A inicios del año, Julio Moreno comenzó un negocio que generaría diversión y entretenimiento a familias hermosillenses, pero nunca imaginó que su proyecto se suspendería por una pandemia global.
El joven originario de Ciudad Obregón actualmente reside en la capital sonorense, estudió la Licenciatura en Derecho y cuenta con varios negocios entre ellos la venta de palomitas acarameladas y la renta de cuatriciclos.
El 9 de febrero abrió su empresa de cuatriciclos en el Parque Madero, la sensación de un transporte nuevo cautivó a los ciudadanos por lo que la demanda era muy grande, ya que una familia completa podría disfrutar de un paseo al aire libre pedaleando por los andadores del lugar.
“A mi papá le gusta la mecánica y vio el modelo en Internet e hizo uno igual y luego lo vendió, después hizo seis más, pero no se vendieron; mi mamá decidió llevarse uno a la Laguna del Náinari y en ese ratito lo rentó como tres veces, entonces tomó la decisión de hacer su negocio y ahora lleva aproximadamente cuatro años con él en la laguna”, contó Julio.
La diferencia de otras bicicletas es que es parecido a un carro de motor, pero es pedaleada por dos personas con su misma fuerza, tiene cuatro llantas, cuenta con un freno y pueden subirse hasta cuatro personas.
“Fueron un boom porque era la novedad y eran atractivas porque se puede subir toda una familia a la bicicleta, se suben, gritan y se ríen es una experiencia muy padre, entonces decidí traerlo aquí en Hermosillo junto con mi negocio de palomitas”, mencionó.
Debido a la pandemia Julio tuvo que pausar las Bici-Buggy y comenzó a vender mariscos para solventar los gastos de su hogar, pues semanas antes se había enterado que esposa está embarazada y necesitaban generar ingresos para subsistir durante los próximos meses.
“El 16 de marzo- que fue el puente- me acuerdo muy bien que era como las 6:00 de la tarde y empiezan a decir que el primer caso está en Hermosillo, en ese instante se vació el parque en menos de media hora y yo apenas tenía un mes, entonces me enteré que iba a ser papá y me había quedado sin trabajo”, expresó.
Ante la desesperación por no contar con estabilidad económica empezó a vender mariscos, pulpo y callo de hacha y se anunció a través de redes sociales, durante un tiempo las ventas eran buenas y pudo mantenerse dos meses más, compró cosas para su nuevo hogar, pero después las ventas bajaron.
“Me había comprado un refrigerador para mantener los mariscos frescos, pero tuve un problema porque una noche se apagó y se me echaron a perder como 100 kilos de callo con un valor de 20 mil pesos, la verdad no soy de dinero y siempre he trabajado, eso fue un golpe fuerte y como pude fui pagando, poco a poco, hasta que liquidé todo”, señaló.
Después de los meses difíciles que tuvo que pasar el joven empresario, finalmente abrió su negocio de bicicletas el pasado martes 15 de septiembre, el paseo de 20 minutos tiene un costo de 50 pesos, pero por la pandemia regala 10 minutos más.
“El primer día me fue muy bien, salió para el sueldo de mi empleado y siguió habiendo movimiento, hice anuncios con mi cuenta personal en Facebook y hubo muy buena respuesta de la gente, siempre se acercan a mí y me preguntan dónde los conseguí y les cuento la historia de mi papá”, detalló.
Julio relató que la razón por la que eligió el Parque Francisco I. Madero, ubicado en el centro de la ciudad, es para darle un uso distinto a los caminos del parque y disfrutar de los espacios verdes, ya que considera que es uno de los sitios con mejor vista.
“Tengo anotadas todas las características que debe de tener un lugar para las bicicletas y son muchas, en Hermosillo es el parque que está más adaptado, es un lugar céntrico con caminos anchos, la gente puede recorrerlo todo en esos minutos, también cerca de este lugar guardo las bicicletas y es más fácil para mí”, dijo.
Antes de comenzar la contingencia sus ventas eran de 100 a 110 rentas diarias y entre semana cinco; estos últimos eran destinados para el sueldo de sus empleados y para gasolina, el pasado 16 de septiembre día inhábil tan sólo tuvo alrededor de 18 clientes.
“Cuando recién llegué con el proyecto y vi la aceptación me sentí muy feliz, muy pleno, porque ya le había batallado mucho, no se me habían dado varios proyectos, después pasó lo de la pandemia y lo de mi esposa, ahora pienso que mi vida se empieza a estabilizar y veo que va mejorando y pienso continuar”, abundó.
El empresario considera abrir otras sucursales de bicicletas y establecer varios puntos fuera de Hermosillo para que más personas los conozcan, asimismo considera que hasta que encuentre otro lugar con las características adecuadas en la Ciudad del Sol tendrá otro punto.
“A todos los jóvenes emprendedores les puedo dar de consejo que no tengan miedo a intentarlo, sí le batallé mucho con la inversión pero eso fue poco a poco, no se desesperen porque uno quiere hacerlo todo rápido pero esto se logra con paciencia, amor y dedicación”, concluyó.