Tormentas, ataques de depredadores y alteraciones en el ecosistema son sólo algunos obstáculos que enfrentan las aves durante su viaje de migración, el cual no tiene garantía de regreso para estas criaturas.
Eduardo Gómez Limón, responsable del Área Técnica de la Dirección Regional Noreste de Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), indicó que la migración se trata de una odisea transnacional de la que sólo unos pocos ejemplares salen ilesos.
De acuerdo con el experto, hay cuatro vías que son utilizadas por las aves en su traslado desde el extremo polar ártico, Alaska y Canadá hasta Sudamérica, la del Pacífico, la central, la ruta del Misisipi y la del Atlántico.
A Sonora llegan las aves que toman las rutas del Pacífico y la central, que abarca el Oriente de Arizona y Texas, mismas que prefieren lugares donde no hay turbulencia, vientos a favor y despejados de ser disponible.
Aproximadamente en la entidad hay 575 especies de aves, de las cuales 210 son migratorias y no anidan aquí, mientras que 185 anidan aquí y hacen migración y el 180 restante son residentes del estado.
“Los chanates de pecho amarillo, por ejemplo, la mayoría de ellos vienen del Sur de Canadá y Norte de Estados Unidos por la parte central Oeste del país, incluso anidan en Arizona y en el Noreste de Sonora”, explicó Gómez Limón.
No obstante, Sonora recibe montones de otras especies entre garzas, patos, gansos, aves playeras e incluso aves rapaces como águilas, halcones y gavilanes, los cuales persiguen a las demás aves una vez llegado el invierno; en cada uno de los grupos hay dos o tres especies importantes.
Dicho esto, dado que estas aves tienen características diferentes, no todas comparten el mismo ecosistema o pueden llegar al mismo lugar, afortunadamente Sonora representa un corredor migratorio que ofrece varias calidades de hábitats.
El proceso de migración se presenta paulatinamente, no se trata de un viaje de corrido hacia un destino en específico, sino de un recorrido para vencer lo más posible las condiciones precarias del invierno.
Un gorrión que anide en el Norte de Estados Unidos tendrá sus crías listas para volar en verano, entonces al llegar agosto y septiembre, la comida será más escasa y no tendrán más remedio que bajar gradualmente al sur debido a que la temperatura disminuye de forma más lenta.
Gómez Limón agregó que la fidelidad de las aves con el ambiente que visitan juega un rol crucial en la supervivencia de las mismas, si un árbol desaparece, el ave tendrá que buscar otro y la competencia puede llegar a ser brutal, eso sin contar que se expone a los depredadores.
“De ahí la importancia de conservar todos los ecosistemas, en la medida que se modifiquen y se alteran o se destruyen, en realidad no nos damos cuenta de toda la alteración que se causa”, agregó.