La menstruación es uno de los tabúes a los que nos enfrentamos las mujeres, sin embargo con el paso del tiempo ésta ha evolucionado y ha supuesto una revolución para la salud íntima, así como también el empoderamiento femenino.
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En la década de los años 30, uno de los métodos clave para la salud íntima fue la copa menstrual, siendo Leona Chalmers la encargada de crear y patentar esta alternativa para la higiene íntima. Cabe mencionar que el ciclo menstrual es un signo vital y una indicación del estado general de la salud de la mujer.
El periodo es una función corporal normal y la experimenta casi la mitad de la población mundial. Desde el inicio de la humanidad ha estado rodeada de tabúes y se han creado numerosos mitos, tanto por razones culturales como por razones sociales que todavía perduran en nuestra sociedad.
Hace apenas algunos años, la tendencia a considerar la regla como un tabú incluso una patología, está desapareciendo, es decir, algunos productos como la copa menstrual, están cambiando la visión del periodo y la sociedad comienza a tomar en cuenta las preferencias, las prácticas y la salud menstrual, a la vez que las mujeres se aproximan a un empoderamiento femenino individual y colectivo a través de su sexualidad.
La creadora de la copa menstrual
Desde la antigüedad, las mujeres han experimentado con la protección interna para el periodo, pero fue hasta finales del siglo XIX y principios del XX cuando se pensó en el uso de una copa interna para recoger el fluido menstrual, posteriormente muchos productos, parecidos a copas, comenzaron a patentarse en Estados Unidos. Pero estos no se destacaban ni por su comodidad ni por su efectividad, incluso algunas se sujetaban externamente con cuerdas, por tal motivo nunca llegaron a ser comercializadas.
La década de los años 30 fue clave para la salud íntima femenina, pues fue Leona Chalmers la mujer encargada de crear este producto íntimo, el cual sería una alternativa para la higiene, asimismo trabajó en pro de las mujeres y luchó por mejores soluciones y mayores opciones para usar durante el periodo.
Fue hasta 1937 que se patentó la copa menstrual y estuvo disponible para la venta en Estados Unidos. Dicho método de protección estaba fabricado en caucho sin sujeciones externas, desafortunadamente, el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la escasez de caucho obligaron a cerrar la producción.
Aunque se siguieran comercializando estas copas, fue difícil convencer a las mujeres que eran parte de una sociedad en la que la sexualidad era tema tabú y la posibilidad de manipular los genitales, algo impensable. Sin embargo, Chalmers continuó con la investigación en este ámbito.
Desde la década de los 50 hasta los 70, la creadora de la copa menstrual se asoció con una empresa de mayor tamaño para fabricar una nueva versión de la copa conocida como Tassette, también crearon una versión desechable (Tassaway) para hacer frente a la popularidad de las compresas y tampones.
La compañía invirtió en una gran campaña educativa para que enfermeras asesoraran y aconsejaran a las mujeres en las farmacias de todo el país, pero no se consiguieron grandes resultados y la compañía cerró sus puertas en 1973. Una década después, una nueva copa menstrual de látex de caucho se abrió paso en el mercado americano y europeo, continuando con el legado de Chalmers.
En el 2000, apareció la silicona de grado médico: un nuevo material resistente a las bacterias e hipoalergénica.
Desde los años 2000 apareció la silicona de grado médico: un nuevo material resistente a las bacterias e hipoalergénica que fue rápidamente adoptada como el material estándar para las copas menstruales gracias a su suavidad y flexibilidad, se traa de las copas menstruales de Intimina: Lily Cup y Lily Cup Compact.
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Sin imaginarlo, esta se convertiría en una alternativa higiénica para el cuidado íntimo y dentro de sus funciones es que no absorbe, sino que recoge el flujo hasta 12 horas y es reutilizable hasta 10 años.
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“Aunque este revolucionario invento ha tardado más de 80 años en comenzar a ser reconocido en la sociedad, es cierto que el uso de la copa menstrual ofrece la posibilidad de mejorar la relación con nuestros cuerpos y el planeta, a la vez que practicamos y autoconocernos nuestra sexualidad”, aseguran los expertos.