/ martes 20 de noviembre de 2018

Columna invitada | El Plan de Paz de López Obrador

El pasado miércoles el presidente electo Andrés Manuel López Obrador presentó su Plan Nacional de Paz y Seguridad, cuyo principal indicador es su visión social, su premisa básica es atender la inseguridad y la violencia en el país.

La radiografía la conocemos todas y todos, tiene que ver con la violencia, los asesinatos y la criminalidad en nuestro país que como dijo el Presidente electo, “han llegado a niveles históricos” y han llevado a México a estar entre los países más inseguros del mundo. Esa misma placa nos muestra que “la pobreza, la marginación y la falta de servicios educativos y de salud se encuentran en la base de este auge delictivo que enfrenta México”, por eso, como lo señaló, “es necesario abandonar la visión autoritaria y el uso de la fuerza como estrategia”, es decir, se abandonará la guerra que emprendió Felipe Calderón y continuó Enrique Peña Nieto.

Hay quienes plantean la hipótesis que “no hay una causa directa entre criminalidad y falta de oportunidades económicas o de estudio para los jóvenes”. Si bien no podemos afirmar en forma categórica que la delincuencia responde únicamente a la pobreza y al bajo nivel de estudios, es claro, y así lo confirman estudios nacionales y de organismos internacionales, que al generar más y mejores empleos, acceso a educación, salud y bienestar, se “reduce de forma significativa la base social que haya podido generar criminalidad y se restablece la confianza de los individuos en el colectivo”, como señala el plan de paz y seguridad.

Otro aspecto importante, es que en el Plan de Paz y Seguridad se puede observar que uno de sus ejes principales es el que tiene que ver con una visión y política social que es fundamental, además señala a la familia en México como “la mejor institución de seguridad social que existe en nuestro país".

En la escuela, seguro recordamos, nos decían: “La familia es la célula básica de toda buena sociedad”.

Lamentablemente a esta célula básica se le ha abandonado, los principios cívicos de respeto al prójimo, el amor a la patria, el apoyo mutuo, se han ido desgastando y por ello es necesario que como sociedad y como familias, en el concepto amplio y moderno, nos impongamos, sin tener que llegar a medios coercitivos, una serie de principios éticos, que nos rijan para alcanzar la pacificación y seguridad que tanto anhelamos en el país.

El plan lópez-obradorista no significa de ninguna manera una estrategia de guerra, busca, por el contrario, que la paz sea fruto de la justicia, porque no se puede llegar a ella enfrentando la violencia con más violencia y como lo ha señalado Alfonso Durazo, quien será el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del nuevo gobierno, este plan integral busca garantizar empleo, educación y salud a través de programas de desarrollo y bienestar para reducir la pobreza, y la marginación, así como lograr la promoción de los derechos humanos para mejorar la relación en lo individual y colectivo de la sociedad mexicana.

En fin, estoy convencida que el Plan Nacional de Paz y Seguridad podrá ser exitoso, como señaló el propio Dr. Durazo, “no es posible superar la inseguridad y la violencia mediante soluciones únicas y unidimensionales” a través de una estrategia represiva militar. Por ello, insisto, la estrategia social, como premisa fundamental, tiene mucho más posibilidades de enfrentar la violencia, los asesinatos y la criminalidad, al tiempo que logremos fortalecer nuestros principios éticos, morales, de amor y respeto a los demás y, desde luego a México.

Sin duda las críticas llegarán, serán duras, inmisericordes al cambio que propone López Obrador, sin embargo, en Morena sabemos que los señalamientos serán inevitables y estamos listos para sopesarlos, tomar lo bueno de ellos y desechar la hiel que en muchos de los casos intentará descalificar política y socialmente al gobierno que a partir del próximo 1 de Diciembre sembrará la semilla del verdadero cambio en México.


El pasado miércoles el presidente electo Andrés Manuel López Obrador presentó su Plan Nacional de Paz y Seguridad, cuyo principal indicador es su visión social, su premisa básica es atender la inseguridad y la violencia en el país.

La radiografía la conocemos todas y todos, tiene que ver con la violencia, los asesinatos y la criminalidad en nuestro país que como dijo el Presidente electo, “han llegado a niveles históricos” y han llevado a México a estar entre los países más inseguros del mundo. Esa misma placa nos muestra que “la pobreza, la marginación y la falta de servicios educativos y de salud se encuentran en la base de este auge delictivo que enfrenta México”, por eso, como lo señaló, “es necesario abandonar la visión autoritaria y el uso de la fuerza como estrategia”, es decir, se abandonará la guerra que emprendió Felipe Calderón y continuó Enrique Peña Nieto.

Hay quienes plantean la hipótesis que “no hay una causa directa entre criminalidad y falta de oportunidades económicas o de estudio para los jóvenes”. Si bien no podemos afirmar en forma categórica que la delincuencia responde únicamente a la pobreza y al bajo nivel de estudios, es claro, y así lo confirman estudios nacionales y de organismos internacionales, que al generar más y mejores empleos, acceso a educación, salud y bienestar, se “reduce de forma significativa la base social que haya podido generar criminalidad y se restablece la confianza de los individuos en el colectivo”, como señala el plan de paz y seguridad.

Otro aspecto importante, es que en el Plan de Paz y Seguridad se puede observar que uno de sus ejes principales es el que tiene que ver con una visión y política social que es fundamental, además señala a la familia en México como “la mejor institución de seguridad social que existe en nuestro país".

En la escuela, seguro recordamos, nos decían: “La familia es la célula básica de toda buena sociedad”.

Lamentablemente a esta célula básica se le ha abandonado, los principios cívicos de respeto al prójimo, el amor a la patria, el apoyo mutuo, se han ido desgastando y por ello es necesario que como sociedad y como familias, en el concepto amplio y moderno, nos impongamos, sin tener que llegar a medios coercitivos, una serie de principios éticos, que nos rijan para alcanzar la pacificación y seguridad que tanto anhelamos en el país.

El plan lópez-obradorista no significa de ninguna manera una estrategia de guerra, busca, por el contrario, que la paz sea fruto de la justicia, porque no se puede llegar a ella enfrentando la violencia con más violencia y como lo ha señalado Alfonso Durazo, quien será el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del nuevo gobierno, este plan integral busca garantizar empleo, educación y salud a través de programas de desarrollo y bienestar para reducir la pobreza, y la marginación, así como lograr la promoción de los derechos humanos para mejorar la relación en lo individual y colectivo de la sociedad mexicana.

En fin, estoy convencida que el Plan Nacional de Paz y Seguridad podrá ser exitoso, como señaló el propio Dr. Durazo, “no es posible superar la inseguridad y la violencia mediante soluciones únicas y unidimensionales” a través de una estrategia represiva militar. Por ello, insisto, la estrategia social, como premisa fundamental, tiene mucho más posibilidades de enfrentar la violencia, los asesinatos y la criminalidad, al tiempo que logremos fortalecer nuestros principios éticos, morales, de amor y respeto a los demás y, desde luego a México.

Sin duda las críticas llegarán, serán duras, inmisericordes al cambio que propone López Obrador, sin embargo, en Morena sabemos que los señalamientos serán inevitables y estamos listos para sopesarlos, tomar lo bueno de ellos y desechar la hiel que en muchos de los casos intentará descalificar política y socialmente al gobierno que a partir del próximo 1 de Diciembre sembrará la semilla del verdadero cambio en México.


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