El camino del éxito no tiene por qué estar peleado con el de la filantropía, así lo ha demostrado Carola Sandoval Ibarra, empresaria del área agroindustrial, actual directora de Canacintra Hermosillo y filántropa, coordinadora del Programa Familiar de la Posada del Buen Samaritano.
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Carola proviene de un hogar donde se les inculcó la cultura de su esfuerzo, su padre -a pesar de que estudió hasta quinto año de primaria- supo trabajar la tierra y volverse un exitoso empresario dedicado también a la agroindustria, y junto a su esposa sacaron adelante a su familia.
“Él nos enseñó a ayudar siempre a la gente, una vez al año me acuerdo que venía y en las posadas nos tocaba a nosotros servir, por ejemplo la comida, lo que fuera, a mi hermana y a mí, mi papá nos decía gracias a todos ellos ustedes están tranquilas y pueden estudiar. Ellos que trabajan conmigo y que han creído en el proyecto; entonces mi papá fue un hombre muy humano y mi mamá lo es”, recordó.
Por ello Carola, quien siguió sus pasos en esta industria tan competitiva, decidió siempre mostrar respeto por sus trabajadores a quienes les daba un lugar digno donde vivir y transporte para llevar a sus hijos a la escuela.
Esto aunado a su vocación de servicio, la llevó a ser parte del mundo de la filantropía, primero como parte del Patronato de la Posada del Buen Samaritano, donde se atiende a mujeres que han caído en drogadicción y ahora como coordinadora del Programa Familiar de la misma asociación de ayuda.
Después de años de trabajar en el ramo agroindustrial, a sus 50 años de edad, Carola Sandoval vio una oportunidad en dirigir a la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) Hermosillo, un cargo que durante 79 años había sido ocupado solamente por hombres.
La oportunidad se dio cuando Gabriel Zepeda, presidente de Canacintra Sonora le pidió ayuda para elaborar un discurso, posteriormente le solicitó recomendaciones para ocupar la dirección de Hermosillo, por lo que decidió proponerse para el cargo y después de una serie de filtros, fue elegida. Hecho que le ha dado un nuevo motivo de superación.
“Cumplí los 50 años y dije cómo que la vida se acaba a los 50 años, así que postergué mi parte de sembrar y como que me he dedicado un poquito más a mí y en ese momento surgió la oportunidad, porque sentía que tenía mucho que dar”, subrayó.
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Aunque nunca se imaginó dirigir una cámara empresarial, pues su vida la ha dedicado a agroindustria y los grupos de autoayuda, cuando se enteró de la posibilidad de esta dirigencia supo que era algo que tenía que asumir.
Explicó que le pidieron su curriculum y cuando lo elaboró se sorprendió de lo que había logrado y realizado a lo largo de su vida, pero no estaba consciente porque no lo había plasmado en un papel.
“De verdad que estaba aterrada, tenía miedo, pero tenía muchas ganas y algo de lo que me di cuenta en el tiempo de estar con la cámara es que me he dedicado al servicio, a los talleres que doy, que son para que los demás descubran lo mejor de ellos mismos, a sacar de las personas a veces esos miedos para convertirlos en oportunidades y ahora era mi momento de hacerlo”, rememoró.
Aunque se ha dedicado a dos rubros muy diferentes entre sí y ahora lo hace en Canacintra Hermosillo como la primera directora de este organismo empresarial, tiene claro que desea seguir con los apoyos independientemente del lugar donde se encuentre.
“No tienes que estar en una organización ni en una institución ni en un lugar en específico para dar aliento, escuchar, porque a veces la gente no necesita un lugar, simplemente ser escuchada una tarde y ni siquiera quiere tu opinión, simplemente alguien que la escuche”, puntualizó.
