La creciente popularidad del Bufo Alvarius, o sapo del desierto de Sonora, en las últimas semanas ha dividido las opiniones sobre su consumo, cada vez más frecuente. Los rituales mas famosos son los que se hacen en las playas del Mar de Cortés, frente a la Isla del Tiburón, en la comunidad de Punta Chueca, donde aún los Comcáac utilizan su lengua madre, llamada Quimique itom.
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La ceremonia inicia con una oración, se acompaña con el sonido de los cuencos y maracas. Una vez que la secreción del sapo ha sido secada, los Comcáac meten la triptamina que extraen, es decir el 5-MeO-DMT, en una pequeña pipa de cristal. Desde antes de la primera inhalación inician los cantos, su intención es curar y sanar, no sólo el cuerpo sino también el alma de las personas, por ello utilizan elementos como las plumas de aves endémicas del desierto, de su nación.
Las personas tienen que dejarse, cuenta el chamán que él no puede hacer todo el trabajo, no se sana si es obligada una persona a que haga el ritual, “esa persona trabaja con la voluntad de hacer cambios”, finaliza.
El joven chamán señala que el efecto dura entre 5 y 15 minutos y que todo depende de la persona, “te abre la conciencia y te das cuenta que mucha gente necesitaba vivir la experiencia y sanar, es un ritual individual, es algo muy sagrado”.
ECOS DE LA EXPERIENCIA
Parecía una piedra hermosa, como si fuera un cuarzo pequeño dentro de una pipa de cristal, no imaginaba la inmensidad de lo que me haría sentir, pensar, hacer.
Echando una moneda al aire, fui elegida para ser parte del viaje. Los nervios, mis manos sudorosas, mi sonrisa se hacían notar en cada frase, en cada carcajada, en cada respiro.
Mis compañeros, el viento, los animales, la naturaleza, los chamanes me rodeaban.
Ya empezada la ceremonia, suena la primera oración, los cantos, las maracas y otros instrumentos se escuchan al fondo. Yo solo pienso en el miedo que tengo, en la nueva aventura, en algo diferente, en lo que puede aportar en mi vida. Ya no es tiempo de echarme para atrás, la pipa está en mis labios, estoy inhalando profundo.
Sin conocer los efectos, siento como todos mis sentidos se han alterado, todo comienza a dar vueltas, acabo de caer en el espacio, quiero salir, tengo miedo, hay cuadros de color verde con azul y están girando, no sé dónde estoy, solo veo esos colores, no son mis favoritos, no sé qué significa. Llevo mucho tiempo ahí, todo sigue dando vueltas, ya no tengo miedo, tengo paz, me he acostumbrado a verlos, pienso que ya no voy a volver.
No sé si estoy caminando o flotando, solo veo las figuras geométricas.
"Has regresado, hermana", me dice el chaman.
Me encontraba debajo de un verde mesquite, algunos rayos del sol podían llegar a mi rostro, mis manos hacen un tipo de movimiento, hacia arriba y hacia abajo sobre el suelo, todo ha vuelto de nuevo, aún me siento mareada, todo me da vueltas, volteo hacia los lados, los veo a todos, siento paz y tranquilidad.
Sigo acostada, todos me preguntan cómo me siento, con una sonrisa en mi rostro digo todo: me siento feliz.
Podía sentir cómo mis pulmones trabajaban con gran rapidez, respiraba felicidad, no podía evitarlo.
No dejaba de sonreír, sentía como si hubiese vuelto a nacer, como si no hubiera preocupaciones, tristezas, lo había soltado todo, mi mente, alma y corazón descansaban.