El incremento de visitantes a los diferentes centros turísticos de la entidad, principalmente a playas como Bahía de Kino, en el Municipio de Hermosillo o San Carlos, en Guaymas, causaron diferentes reacciones de parte de la comunidad en general y claro, de quienes laboran en el sector salud.
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Tan sólo en en las playas de Kino, se estima que el pasado fin de semana se presentaron alrededor de 800 visitantes, a pesar de la petición de las autoridades de salud de evitar aglomeraciones para evitar contagios de Covid-19.
Ser parte del sector salud y del personal que atiende urgencias en la actualidad implica que diariamente arriesgan sus vidas por salvar la de otros, además de largas y extenuantes jornadas de trabajo para atender a quienes se han contagiado del virus, por lo que puede parecer injusto que unos deciden divertirse a pesar de exponerse y hacer propicia una mayor propagación del Covid-19.
Zulema Avilés Castro, es enfermera y labora en el área de urgencias en un nosocomio de Hermosillo, quien ha trabajado sus jornadas con todas las precauciones sanitarias desde el inicio de la contingencia, medidas de seguridad que ha tenido que trasladar para su vida diaria y convivencia con su familia.
Por ello, considera algo injusto que haya personas que de manera inconsciente prefieran viajar sin tener una necesidad real de hacerlo, pues a pesar de que el semáforo para la reactivación económica federal, coloque a Sonora en naranja, pues los contagios y las muertes por Covid continúan y Hermosillo es la ciudad más que más enfermos por esta causa tiene y diariamente tiene un alto número que promedia los 200.
"Cuando leí en redes y en medios la noticia de ver qué muchas personas estaban en la playa, la verdad que sí molesta, me molesta porque nosotros estamos en la primera línea de batalla y desde el principio de la pandemia siempre he pensado que todos nos fallamos como sociedad, porque no nos cuidamos a nosotros mismos y no somos capaces de ver también por las demás personas", explicó.
La falta de conciencia no es sólo porque no tengan a un familiar, amigo o ellos no se hayan contagiado, subrayó, sino que es falta de empatía con quién es los rodean, además de que no ven el esfuerzo que médicos, enfermeras, camilleros, personal que realiza diversas labores en los hospitales realizan a diario para mantener con bien a los demás y que ni siquiera pueden quedarse en su casa a resguardarse, menos a salir a un lugar público con riesgo de aglomeración cómo lo es la playa.
"Creo que hablo por muchos de nuestros compañeros porque no es justo que nosotros estemos arriesgando nuestra salud, que estemos arriesgando nuestras familias y sí es cierto, es algo que nosotros decidimos estudiar, que nosotros decidimos prepararnos para trabajar en este tipo de cosas, pero no es justo que queramos cuidar a la gente que amamos y no podamos porque sigue habiendo mucha gente que no tiene conciencia de lo que está pasando, ésta es una enfermedad grave que cuando llega un paciente al hospital caminando y a la hora ya depende de un ventilador y a la media hora fallece", enfatizó.
Reconoció que algo verdaderamente difícil que le ha tocado enfrentar en esta contingencia en varias ocasiones, es que le toque atender a amigos, compañeros, familiares y personas que aprecia que llegan con complicaciones graves de salud.
"Es muy difícil verlos como llegan de pie y al pasar de las horas se van agravando y a veces te desespera no poder ayudarlos un poquito más, porque no hay un tratamiento específico para esta enfermedad, porque puede que a ti te funcione algo, pero a los demás no, entonces, es muy difícil ver cómo alguien se va apagando; y no nada más compañero y amigo, otras personas que ni siquiera conoces, pero ver qué se va apagando una vida es muy, muy difícil", puntualizó.
Pidió a las personas ser más conscientes y ayudar a contener la enfermedad, la cual ya le tocó vivir en persona y padecerla, pero para bajar el pico de contagios, se necesita que dejen de asistir a fiestas, porque aunque sea difícil estar aislado o mantener las medidas sanitarias, lo es más estar conectado a un ventilador, luchando por vivir.