Drogadictos y alcohólicos son las personas que terminan en elHospital Casa San Vicente, ubicado a espaldas del Hospital Generaldel Estado, el cual atiende pacientes con tuberculosis durante sutratamiento. Guadalupe Valenzuela, encargada del centrohospitalario desde hace 8 años, señaló que estas personasprovienen principalmente del Sur del país y reciben tratamientopor alrededor de 6 a 8 meses. La condición física en la quellegan los residentes de la Casa es muchas veces deplorable, puesen ocasiones los pacientes con tuberculosis que arriban a lainstitución llegan pesando entre 35 a 40 kilos. En ciertascircunstancias, los enfermos llegan a Casa San Vicente con lospulmones totalmente deshechos, por lo que no se puede hacer nadapor ellos y mueren a tan sólo horas de haber aparecido en elcentro de alojamiento. Valenzuela indicó que debido al temor quese le tienen a los enfermos de tuberculosis, inspirado por loaltamente contagioso que es este mal, no hay voluntarios quetrabajen en la institución, lo que dificulta las labores delpersonal. La Casa Hogar San Vicente posee además problemas paraofrecer desayunos y cenas, por ello, piden a la ciudadaníadonaciones de avena, aceite, azúcar y huevos.
Drogadictos y alcohólicos son las personas que terminan en elHospital Casa San Vicente, ubicado a espaldas del Hospital Generaldel Estado, el cual atiende pacientes con tuberculosis durante sutratamiento. Guadalupe Valenzuela, encargada del centrohospitalario desde hace 8 años, señaló que estas personasprovienen principalmente del Sur del país y reciben tratamientopor alrededor de 6 a 8 meses. La condición física en la quellegan los residentes de la Casa es muchas veces deplorable, puesen ocasiones los pacientes con tuberculosis que arriban a lainstitución llegan pesando entre 35 a 40 kilos. En ciertascircunstancias, los enfermos llegan a Casa San Vicente con lospulmones totalmente deshechos, por lo que no se puede hacer nadapor ellos y mueren a tan sólo horas de haber aparecido en elcentro de alojamiento. Valenzuela indicó que debido al temor quese le tienen a los enfermos de tuberculosis, inspirado por loaltamente contagioso que es este mal, no hay voluntarios quetrabajen en la institución, lo que dificulta las labores delpersonal. La Casa Hogar San Vicente posee además problemas paraofrecer desayunos y cenas, por ello, piden a la ciudadaníadonaciones de avena, aceite, azúcar y huevos.