El fortalecimiento de la fe, la vida familiar y acabar con la dispersión son algunos de los retos que el arzobispo de Hermosillo ha detectado durante sus 6 años desempeñando este cargo dentro de la Arquidiócesis.

Oriundo de Monterrey, Nuevo León, Ruy Rendón Leal declaró que desde su llegada a la Arquidiócesis de Hermosillo entendió que su servicio pastoral tenía que estar orientado al encuentro y a la cercanía en los diversos sectores de la Iglesia.

Indicó que fue ordenado sacerdote para la Arquidiócesis de Monterrey y tiene 17 años como obispo, donde sus primeros 6 años estuvo en la sierra del Estado de Durango, posteriormente estuvo en la Diócesis de Matamoros, Tamaulipas, por 5 años, hasta estos últimos 6 años en Hermosillo.

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“Sectores claves para la Iglesia, son los hermanos y hermanas laicos, de la vida consagrada y aquellos que han recibido un ministerio ordenado, diáconos, presbíteros y obispos, mi principal tarea fue cercanía, diálogo, escucha y acompañamiento de estos 3 importantes sectores”, apuntó.

Explicó que desde el pasado mes de junio del año 2016 se ha dedicado a fortalecer los consejos parroquiales, diocesanos y las comisiones pastorales de la arquidiócesis.

Mencionó que en este tiempo ha buscado unificar los criterios para la administración de sacramentos, debido a que cuando llegó a la ciudad, algunas parroquias confirmaban, niños, adolescentes y jóvenes.

“En estos 6 años he procurado estar al pendiente de esas situaciones sociales que aparecen en los diferentes territorios de la Arquidiócesis”, comentó.

Detalló que en todo el mundo hay una crisis de valores, por lo que los desafíos y las complicaciones para la evangelización son más complejos y consideró que los hermosillenses son personas que apoyan causas sociales y cuenta con patronatos y fundaciones abocadas a ciertas causas de todo tipo.

Sin embargo, en la cuestión religiosa, percibe que la gente es creyente, pero no es una fe al estilo tradicional, sino que, en ocasiones tranquila y no lo suficientemente comprometida en la vida de la iglesia.

El arzobispo reveló que disfruta mucho de las visitas que hace a las comunidades y parroquias, desgraciadamente el obispo en cualquier diócesis tiene una carga de trabajo, asuntos y pendientes.

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“Cuando visito a los organismos de laicos, se reúnen todos y es una fiesta, no para mí, sino para todos los que estamos en ese encuentro, favoreciendo momentos de oración, diálogo, formación y convivencia”, señaló.

Rendón Leal hizo un llamado para seguir insistiendo en el fortalecimiento de la vida familiar, pues los niños, adolescentes, jóvenes y adultos están muy dispersos, por ello apuesta por la presencia, tiempo de calidad y priorizar a la familia.

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