[Video] Llegaron las pitayas a Hermosillo 

Las banquetas se pintan de colores rojo y verde chillante, se escuchan a los alrededores los gritos de los vendedores “¡lleve la pitaya!”

Nancy Álvarez

  · sábado 22 de junio de 2019

La temporada de pitayas es la más esperada por los sonorenses, la fruta típica es considerada como la más dulce y sabrosa de la región. Algunos vendedores se reúnen a las afueras del Mercado Municipal para ofrecer el fruto.

Las banquetas se pintan de colores rojo y verde chillante, se escuchan a los alrededores los gritos de los vendedores “¡lleve la pitaya!” para atraer a los comensales.

Los precios varían de acuerdo al tamaño, las colocan en cubetas para transportarlas y quitan las espinas. Al llegar al lugar de la venta las exhiben en cajas de cartón para que sea visible para los clientes.

María Dolores Burrola es vendedora, viajó desde el municipio de Carbó, Sonora, para vender el fruto, el cual dice que es más dulce y se da en cantidades impresionantes.

“La gente se va a las 3:00 de la mañana a recolectarla, después las recogemos en un lugar, no tenemos horario para venderlas, los precios son desde 10 a 6 pesos, vendemos primero las más grandes y va bajando hasta que quedan las más pequeñas”, mencionó María.

Las cubetas tienen capacidad entre 160 a 180 pitahayas, según el tamaño del fruto y en total la venta en día varía entre 350 o 400.

“Las pitayas tienen muchos beneficios para la salud, la gente que conoce y sabe de eso las espera con ansias, ahorita llegó tarde porque hacía frío porque la temporada empieza desde los primeros de junio y julio”, resaltó.

La corta temporada debe de ser aprovechada por sus fieles seguidores debido a son reconocidas por producirse solamente en tiempo de calor.

María del Socorro visitó la “Ciudad del Sol” y aprovechó su estancia y dio un recorrido por el Centro, el Mercado y comprar la deliciosa fruta.

“Cuando éramos niños comíamos muchas pitayas, vivimos mucho tiempo en la sierra, cuando vinimos a Hermosillo y ya no podíamos ir al pueblo aquí las comprábamos”, abundó.

El año pasado no pudo viajar y se quedó con muchas ganas de probarlas, este año aprovechó para adquirir muchas y llevarlas a su casa en Sonoyta.