Gerardo Cota Verdugo recorrió con su bicicleta las calles del centro de Hermosillo para llevar la correspondencia hasta la puerta de cada hogar, dedicó más de 30 años de su vida laborando en Correos de México, conocido como Servicio Postal, teniendo a su cargo distintas funciones entre ellas ser cartero.
En el año de 1953 lo contrataron para trabajar durante 3 días en el mes de diciembre entregando cartas, tras haber cumplido con varios requisitos como toma de huellas, entrega de documentos y exámenes médicos, el señor Gerardo fue seleccionado para ser parte del equipo de la gran empresa.
Aún conserva en su memoria su número de afiliación, el cual se conformaba por su nombre y su fecha de nacimiento COVG-331110, después de vivir la experiencia por tres días de trabajo, el 2 de enero de 1954 regresa a la empresa para laborar hasta el 31 de mayo de 1987, cumpliendo con 33 años y 5 meses de trabajo.
“Nos recortaron por medio de un telegrama pero me dijeron que me presentara el próximo año si quería trabajar porque en ese momento no había vacantes disponibles, entonces el administrador pidió que nos pagaran nuestros días de trabajo y me pagaron 33 pesos”, compartió.
El sueldo de cartero era de 11 pesos por día, Gerardo empezó cubriendo a un compañero que había pedido licencia por dos meses, pero éste no volvió y cedieron el lugar a las personas que se encontraban en la espera de un lugar dentro de la empresa.
“Para el año de 1954, 11 pesos era el promedio diario, a mí me convino porque un trabajito por aquí y otro por allá no era nada fijo y ganaba apenas 8 pesos, tenía 10 hijos que mantener, entonces me convino ganar 11 pesos constante y me gustó, me fui quedando hasta que me quedé fijo”, explicó.
En punto de las 8:00 horas, Gerardo llegaba a Correos de México en compañía de 8 carteros más, para recoger la correspondencia, se pasaba al departamento de transporte para hacer la separación del local, tránsito y se repartían en los casilleros, posteriormente salían a las calles a hacer las entregas.
“Estuve durante un año en correspondencia, me gustaba llegar temprano para ver el procedimiento que se llevaba, la separación y entrega a los carteros, se ponían en una mesa larga para acomodar los sobres y para salir a repartir a los barrios, a mí por suerte me tocó repartir en el mío alrededor del Cerro de la Campana en ese entonces se llamaba el número cuatro”, señaló.
Todos los días entregaba alrededor de 150 cartas, también periódicos, revistas y sobres grandes, esta actividad la realizaba por la mañana para tener las tardes libres y dedicarse a aprender más sobre lo que se hacía en la empresa como sellar, acomodar, entre otras actividades, un año después lo seleccionaron para hacerse cargo de una ventanilla las cuales tenían distintas funciones como estampilla, registrado, reembolsos, giros, internacional, entre otros.
“Estuve por un tiempo en una ventanilla, luego me pasaron a otra y así estuve por todas las ventanillas hasta que me dejaron en el departamento internacional y ahí es donde llegaban los paquetes de todos los países pero lo que más se veía era de Estados Unidos, recibía, hacía chequeo de operaciones e impuestos y una vez arreglando eso hacía un aviso para el destinatario”, añadió.
Con el paso de los años Gerardo pasó de ser cartero a ser un administrador, por lo que disfrutaba de cada departamento en el que se encontraba, lo que más le gustaba era seguir aprendiendo de cada lugar y cada persona para continuar haciendo un trabajo de calidad.
“Trabajé en el correo porque no pude estudiar y para que nos admitieran como carteros sólo necesitaba certificado de la primaria hasta donde había llegado y con eso empecé a trabajar, ahí hice carrera porque no todos los empleados llegan a ser administradores, también aprendí a escribir en máquina y todos los departamentos de correo ya los dominaba, así fui escalando poco a poco”, destacó.
Los últimos años de trabajo trabajó en el departamento de transporte despachando y recibiendo correos, posteriormente consiguió una plaza en mayo de 1960 donde se mantuvo hasta 1962 hasta que pidió a las autoridades el puesto de administrador.
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La primera plaza temporal que tuvo fue en Baviácora, Sonora donde se desempeñó por primera vez como administrador, después de ofrecieron dos plazas en Chihuahua o Ímuris, por lo cual optó por elegir continuar en el Estado hasta el 15 de febrero, para finalizar se ganó una plaza en Moctezuma donde actualmente reside y donde llegó su jubilación.
“Disfruté mucho de todo lo que hice, siento que yo me esforzaba y sudaba la gota gorda con ese calor que hace en Hermosillo, yo le pedaleaba duro para sacar todo el barrio rápido, es algo grande el rumbo que me tocó, bueno todos estaban igual, pero le pedaleé y en lugar de hacerlo todo el día lo acababa en medio día, pero no me importaba porque yo feliz hacía mi trabajo”, concluyó.