Quienes tienen juanetes en los pies, causados por la deformación de los huesos, manifiestan fuertes dolores, principalmente si no usan el calzado adecuado que no les apriete, ni torture.
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Para algunas personas que tienen este problema en sus pies, la cirugía podría ser una de las alternativas para terminar con lo que se convierte en algo cotidiano, aunque no deja de ser molesto; para otros, los que podrían considerarse más afortunados, o como opción inicial, el uso de zapatos especiales puede ser lo mejor.
Los juanetes “salen” porque cambia la estructura de los pies, ambos o solo uno, con el paso del tiempo; a veces los cambios son sutiles y no se notan, pero el ancho del pie y el tratamiento que le des puede determinar el sufrimiento que pueden representar los juanetes para ti.
Esto ocurre cuando el dedo gordo de desvía de la línea media del cuerpo, se tuerce, y se pega al segundo dedo; esto es porque el metatarso (el hueso que está atrás del dedo gordo) se vuelve más prominente y forma el promontorio que conocemos popularmente como juanete.
Hay que señalar que no siempre son dolorosos, hay quienes tienen mucho tiempo con ellos y no les representa problemas; pero cuando se tornan dolorosos es cuando se usan zapatos muy estrechos o apretados.
Cuando se amontonan los dedos, puede ocasionar además irritación de la piel al hacer fricción con el zapato; en casos extremos, con el transcurso del tiempo puede desarrollarse artritis en el dedo gordo, que ocasiona más dolor al limitar el movimiento de la articulación.
Los zapatos pueden ser tu salvación
Cuando los juanetes se convierten en una tortura, puedes intentar cambiar el tipo de calzado que usas para aliviar la presión sobre el área afectada de tus pies, o de tu pie.
Puedes usar zapatos de punta ancha y material suave; no uses tazones ni con costuras en las puntas porque ambos tipos de calzado irritarán los juanetes y empeorará el estado de tus pies.
Quienes tienen juanetes y reciben tratamiento, se auxilian con analgésicos que ayudan a disminuir el dolor de los juanetes, también hay a quienes les recetan inyecciones de cortisona.
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Los casos más extremos llegan a la cirugía para sentir alivio (y belleza) en sus pies, después de reducir en el quirófano la deformidad del pie, hacer la alineación de los dedos y mejorar su funcionalidad.
