/ viernes 2 de abril de 2021

“Ser autista es ver al mundo con el corazón”, Berenice es madre de 3

Berenice Andrade y sus hijos nos muestran cómo es su vida en familia, donde los retos del autismo los unen y no los detienen

Cada año el mes de abril se pinta de color azul, pues en su segundo día del mes se conmemora el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, un trastorno que es considerado como una discapacidad que afecta el desarrollo neurológico y es detectado en los primeros años de vida, por tal motivo la Organización de las Naciones Unidas establecieron esta fecha con el propósito de mejorar la calidad de vida de los niños, jóvenes y adultos que padecen esta condición.

Lea también: Tenemos que hablar del autismo

Las personas con autismo ven el mundo con la mirada del corazón, es decir la comunicación que existe entre cada persona es única y especial, pues a través de los movimientos de sus ojos, manos, los gritos y los abrazos sorpresivos demuestran su afecto, aceptación y comprensión de alguna situación.

Berenice Andrade Acuña es madre de 4 hijos, tres de ellos son niños con autismo Ernesto de 9 años, Daniel de 6 e Íker de 5 años, la condición en cada uno de ellos es distinta, pues después de realizarse una evaluación médica en México y Estados Unidos para decretar si padecían o no la condición, los resultados arrojaron que Ernesto a sus 5 años de edad se encontraba en el nivel 1 autismo de alto funcionamiento, posteriormente Daniel a los años 2 años estaba en el nivel 2 y el más pequeño aún no ha sido diagnosticado, sin embargo, presenta indicios de la condición.

En el mundo 1 de cada 160 presenta esta condición según la Organización Mundial de la Salud, se estima que hay 5 veces más hombres que mujeres con autismo, en México no existen datos actuales sobre la incidencia del autismo, pero se estima que cada año habrá 6 mil nuevos casos.

“Cuando te dan el diagnóstico de los hijos es un duelo, así lo dicen los doctores, porque todos los planes o sueños que tienes para tus hijos se vienen abajo, cuando me enteré que Daniel tenía autismo mi abuela acababa de fallecer y estaba devastada, cuando llegó mi esposo le hablé respecto a lo del niño y duramos 3 semanas sin hablar porque fue algo muy fuerte, Íker nació en abril cuando fue diagnosticado, es el más pequeño y está como sospechoso de autismo”, compartió.

Los retos para Berenice y Ernesto cada vez eran más grandes pues su intención es ver crecer a sus hijos y que éstos sean felices, no los discriminen por su condición, se desarrollen y puedan llevar una vida normal. Ernesto es el hermano mayor, tiene un carácter bien marcado, no entiende de bromas, se toma las cosas literalmente, pero tiene memoria fotográfica y puede armar rompecabezas y legos en un tiempo increíble, por otro lado Daniel tiene un retraso en el lenguaje, tiene tics y algunas veces golpea su cabeza y finalmente Íker el más pequeño sus emociones son marcadas, grita, llora y se ríe muy fuerte, no habla y tiene tics faciales.

“Todos los días son diferentes, a veces es difícil otras veces fácil, ellos son niños muy inquietos, los momentos en la mesa no son fáciles, viajamos constantemente, algunas veces vivimos en Phoenix otras en el pueblo, cuando estamos en Tepache siempre los tratamos de llevar a caminar en el pueblo, visitar a la familia y a su abuela, pero cuando nos vamos a Estados Unidos es difícil porque no conviven con la gente”, explicó.

Entre las actividades que disfrutan hacer están pasear en caballo, hacer natación, armar legos o rompecabezas y hasta bailar, para sus padres lo más importante es que sean niños saludables y felices, también esperan continuar aprendiendo más e cada uno de ellos, informarse y sobre todo entender el idioma de cada uno para atender sus necesidades.

“Te da un giro de 360 grados, todo lo ves diferente nos ha cambiado en muchas maneras, mi esposo nunca tenía paciencia y ahora es más paciente, esto nos hizo darnos cuenta que ellos son felices andando sin zapatos, jugar en el lodo, te das cuenta tienes que aprender de la vida de tu hijo con autismo y ver el mundo como lo hacen ellos”, expresó.

Desde hace 4 años la familia comenzó a participar en distintas actividades el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, cada mes de abril se visten de color azul, elaboran carteles y colocan globos por fuera del domicilio para hacer alusión a este día.

“Al principio no queríamos decir nada para que la gente no los viera diferente pero después lo comenzamos a hacer para crear conciencia del autismo, este año la pasaremos en el pueblo y haremos una sesión de fotos con la familia”, dijo.

Berenice compartió que hay poca información sobre el tema, pues ella la conoció después de que su hijo Ernesto fuera el primero en ser diagnosticado con autismo, por esta razón invita a las autoridades y público en general a sumarse para dar a conocer este tema, realizando talleres, pláticas escolares, colocar carteles con datos importantes para difundir este mensaje.

“La mayoría somos ignorantes a este tema, yo no sabía qué era esto, ni idea tenía qué era el autismo, nunca lo había oído mentar, estamos muy ignorantes y ciegos al tema, quizá no tenía un caso cercano, la gente sólo pone etiquetas, la gente piensa que son personas tontas pero no, ellos sólo ven las cosas diferente, por eso hace falta apoyo de gobierno, necesitan más empatía en este tipo de información y que se la den a conocer a las personas”, señaló.

La mamá de los niños añadió que las personas que sospechen que su familiar tiene autismo lo atiendan de inmediato para comenzar a entender su forma de comunicación, lo que le gusta y lo que no le gusta, aceptar su forma de pensar y actuar, llevarlo con un especialista y sobre todo aliarse con otros padres para que conozcan las historias y formas de sus pequeños con autismo.

Anesly, la hermana mayor de los pequeños, es parte fundamental del cuidado y desarrollo de sus hermanos, pues juega un papel importante en la vida de los niños, ya que es como una segunda madre, la adolescente de 14 años ha aprendido cuidar, respetar, comprender y sobre todo apoyar a cada uno ellos y es la persona a la que acuden cuando se sienten tristes o tienen medio.

“Amo a mis niños tal y como son de hecho no pediría cambiarle nada a ninguno, sé que tiene dificultades pero los aceptamos y queremos tal y como son, no cambiaría ese espíritu tan puro, limpio y lindo de cada uno de ellos, a las personas que tienen sus hijos con autismo traten de entenderlos, tengan mucha paciencia, día a día es un reto porque no sabes cómo van a amanecer”, concluyó.

Cada año el mes de abril se pinta de color azul, pues en su segundo día del mes se conmemora el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, un trastorno que es considerado como una discapacidad que afecta el desarrollo neurológico y es detectado en los primeros años de vida, por tal motivo la Organización de las Naciones Unidas establecieron esta fecha con el propósito de mejorar la calidad de vida de los niños, jóvenes y adultos que padecen esta condición.

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Las personas con autismo ven el mundo con la mirada del corazón, es decir la comunicación que existe entre cada persona es única y especial, pues a través de los movimientos de sus ojos, manos, los gritos y los abrazos sorpresivos demuestran su afecto, aceptación y comprensión de alguna situación.

Berenice Andrade Acuña es madre de 4 hijos, tres de ellos son niños con autismo Ernesto de 9 años, Daniel de 6 e Íker de 5 años, la condición en cada uno de ellos es distinta, pues después de realizarse una evaluación médica en México y Estados Unidos para decretar si padecían o no la condición, los resultados arrojaron que Ernesto a sus 5 años de edad se encontraba en el nivel 1 autismo de alto funcionamiento, posteriormente Daniel a los años 2 años estaba en el nivel 2 y el más pequeño aún no ha sido diagnosticado, sin embargo, presenta indicios de la condición.

En el mundo 1 de cada 160 presenta esta condición según la Organización Mundial de la Salud, se estima que hay 5 veces más hombres que mujeres con autismo, en México no existen datos actuales sobre la incidencia del autismo, pero se estima que cada año habrá 6 mil nuevos casos.

“Cuando te dan el diagnóstico de los hijos es un duelo, así lo dicen los doctores, porque todos los planes o sueños que tienes para tus hijos se vienen abajo, cuando me enteré que Daniel tenía autismo mi abuela acababa de fallecer y estaba devastada, cuando llegó mi esposo le hablé respecto a lo del niño y duramos 3 semanas sin hablar porque fue algo muy fuerte, Íker nació en abril cuando fue diagnosticado, es el más pequeño y está como sospechoso de autismo”, compartió.

Los retos para Berenice y Ernesto cada vez eran más grandes pues su intención es ver crecer a sus hijos y que éstos sean felices, no los discriminen por su condición, se desarrollen y puedan llevar una vida normal. Ernesto es el hermano mayor, tiene un carácter bien marcado, no entiende de bromas, se toma las cosas literalmente, pero tiene memoria fotográfica y puede armar rompecabezas y legos en un tiempo increíble, por otro lado Daniel tiene un retraso en el lenguaje, tiene tics y algunas veces golpea su cabeza y finalmente Íker el más pequeño sus emociones son marcadas, grita, llora y se ríe muy fuerte, no habla y tiene tics faciales.

“Todos los días son diferentes, a veces es difícil otras veces fácil, ellos son niños muy inquietos, los momentos en la mesa no son fáciles, viajamos constantemente, algunas veces vivimos en Phoenix otras en el pueblo, cuando estamos en Tepache siempre los tratamos de llevar a caminar en el pueblo, visitar a la familia y a su abuela, pero cuando nos vamos a Estados Unidos es difícil porque no conviven con la gente”, explicó.

Entre las actividades que disfrutan hacer están pasear en caballo, hacer natación, armar legos o rompecabezas y hasta bailar, para sus padres lo más importante es que sean niños saludables y felices, también esperan continuar aprendiendo más e cada uno de ellos, informarse y sobre todo entender el idioma de cada uno para atender sus necesidades.

“Te da un giro de 360 grados, todo lo ves diferente nos ha cambiado en muchas maneras, mi esposo nunca tenía paciencia y ahora es más paciente, esto nos hizo darnos cuenta que ellos son felices andando sin zapatos, jugar en el lodo, te das cuenta tienes que aprender de la vida de tu hijo con autismo y ver el mundo como lo hacen ellos”, expresó.

Desde hace 4 años la familia comenzó a participar en distintas actividades el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, cada mes de abril se visten de color azul, elaboran carteles y colocan globos por fuera del domicilio para hacer alusión a este día.

“Al principio no queríamos decir nada para que la gente no los viera diferente pero después lo comenzamos a hacer para crear conciencia del autismo, este año la pasaremos en el pueblo y haremos una sesión de fotos con la familia”, dijo.

Berenice compartió que hay poca información sobre el tema, pues ella la conoció después de que su hijo Ernesto fuera el primero en ser diagnosticado con autismo, por esta razón invita a las autoridades y público en general a sumarse para dar a conocer este tema, realizando talleres, pláticas escolares, colocar carteles con datos importantes para difundir este mensaje.

“La mayoría somos ignorantes a este tema, yo no sabía qué era esto, ni idea tenía qué era el autismo, nunca lo había oído mentar, estamos muy ignorantes y ciegos al tema, quizá no tenía un caso cercano, la gente sólo pone etiquetas, la gente piensa que son personas tontas pero no, ellos sólo ven las cosas diferente, por eso hace falta apoyo de gobierno, necesitan más empatía en este tipo de información y que se la den a conocer a las personas”, señaló.

La mamá de los niños añadió que las personas que sospechen que su familiar tiene autismo lo atiendan de inmediato para comenzar a entender su forma de comunicación, lo que le gusta y lo que no le gusta, aceptar su forma de pensar y actuar, llevarlo con un especialista y sobre todo aliarse con otros padres para que conozcan las historias y formas de sus pequeños con autismo.

Anesly, la hermana mayor de los pequeños, es parte fundamental del cuidado y desarrollo de sus hermanos, pues juega un papel importante en la vida de los niños, ya que es como una segunda madre, la adolescente de 14 años ha aprendido cuidar, respetar, comprender y sobre todo apoyar a cada uno ellos y es la persona a la que acuden cuando se sienten tristes o tienen medio.

“Amo a mis niños tal y como son de hecho no pediría cambiarle nada a ninguno, sé que tiene dificultades pero los aceptamos y queremos tal y como son, no cambiaría ese espíritu tan puro, limpio y lindo de cada uno de ellos, a las personas que tienen sus hijos con autismo traten de entenderlos, tengan mucha paciencia, día a día es un reto porque no sabes cómo van a amanecer”, concluyó.

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