exportación, y en toda mesa son siempre bien recibidas. Se trata de las famosas coyotas del pueblo, elaboradas con harina de trigo, manteca vegetal y relleno de piloncillo, cuando se habla de las tradicionales.

Otros rellenos que se le ponen, y que se consideran “más modernos” son: jamoncillo, dátil, coco, dulce de guayaba, mermelada higo y hasta nieve, ¿cuál es tu preferida? Puedes acompañarlas con café, leche y también solitas son buenas, en platito o en la mano.

Empanadas de calabaza

Elaboradas con harina de trigo, manteca vegetal, unas pizcas de sal y otras de carbonato, y con un relleno de pulpa de calabaza endulzada con miel de panocha o piloncillo (en algunos países también le llaman panela), las empanadas de calabaza, también son un excelente acompañante para tu cafecito.

La calabaza es una de las 850 tipos de hortalizas que existen y que se usan como relleno para algunos postres sonorenses / Foto: Carlos Villalba | El Sol de Hermosillo

El postre ideal para el sonorense de tradiciones bien arraigadas; puedes comerla recién hecha, tomándola de la hoja que sale del horno (con precaución porque puedes quemarte la boca), o compararlas en el mercado o en la tienda en paquetes de cuatro o cinco.

Un buen empanadón (porque son de gran tamaño) te devuelve el alma al cuerpo, te da sentido de pertenencia, te hace sonreír.

Pipitoria o pepitoria

Con este postrecito hay algunas polémicas respecto al nombre, pipitoria o pepitoria, lo determina el lugar donde te encuentres; depende de la persona que la prepara, la empaca, la vende y la consume.

Con e o con i, los insumos básicos son piloncillo fundido, cacahuate pelado y tostado, unas pizcas de sal para potenciar el sabor y un poco de carbonato para que no resulte indigesto… No olvides las pizcas de amor en cada receta.

También puedes ponerles otro tipo de semillas, como las de girasol, ajonjolí o de calabaza. También hay quien les llama palanquetas.

Nieve de pitaya

De sencilla preparación, gran color encendido y sabor inigualable, la nieve de pitaya es un postre de temporada. Del verano, antes de que llueva.

La fruta del desierto cuyo nombre también se disputa entre quienes la consumen y lo escriben, pitaya o pitahaya; verde por fuera, roja por dentro; obtenida en el monte, durante la madrugada y con espinas.

Este fruto del desierto llega a tus manos, y a tu paladar, luego de que alguien despertó antes de salir el sol, se cubrió manos, brazos y pies para que satisfagas tu antojo ante el anuncio “¡ya llegaron las pitayas!”.

Preparada girando en hielo con un poco de sal, conocida como “de garrafa”, o congelada sobre algún bizcochuelo o en una taza generosa, la nieve de pitaya (o de pitahaya) es un postre de verano que no puedes perderte.

La nieve de pitaya es un postre de temporada, realizado con este fruto del desierto / Foto: Archivo | El Sol de Hermosillo

Jamoncillos

Leche, azúcar, un poco de vainilla y bicarbonato, y muchas horas de cocimiento dándole vueltas para que la mezcla no se pegue a la olla, o la cazuela, el jamoncillo o dulce de leche hace su aparición entre los tradicionales postres sonorenses.

Esa solidificación cremosa y dorada, de forma redonda (para una persona) o en barra, para compartir, el jamoncillo es un postre del gusto de la mayoría que, con gusto permitirá que se derrita en su boca al tiempo que cierra los ojos para disfrutarlo.

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Las obleas son un postre típico sonorense, elaborado en San Pedro de la Cueva, y en los pueblos del Río Sonora, principalmente / Foto: Carlos Villalba | El Sol de Hermosillo

Otros postres sonorenses, que han estado presentes por generaciones en muchas casas y familias son también las obleas, los cubiertos de calabaza, los coricos o tacuarines, las melcochas y los ponteduros. ¿Qué otros recuerdas?

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