Desde hace más de 20 años, Ramón Alberto Encinas del Castillo inició su negocio de producción y venta de flor de temporada junto con su esposa, Catalina Córdova Córdova, en el Vivero Granja Matilde.
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Ubicados en el ejido La Victoria, la pareja ofrece diferentes especies de flores, desde las de invierno como la petunia, pensamiento, panalillo y gazania hasta las de verano como la teresita, portulaca, zinnia, entre otras.
Ramón contó para El Sol de Hermosillo que anteriormente en el lugar contaban con una pequeña granja de cría de puercos y ordeña, sin embargo, decidieron cambiar de actividad debido a la escasez de agua por la actividad de una batería de pozos.
“A raíz de eso empezamos a buscar opciones, entonces un compadre mío que es cuñado, él estaba manejando planta para un vivero, él tenía un viverito ahí y me dice ‘oye por qué no hacemos esto’, y empecé yo a trabajar en esto, me gustó y se me hizo una pasión, ya ahorita no puedo estar sin estar produciendo flor”, relató.
Con el paso de los años el matrimonio ha hecho crecer su negocio, ofertando su producto en los alrededores de La Victoria y en algunos sectores del área urbana de Hermosillo.
Sus principales clientes son los dueños de viveros, quienes suelen comprarles “paquetes” entre 200 y 400 flores de temporada, además en su área de trabajo también cuentan con su propia exhibición de flores y plantas para la clientela que los visitan.
“Aquí nosotros tenemos venta, además de las flores producimos arbolitos, en poca cantidad, palo fierro, mezquite, lo que se ofrece porque hay veces que sí sale, hierbas aromáticas también hacemos nosotros”, mencionó.
Retos comerciales
Como en todo negocio Ramón y Catalina enfrentan varios retos para poder salir adelante, siendo la competencia de vendedores que vienen del Sur del Estado uno de ellos, pues en temporada de mayor demanda también ofrecen flores de buena calidad.
Además la llegada de la pandemia por el Covid-19 también representó un duro golpe en las ventas de flores.
“Fue fatal para todo mundo por la pandemia, en anteriores años venimos arrastrando esa problemática que tenemos todos los años, que llegan en las mejores fechas gente con planta muy bonita del Sur, porque allá se da perfectamente bien con el clima que manejan”, aseveró.
Sin embargo, pese a esas dificultades, el negocio ha podido salir adelante, tanto que decidieron producir un poco más para la próxima temporada de verano.
Asimismo, las ganancias han alcanzado para contratar a personal de la localidad, teniendo de momento a un empleado de planta y eventualmente a ayudantes para el llenado de macetas.
Calculó que anualmente producen alrededor de 30 mil flores, siendo entre 12 y 15 las variedades de invierno y hasta 30 las que se dan durante el verano.
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“Es un negocio que constantemente lo estamos alimentando, porque cuando ya está saliendo una parte ya tiene que estar entrando otra parte de flor, entonces sí, es un negocio que nos da para vivir de eso y ayudar a otras personas”, externó.
Por último, Ramón aconsejó a todo aquel que decida emprender a luchar por lo que quieren, sin importar la feroz competencia u otras dificultades que se presenten en el camino.