“El emprendimiento no es para todos, pero todos podemos intentarlo, ¿cómo lo vas a saber?, intentándolo”, son las palabras del empresario hermosillense Alan Guevara Morales, quien explica la importancia que tiene el emprendimiento para la economía, así como los escenarios positivos y negativos a los que pudiera enfrentarse la persona que decida emprender.
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El socio director de Guevara Propiedad Intelectual, comentó en exclusiva para El Sol de Hermosillo, que desde hace 13 años forma parte del ecosistema de emprendimiento, el cual es integrado por incubadoras de empresas, empresarios, generadoras de proyectos y planes productivos, universidades, entre otros.
Mencionó que una de las principales problemáticas en el mundo de los negocios, actualmente, y que vino a golpear aún más la pandemia, es el hecho de que las incubadoras para emprendimiento están desapareciendo, principalmente por la falta de apoyos y políticas públicas que brinden el soporte necesario.
“La realidad es que en los últimos años ha venido a la baja la tendencia, el boom, la ola e inclusive podríamos decir la moda del emprendimiento. Para mí, el emprendimiento es una moda que siempre debe estar vigente porque el emprendimiento es el semillero de las nuevas empresas, de los nuevos proyectos, de los nuevos empresarios”.
Apuntó que actualmente la mayoría de las incubadoras que están en funcionamiento, y que además son muy pocas, son de carácter privado.
“La pandemia vino a sacudir mucho las cosas para muchas empresas que tenían muchos años, pero también para los emprendedores. Yo creo que los emprendedores y las empresas entramos en un modo de sobrevivencia; la pandemia ha causado una crisis que nos está enfrentando a tomar decisiones difíciles”.
Buscar nuevas perspectivas
El empresario señaló que, si bien la pandemia ha generado un panorama complejo para muchos, también ha resultado en un momento de gran oportunidad, principalmente para aquellas personas que han sabido adaptarse a las nuevas necesidades y demandas del mercado, así como los avances tecnológicos.
“Tomar decisiones difíciles ha sido aceptar que tenemos que adaptarnos a las condiciones actuales. Los que estaban preparados tecnológicamente, que a lo mejor tenían su idea que iban arrancando y tenían a la mano las herramientas tecnológicas, creo que esos fueron los mayores beneficiados. Algunos de ellos necesitaban un empujoncito y creo que la pandemia llegó a darles ese empujón a muchos, quizá también a muchos que estaban por tirar la toalla porque estaban preparadisimos, pero no pegaban, y con esto lograron despuntar. Es ahí cuando aprendes y dices: Tengo que estar preparado para lo que viene”.
En ese sentido, Alan explicó que el Internet y las redes sociales, así como el resto de plataformas digitales han resultado en un trampolín para muchos ya que, hoy por hoy, el generar contenido propio puede requerir de poca inversión y resulta por demás redituable.
“Antes tenías que invertir muchísimo dinero en publicidad; hoy si tú solo generas contenido de calidad, atractivo para tu mercado, la publicidad sola se va a dar, después la vas a tener que impulsar, pero primero sola se va a dar. Las herramientas a través de las plataformas son un impulsor grandísimo. Hay gente inclusive que tiene su trabajo estable y está haciendo proyectos a través de las plataformas, son pequeños independientes”.
El hecho de poder estar trabajando desde casa, dijo, ha dado la oportunidad que muchos estaban esperando.
“El estar preparado no significa que lo que haga hoy inmediatamente me va a dar resultados, esto lleva tiempo, lleva un proceso, pero definitivamente la pandemia aceleró mucho esos tiempos”.
La paciencia y la adaptación son la clave
El miedo al fracaso es uno de los principales obstáculos mentales a la hora de querer emprender, y es que, en cuestión de estadísticas, Guevara Morales mencionó que alrededor del 80% de las empresas de nueva creación desaparecen luego del primer año.
Sin embargo, hizo hincapié en que, esto no debería tomarse como un factor negativo para rendirse, sino como una oportunidad de aprendizaje para mejorar y adaptarse.
“El emprendimiento te enseña a fracasar, te prepara para fracasar; pero desde el punto de vista de los emprendedores, el fracaso no es una palabra de carga negativa, es una palabra de carga positiva por la experiencia, el aprendizaje y el saber que si me fui por ahí y no me funcionó ahora tengo que tomar otro camino, rodearlo, brincarlo, hacerle como sea, pero pasar por encima de aquello que en el fracaso anterior me detuvo, pero no me mató. Te caes, pero te levantas”.
Esto es algo que las nuevas generaciones debieran aprender, dijo, desde que están en educación básica, apostándole así a posicionar en la mente de los pequeños y jóvenes la importancia de tener ideas propias y buscar la manera de llevarlas a cabo, ya que “el emprendimiento siempre será semillero de nuevas empresas”.
“El miedo siempre va a existir, usémoslo como una catapulta, no como un freno”.
¿Hay futuro para las incubadoras?
“Yo creo que las incubadoras lo que van a hacer es que se van a adaptar a lo digital, van a seguir su mismo plan de trabajo, el cual no está mal, y se van a adaptar. Aunque realmente lo que me preocupa es que muchas están desapareciendo”.
Recordó que el proceso normal de una incubadora es recibir a un emprendedor con una idea y brindarle asesoría con mentores en diferentes áreas para tratar de validar su idea de negocio y saber si va por buen camino y tiene potencial o bien hay que hacer algún ajuste.
“Para mí el concepto de incubadora es acercarte a personas con experiencia que te van a ayudar a validar tu idea para saber si es negocio o no”.
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Apuntó que el proceso no tiene un tiempo determinado, pues dependerá mucho del tipo de proyecto que se plantee, pero regularmente suele durar entre 3 y 6 meses o inclusive de uno a dos años.